Dos de cada diez niños de la Unión Europea (UE) viven en situación de pobreza. Los recursos que se destinan para evitarlo parecen insuficientes y las diferencias con respecto al resto de infantes se acrecientan a consecuencia de la crisis económica. En España, la bolsa de pobreza es mayor: se llena con uno de cada cuatro niños.
Hasta el 20% de los niños que residen en Europa lo hacen en condiciones de pobreza. En España son el 24%. La pobreza y la exclusión social en la infancia es un grave problema. En las últimas semanas, éste ha sido el mensaje que han recalcado diversas entidades dedicadas a luchar contra esta situación. En Cataluña, Fedaia ha animado a los municipios del área metropolitana de Barcelona a duplicar las partidas presupuestarias para reducir la pobreza infantil en un 50% hasta el año 2015. Esta federación, que agrupa a las entidades que trabajan en la comunidad autónoma con niños y jóvenes desamparados o en riesgo de exclusión social, ha organizado el primer «Parlamento metropolitano» para tratar éste y otros asuntos de interés local.
España registra una de las tasas de pobreza infantil más elevadas de la UE, sólo por delante de Bulgaria, Letonia y Rumania
El director de Política Social y Análisis Económico de UNICEF, Gaspar Fajth, ya advirtió el pasado año de que «los niños españoles están más expuestos a la pobreza que los niños de otros países que integran la OCDE». Pero preocupa, sobre todo, que en los últimos años las cifras han aumentado y España registra ya una de las tasas de pobreza infantil más elevadas de la Unión Europea.
El informe «Innocenti Social Monitor 2006», del Centro de Investigaciones Innocenti, elevó a 18 millones la cifra de niños en situación de pobreza extrema en Europa suroriental y en la Comunidad de Estados Independientes (CEI). «Uno de cada cuatro niños de la región vive en un hogar donde el ingreso diario no llega a los 2,15 dólares», señaló entonces UNICEF. El estudio destacaba cómo, a pesar de que sólo el 20% de la población de Bulgaria son menores, la tasa de pobreza infantil ronda el 8%. Fedaia ha recordado hace unos días que Bulgaria, junto con Letonia y Rumania, son los únicos países que siguen a España en cuestiones de pobreza infantil. El resto está por delante.
Cómo afecta la crisis
El último informe de Innocenti, correspondiente a 2009, destaca cómo el crecimiento económico experimentado hasta 2008, cuando comenzó la crisis, permitió mejorar muchos indicadores de bienestar infantil. No obstante, también subraya que las desigualdades se han hecho más patentes. Los países de la CEI han sido los más perjudicados. De 2000 a 2007 fueron la región de todo el mundo que creció más rápido, la renta per cápita aumentó más de un 7% por año. Sin embargo, fue en este mismo periodo cuando, según el estudio, más se acrecentaron las diferencias entre las regiones más pobres y otras, como Eslovenia, con mayor prosperidad.
«En Europa se condena a uno de cada cinco niños a la marginación en la etapa adulta», aseguran Fedaia y Eurochild
Fedaia ha apostado por «aprovechar el esfuerzo que se hace para salir de la actual crisis económica» e impulsar un nuevo modelo de crecimiento «que considere la protección a la infancia y las familias como una prioridad política y social». Así lo manifestó su presidente, Jaume Clupés, durante la celebración del citado «Parlamento metropolitano». Además, aprovechó para proponer que haya al menos un centro abierto por cada 20.000 habitantes, puesto que la educación es «una de las herramientas más útiles de prevención».
Todo esto sucede en 2010, Año Europeo de lucha contra la pobreza y la exclusión social. El continente se ha convertido en una sucesión de ciudades que contrastan entre sí por su calidad de vida y las particularidades de sus ciudadanos, por lo que esta iniciativa pretende sensibilizar a todos sus habitantes para que colaboren en la consecución, al menos, de unas condiciones de igualdad.
En 2004, Cáritas Europa publicó el estudio “Los rostros de la pobreza en Europa”, en el que resaltaba como “los grupos más preocupantes” a las familias formadas por padres solos, “en especial las madres solteras”, las familias numerosas, con miembros enfermos, migrantes o en situación de desempleo, entre otras. Este dato es relevante, puesto que, tal como han alertado Fedaia y Eurochild, “la pobreza y la exclusión social se hereda de padres a hijos, lo que significa que en Europa se condena a uno de cada cinco niños a la marginación en la etapa adulta”.
Ambas entidades han suscrito un manifiesto para solicitar a los líderes europeos que hagan “todo lo posible por acabar con la pobreza y la exclusión social”. En él se aportan las claves para ello, que se resumen en siete:
- Escuchar a todos los niños y fomentar la participación infantil.
- Garantizar el acceso universal a todos los servicios.
- Lograr que todos los niños tengan las mismas oportunidades.
- Apoyar a los menores más vulnerables.
- Apostar por la prevención.
- Respaldar a las familias porque son quienes “mejor pueden cuidar a los niños”.
- Destinar los recursos suficientes al bienestar de la infancia.