Todas ellas son muy interesantes nutricionalmente: tienen un alto contenido en fibra, que se encuentra especialmente en la piel, por lo que para ingerirla es esencial lavarlas correctamente. Los melocotones, cerezas y albaricoques son ricos en potasio, que ayuda contra la presión arterial y la retención de líquidos (muy asociada al calor del verano), así como en vitamina C y A. Contienen una gran cantidad de agua, convirtiendo estas frutas en un buen recurso para mantenerse hidratado.
Además de incluirlas como piezas enteras en desayunos, comidas y cenas, las frutas con hueso combinan muy bien en ensaladas o platos de verdura en frío. Un ejemplo de comida que cumpla el plato Harvard podría ser una ensalada de tomate de temporada con melocotón, rúcula, cebolla dulce cortada muy fina y mozzarella (50 %), acompañada de una ensalada de pasta y caballa en escabeche (otro 50 %). De postre, un puñado de cerezas con yogur griego y nueces.
Consejos de compra y conservación
🍑 ¿Cuándo comprarlas?
En primavera y verano. Es difícil conseguirlas en otro momento del año. Esto se debe a que tienden a volverse pastosas y a descomponerse si se almacenan en refrigeración mucho tiempo, algo que no ocurre con las manzanas o peras, por ejemplo. Su temporada depende de la variedad, pero en términos generales abarca los meses de mayo, junio, julio y agosto, alargándose algunas incluso hasta septiembre.
Las cerezas tienen la temporada más corta de todas, mayo y junio; mientras que los albaricoques se quedan en las fruterías hasta agosto. Los melocotones empiezan a verse en junio, terminando su temporada en septiembre, así como las nectarinas y las ciruelas.
🍑 ¿Dónde y cómo conservarlas?
Es importante conservarlas adecuadamente para que no se estropeen con rapidez.
- Las cerezas deberán ir inmediatamente a la nevera y colocadas en un recipiente en el que no estén apelmazadas.
- Melocotones, albaricoques y ciruelas pueden mantenerse fuera, siempre sin amontonarse. Estas últimas son bastante delicadas, por lo que conviene vigilarlas en cuanto empiezan a madurar.
- Cuando alcanzan el punto óptimo pueden consumirse o guardarse en la nevera, donde aguantarán una semana. Todas deberían conservarse en el cajón de las frutas y verduras, que tiene una temperatura menos fría que el resto del frigorífico. Para que conserven correctamente su humedad y no se resequen, se pueden colocar dos hojas de papel absorbente debajo de la fruta.
Su lugar en la dieta
Las frutas ocupan un cuarto del plato de Harvard. Las podemos tomar como postre o como añadido en ensaladas, en compota o a la plancha.
🍑 Frutas en compota
Si tenemos mucha fruta madura, puede prepararse una compota sin azúcar que alargará su vida útil cuatro o cinco días.
- 1. Cortar la fruta en gajos.
- 2. Colocarlos en un cazo.
- 3. Cocinar a fuego medio-bajo durante 40 minutos, removiendo de vez en cuando. Truco: si se agarrara en el fondo de la olla, valdría con añadir un poco de agua.
👌 Cómo tomarlo. Este puré concentrado de fruta puede mezclarse con yogur, kéfir o gachas en el desayuno. Se puede aromatizar utilizando especias o hierbas, como el cardamomo, la canela o la hierbabuena.
🍑 Frutas a la plancha
Una buena idea para ponerlas en las comidas es cocinándolas a la plancha. Hay que cortarlas por la mitad o en gajos, retirando el hueso, y hacerlas en una sartén con un poco de aceite o mantequilla a fuego medio-alto hasta que queden un poco tostadas.
👌 Son un acompañamiento delicioso de ternera, cerdo y pollo, así como de pescado azul (sardinas, caballa o bonito).