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La falta de acceso al agua potable puede ser sistémica, como ocurre en muchos países desfavorecidos, donde beber agua de grifo segura es un lujo al alcance de pocos. Sirva como dato que, en 2022, había al menos 1.700 millones de personas que tomaban agua para consumo de fuentes contaminadas con heces. Pero esta carencia también puede ser puntual. Por ejemplo, cuando estamos de excursión por el monte y no hay más fuentes de agua que un lago, un arroyo o un río; o cuando se produce algún desastre natural que afecta la red de saneamiento y las infraestructuras de suministro habitual.
Cómo potabilizar el agua en caso de emergencia
Beber agua sin tratar —también llamada «agua cruda»— sin conocer su origen o si ha pasado por controles de calidad es una práctica de riesgo. Ya sea porque estamos en un sitio al aire libre y las únicas fuentes disponibles son lagos o arroyos, o porque el suministro de agua corriente no puede asegurar su potabilidad (como ha sucedido tras la DANA que afectó a Valencia), es importante tomar algunas precauciones. ¿Cómo se pueden reducir los riesgos de enfermar?
💧 Hervir el agua
Hervir el agua es el sistema más tradicional. Resulta eficaz contra los microorganismos y tiene la ventaja de que no altera el sabor del agua, aunque presenta algunos inconvenientes, como que el agua debe hervirse durante 10 minutos como mínimo. Por tanto, es necesario tener un recipiente adecuado, una fuente de calor y tiempo, tanto para mantener el hervor como para esperar a que el agua se enfríe. En muchos casos —sobre todo, si estamos de excursión o cuando hay emergencias—, nada de esto es posible.
💧 Usar pastillas potabilizadoras
Por esta razón, las pastillas potabilizadoras se emplean a menudo en las zonas arrasadas por los conflictos bélicos o las catástrofes naturales, y también forman parte del kit básico de los senderistas. Ocupan poco espacio, tardan poco tiempo en hacer efecto y garantizan la salubridad necesaria para beber agua sin enfermar. ¿Cómo funcionan estas pastillas?
De qué están hechas las pastillas para potabilizar agua
Iones de plata y de cloro, yodo, trocloseno de sodio… Las pastillas para potabilizar agua contienen diferentes compuestos químicos que actúan contra los microorganismos patógenos y permiten beberla con seguridad. Entre los compuestos más utilizados encontramos los siguientes:
- Compuestos de cloro. Actúan eliminando bacterias y virus, aunque su efectividad contra ciertos parásitos —como Cryptosporidium— es limitada. Algunos ejemplos de estos compuestos son el hipoclorito de sodio (la lejía) o el cloro en forma de trocloseno sódico.
- Dióxido de cloro. Potente desinfectante que elimina bacterias, virus y algunos protozoos. Es efectivo en la desinfección de agua y deja un sabor relativamente neutro.
- Iones de plata. Son un agente desinfectante. Intervienen en el metabolismo de los microorganismos y alteran su desarrollo y reproducción.
- Yodo. Es eficaz contra bacterias y virus, aunque puede dejar un ligero sabor y no es recomendable para uso prolongado o para personas que tienen problemas de tiroides.
Cómo se usan las pastillas potabilizadoras
Las pastillas para potabilizar agua son muy fáciles de utilizar: primero hay que limpiar o colar el agua que vayamos a beber quitándole objetos grandes si los tuviera (por ejemplo, ramas, palillos, etc.); y luego hay que añadir la pastilla y esperar.
Eso sí, es muy importante seguir las instrucciones del fabricante, tanto en la dosis empleada como en el tiempo de espera, ya que no todas las pastillas tardan lo mismo en hacer efecto:
- Algunas marcas solo necesitan 30 minutos en contacto con el agua para eliminar las bacterias y los virus, mientras que otras requieren de dos horas o más. El tiempo necesario depende de los ingredientes activos, pero también de la temperatura y la turbidez del agua.
- En general, la proporción es de una pastilla por litro de agua, pero puede que en algunos casos se necesiten dos. De ahí, la importancia de seguir las instrucciones.
⚠️ Atención a la fecha de caducidad de las pastillas
Este es otro elemento fundamental, ya que las pastillas pierden eficacia con el tiempo. Hay importantes diferencias entre las marcas que se comercializan en la actualidad: algunas pueden durar cinco o diez años, mientras que otras limitan su vida útil a seis meses.
Si compramos pastillas potabilizadoras, tanto para llevar a las excursiones como para tener en casa en una mochila de emergencia, conviene revisar las fechas de caducidad periódicamente.
⚠️ Precaución con el almacenamiento y las mezclas
Las pastillas potabilizadoras son seguras, pero hay que conservar y utilizarlas bien. Para ello resulta clave:
- Mantenerlas en un lugar seco y fresco, ya que la humedad o las altas temperaturas puede reducir su efectividad.
- Guardarlas fuera del alcance de los niños, puesto que consumir una pastilla directamente es peligroso para la salud.
- No mezclar diferentes pastillas o métodos de purificación sin asesoría profesional. Los compuestos químicos que contienen pueden reaccionar entre sí.