¿Qué es la espirulina azul?
La espirulina es una microalga conocida como Arthrospira platensis , una especie de cianobacteria con forma de espiral. Ha sido utilizada como recurso alimenticio desde hace siglos: hay evidencias de su consumo en la cultura azteca y en distintos países africanos. En el mundo occidental, su popularidad creció especialmente cuando la NASA la incluyó en la dieta de los astronautas.
La espirulina azul, también conocida como «oro azul» por sus teóricas propiedades, es un pigmento extraído de la espirulina. Se comercializa como suplemento alimenticio en forma de polvo o pastillas. Este extracto concentrado contiene (o al menos debería) niveles más altos de ciertos nutrientes, en particular de ficocianina, el pigmento responsable de muchos de los beneficios atribuidos a la espirulina azul.
Propiedades de la espirulina
La espirulina tiene una rica composición nutricional. En 1996, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la catalogó como el mejor alimento del futuro por ser abundante en proteínas y antioxidantes. Según el Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA), estos son los valores que contiene la versión en polvo:
- Contiene vitaminas A, C, B1, B2, B3, B5, B6, folato, E y K.
- Más del 7 % de su contenido lo forman lípidos, incluidos ácidos grasos esenciales.
- Aporta minerales como potasio, selenio, cobre, manganeso, magnesio, fósforo, zinc, calcio, hierro y sodio.
- Posee un 57,5 % de proteínas de alta digestibilidad, lo que la convierte en una opción relevante dentro de las proteínas vegetales para quienes siguen una dieta sin carne.
- Es rica en clorofila y betacaroteno, pigmentos con poderosas propiedades antioxidantes, que ayudan a combatir enfermedades asociadas al estrés oxidativo.
Posibles beneficios para la salud de la espirulina azul
Por sus valores nutricionales, y al ser un pigmento obtenido de la espirulina, el consumo de la espirulina azul suele asociarse con una serie de beneficios para la salud, como el fortalecimiento del sistema inmunológico, la mejora de la digestión, la reducción de la inflamación y el control de los niveles de glucemia en sangre, así como posibles efectos antitumorales.
No obstante, como señala Beatriz Robles, licenciada en Nutrición y Dietética y en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, “todas estas afirmaciones se basan en estudios realizados en animales, cuyos resultados no se pueden extrapolar directamente a los seres humanos. Muchos de estos estudios son con muestras pequeñas y dosis variadas. No podemos asumir que lo que se investiga en laboratorio, aún en una fase inicial, tenga los mismos efectos cuando se consume como suplemento alimenticio para tratar diversas patologías o para ofrecer todos esos beneficios”.
¿Es recomendable tomar espirulina?
Para Robles, la espirulina azul no puede ser recomendada como complemento alimenticio. “No podemos aconsejar su uso porque no hay evidencia que respalde su eficacia. Esto significa que no está regulada como un medicamento y no se conocen las dosis adecuadas ni si contiene otros componentes no declarados”, recalca.
En cuanto a los posibles riesgos, la experta no encuentra en principio muchos problemas de seguridad para el consumo general de cianobacterias, como la espirulina. Sin embargo, advierte que faltan datos sobre su efecto en mujeres embarazadas y lactantes. También sugiere evitar su uso en personas que toman medicamentos debido a posibles interacciones con los fármacos.
Además, la espirulina no está recomendada para pacientes con fenilcetonuria, enfermedades hepáticas, hipertiroidismo, ni ciertas enfermedades autoinmunes. Es relevante mencionar que la espirulina tiene un efecto anticoagulante, por lo que debería evitarse en personas con trastornos hemorrágicos. “Siempre es importante consultar al médico antes de iniciar su consumo”, enfatiza Robles.
La moda de los superalimentos
La espirulina es reconocida como un «superalimento» en diversos contextos debido a sus destacadas propiedades nutricionales. Según Robles, “los superalimentos están de moda porque buscamos soluciones rápidas para problemas complejos como la diabetes, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares, que afectan a gran parte de la población”.
Sin embargo, Robles advierte sobre la necesidad de tomar precauciones. “Suelen ser muy caros e invertir dinero en ellos puede desviar nuestra atención de lo que realmente necesitamos, que es cambiar nuestros hábitos. Además, es importante informarse, ya que pueden interactuar con medicamentos, no ser adecuados para ciertos grupos de personas o no estar bien regulados si se compran por canales no oficiales, como Internet. También pueden contener ingredientes desconocidos que podrían causar problemas. Debemos reflexionar sobre qué queremos lograr con estos complementos alimenticios y considerar si hay alternativas más seguras y efectivas”, concluye.