Las ventas de comercio justo descendieron en 2008, pero los artículos más vendidos repitieron pódium. Gusta la artesanía y, sobre todo, los productos de alimentación. La crisis económica parece ser la causa de esta bajada, junto con el techo que las ventas alcanzaron en 2007. Por ello, hay que impulsar este modo de intercambio que beneficia a los países del Sur. El Comité de las Regiones de la Unión Europea adoptó a comienzos de febrero, de forma unánime, una opinión a favor del comercio justo. Abogó por una estrategia europea y un plan de acción “favorable”.
Los productos de comercio justo tienen un valor añadido. Quien los compra, no sólo se convierte en propietario de un producto único, elaborado de manera artesanal (en el caso de los complementos), sino que ayuda a fomentar unas relaciones comerciales justas. Sin embargo, la crisis también ha afectado a este modo de intercambio y las ventas descendieron un 2,9% en 2008. El informe «El Comercio Justo en España 2009. Cuestión de género», elaborado por Setem y la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, así lo desvela.
Los productos preferidos repiten: artesanía y alimentación copan las ventas. Los primeros son originales, no se fabrican en serie y ahí reside su principal atractivo. Los segundos garantizan además una producción respetuosa con el medio ambiente. Quizá por eso cada año aventajan más a los anteriores. «La relación entre ambos se ha invertido casi exactamente en la última década», precisa el estudio. Ahora se vende cerca de un 56% de alimentos de comercio justo y un 36,4% de productos artesanales.
La cesta de la compra de comercio justo se compone, en especial, de café, cacao, productos elaborados y azúcar
¿Pero cómo se compone la cesta de la compra de comercio justo? En especial, con café, cacao, productos elaborados y azúcar. Respecto a la artesanía, se eligen sobre todo complementos y artículos de decoración, además de productos textiles para el hogar (las ventas se han multiplicado por seis desde el año 2000), ropa y juguetes. Todos estos productos proceden de un total de 43 países. Los últimos en sumarse a la lista han sido Haití, Mozambique y Nigeria. En su mayoría, los alimentos se cultivan en Latinoamérica (café tostado, azúcar y elaborados), mientras que la artesanía tiene su origen en los países asiáticos.
Origen y problemática
La Asociación del Sello Fairtrade-Comercio Justo promociona la marca de garantía para estos productos. Este año repite la campaña Mes Sello Fairtrade, que en 2009 cosechó un gran éxito, con actividades en la calle y el apoyo de particulares, colegios, organizaciones, empresas, ayuntamientos o grupos de voluntarios.
Su objetivo es sensibilizar a la población para promocionar este modo de intercambio y los principales productos. La campaña recuerda que el café fue «el primero en llevar el sello de comercio justo». «La idea se puso en marcha cuando Frans van der Hof, un misionero holandés residente en México, pudo comprobar la desesperación de los productores de café en Oaxaca. Vendían su café a intermediarios a precios de usurero», explica. El origen del café en la actualidad se reparte entre África, Asia y América Latina.
El cacao es uno de los alimentos más conflictivos y la caña de azúcar, uno de los productos básicos más difíciles de cultivar
Respecto al cacao, es uno de los alimentos más conflictivos ya que, según afirma la Asociación, «la dificultad de subsistir en el cultivo del cacao ha generado un incremento en el trabajo infantil e incluso la esclavitud». Esto sucede en países como Mali, Burkina Faso, Benin y Togo. La Coordinadora Estatal de Comercio Justo asegura que en la zona occidental de África el cacao es básico en la economía. «Sin embargo, por cada tableta de chocolate que se vende a 1,20 euros, los agricultores reciben el equivalente a 2 céntimos», precisa.
La caña de azúcar destaca por ser «uno de los productos básicos más difíciles de cultivar y cosechar». El objetivo en su caso es garantizar «ingresos más altos para los productores» en los países en vías de desarrollo y su acceso a mercados internacionales. En cuanto a los productos textiles, se intenta, sobre todo, que el cultivo de este material no cause desastres medioambientales debido al uso de insecticidas.