De entre las enfermedades más contagiosas en la infancia, destaca la enfermedad de la bofetada. Causada por el parvovirus B19, esta infección típica de la primavera apenas da problemas en los menores. Pero, ante el aumento de forma “inusual” del número de casos, como ha sucedido en los últimos meses con el sarampión y la tosferina, las autoridades sanitarias alertan de que puede suponer complicaciones graves a mujeres embarazadas (y a sus bebés) y personas con ciertas patologías. En las siguientes líneas te contamos más acerca de esta afección y qué precauciones se deben tomar.
Europa está viviendo un incremento significativo de la circulación del parvovirus B19. Francia ya lo había notado desde julio de 2023 con datos preocupantes: además de registrar un número “inusualmente alto” de casos pediátricos graves y de abortos espontáneos relacionados con esta infección, en los tres primeros meses de 2024 murieron cinco bebés menores de un año, cuatro de ellos por infección congénita (transmitida por la madre antes de su nacimiento).
En España, por su parte, si bien no es una infección de obligada notificación, el Centro Nacional de Microbiología (Instituto de Salud Carlos III) ha observado una “tasa de positividad más alta en 2023 y en los primeros meses de 2024 en comparación con los años pre-pandémicos”. Así aparece en el último informe al respecto del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC).
En marzo varias comunidades autónomas (Euskadi, La Rioja…) reconocían que se estaba produciendo un repunte de estas infecciones. Y ahora es Navarra la que alerta de la circulación del parvovirus humano, que “causa brotes en centros escolares y colectividades infantiles”, por lo que recomienda que “los niños y niñas con síntomas no deben asistir a clase u a otras actividades”. ¿Por qué? ¿Tan peligroso es este virus?
Qué es el parvovirus B19
El parvovirus humano B19 (Erythrovirus B19) es un virus muy pequeño perteneciente a la familia de los Parvoviridae. Muy contagioso, puede infectar a cualquier persona, aunque sobre todo lo hace a niños (en edad preescolar o escolar), adolescentes y jóvenes. Diferente al parvovirus canino, circula especialmente a final del invierno y en primavera.
Cómo se contagia
El parvovirus humano B19 se transmite principalmente por vía aérea, a través de las gotitas de saliva que se emiten al hablar, toser o estornudar, y por contacto mano-boca. Además, las mujeres embarazadas pueden transmitirlo a sus bebés.
El infectado contagia durante el periodo de incubación (entre 4-28 días) y de forma especial desde cinco días antes de la aparición del síntoma más significativo; una vez que surge, ya no transmite el parvovirus.
Asimismo, este virus puede transmitirse en transfusiones de sangre y productos hematológicos. Y también se han dado casos a través de tatuajes.
Qué causa el parvovirus en los humanos
El parvovirus B19 es la causa de una enfermedad infantil muy común, conocida con múltiples nombres. En la jerga médica se la llama megaloeritema, eritema infeccioso y quinta enfermedad, porque históricamente fue la quinta de las enfermedades comunes de la infancia con sarpullido (por detrás del sarampión, escarlatina, rubeola y enfermedad estafilocócica).
Pero popularmente se la denomina como la enfermedad de la bofetada, porque el signo más típico de esta afección consiste en un eritema intenso en las mejillas, como si al afectado le hubiesen dado una torta en la cara. De hecho, al parvovirus humano B19 también se le conoce como virus del sopapo, virus de la bofetada o virus del cachete.
Signos y síntomas de la enfermedad de la bofetada
Esta enfermedad, por lo general, no es grave, y al pasarla, se consigue que el niño no vuelva a contraerla de nuevo ni de adulto (se hace inmune). Además, en torno al 25 % de los infectados son asintomáticos.
🔴 Cómo empieza el virus de la bofetada
Comienza con síntomas inespecíficos, por lo que es difícil identificarla pronto:
- Dolor de cabeza.
- Dolor muscular y de articulaciones, malestar.
- Mocos.
- A veces, fiebre.
🔴 Cómo saber si mi hijo tiene el parvovirus humano
Al cabo de unos días, brota la erupción típica de la enfermedad en sus dos mejillas y el menor deja de contagiar: durante dos o tres días, una “doble bofetada” pinta de color rojo brillante sus papos.
El exantema aparece después también más tenue en el tronco y se esparce hacia brazos, muslos y nalgas. A veces, en el caso de niños mayores y adultos, pica. Y en ocasiones, su aspecto se confunde con otras manifestaciones cutáneas, por lo que la consulta con el pediatra a estas alturas resulta imprescindible.
Este segundo sarpullido dura en torno a siete días, pero puede que en las siguientes semanas la erupción aparezca y desaparezca o intensifique su intensidad según los cambios de temperatura, la exposición al sol, el estrés y el ejercicio físico.
En el caso de adolescentes y adultos, sobre todo mujeres, puede que sufran dolor en las articulaciones (artrialgia), ya que esta enfermedad también es capaz de producir inflamación en muñecas, rodillas y tobillos (artritis).
Enfermedad de la bofetada: diagnóstico y tratamiento
Como la erupción cutánea es tan característica, no suele ser necesario hacer ninguna prueba más para diagnosticar la enfermedad, aunque en situaciones especiales podría realizarse un estudio de anticuerpos.
En general, el megaloeritema es una enfermedad leve y benigna que no precisa tratamiento. Los peques se recuperan de ella rápido y sin complicaciones. Únicamente sería necesario tomar un analgésico infantil (ibuprofeno o paracetamol), si hubiera fiebre, dolor o malestar.
Pero ¿puedo llevar a mi hijo al colegio o a la guardería si tiene parvovirus? Una vez aparece el exantema, el niño o niña no contagia, por lo que si se encuentra bien, puede acudir al centro escolar sin mayor problema, tal y como recomienda la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).
Complicaciones en embarazadas y enfermos crónicos
Aun así, la enfermedad puede complicarse en imnunodeprimidos, con problemas hematológicos de base o embarazadas. De hecho, en estas personas es donde el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) pone el foco de atención por los riesgos que tiene en ellas la infección por parvovirus:
➡️ Mujeres embarazadas de menos de 20 semanas de gestación
En el 5-9 % de los embarazos con infección de parvovirus puede provocar muerte fetal y aborto espontáneo en las primeras semanas. Hay casos de malformaciones congénitas, pero no suficiente evidencia. Considerando que entre un 30-40 % de las mujeres se podrían infectar, el riego es de bajo a moderado.
➡️ Personas inmunodeprimidas y trasplantadas
La infección puede ocasionarles anemia crónica, pancitopenia (glóbulos rojos, blancos y plaquetas en sangre en menos cantidad de lo normal), pérdida o disfunción del injerto y complicaciones específicas de los órganos (miocarditis, hepatitis…). El riesgo es moderado.
➡️ Personas con enfermedades hematológicas crónicas
A personas con enfermedad de células falciformes, talasemia, anemia hemolítica, etc. el parvovirus humano puede provocarles anemia aplásica transitoria (la médula espinal no produce suficientes células nuevas), que puede ser mortal si no se diagnostica a tiempo. El riesgo también aquí es moderado.
Cómo prevenir la enfermedad de la bofetada
No hay vacuna contra el parvovirus. Además, es muy difícil de prevenir, puesto que es en el periodo de incubación y con síntomas muy inespecíficos —o incluso sin síntomas— cuando más contagia. Así que los expertos recomiendan:
- Extremar la higiene, sobre todo con lavado de manos frecuente con agua y jabón o gel hidroalcohólico.
- No compartir alimentos, bebidas, utensilios o cubiertos.
- Evitar el contacto con enfermos o con entornos donde puede haber: las mujeres embarazadas que tienen un riesgo más elevado de contagio son quienes tienen hijos pequeños y trabajadoras de guarderías y profesoras.