Preparar café de puchero fue en su momento un recurso de ingenio y necesidad, cuando en el mercado no había tanta variedad de cafeteras como hoy. Con sólo un puchero, una cazuela o un cazo y un colador de tela ya se podía elaborar. En la actualidad, este método, que podría parecer obsoleto e innecesario, tiene todavía gran cantidad de adeptos gracias a su sencillez y sabor.
La importancia del molido
En grandes comidas y fiestas, el café de puchero es un clásico. Destaca por su sabor particular, que no tiene nada que envidiar al café elaborado con cafetera. Los ingredientes necesarios, además de agua, son café y un poco de achicoria, que aporta un toque de amargor y color. En los tiempos en que las posibilidades económicas eran escasas, la cantidad de achicoria era mayor debido a la carestía del café. En la actualidad, sin embargo, ha pasado de ser un ingrediente casi necesario, si bien el buen café infusionado se consigue con un grano tostado y molido de calidad.
Para cualquier tipo de preparación de café lo indicado es moler el grano antes de usarlo
Para preparar un buen café es necesario que el molido se realice momentos antes de utilizarlo. No influyen tanto el tipo de cafetera ni el método. Un café recién molido se distingue con claridad de otro elaborado varios días antes, sobre todo, en cuestión de aroma.
Si se compran paquetes de café molido y envasado al vacío, es preferible que, una vez abiertos y consumida la cantidad que se necesita, se envase de nuevo al vacío para que conserve mejor el aroma. Conviene además moler el grano minutos antes de tomarlo.
Paso a pasos
La parte básica de esta preparación consiste en colocar al fuego un puchero, cazuela, cazo o similar, con agua. Se tapa y, cuando el agua hierve, se saca del fuego y se agrega la achicoria con mucho cuidado, ya que con al contacto con el agua muy caliente tiende a salir demasiada espuma. Si la cazuela está muy llena, puede derramarse.Después se agrega el café molido y se mezcla hasta que se forme una crema espumosa en la superficie. Entonces se cubre la cazuela con una tapa, se deja reposar durante diez minutos y, transcurrido este tiempo, se cuela el café a otra cazuela que esté caliente o se vierte en una cafetera. En esta operación se utiliza un colador de tela para eliminar todos los posos del café y de la achicoria.
La cantidad recomendada es de unos 100 g de café por cada litro y medio de agua y dos cucharadas soperas colmadas de achicoria, aunque depende del gusto de cada uno; el toque de quien lo elabora varía el resultado final. Un aspecto que se debe tener en cuenta es que el café no debe hervir dentro del agua ya que amarga en exceso.