Las entidades bancarias, en su intento por ganar clientes en un marco tan desfavorable como el actual, ya no saben con qué producto reinventarse y sorprender a la ciudadanía. Han bajado más al terreno y diseñado una fórmula que brinda numerosas ventajas para el usuario, ya que le ayuda a: ser más ordenado con sus pagos, estabilizar el presupuesto anual y disfrutar de una mayor comodidad, a la hora de realizar una tarea poco grata como la de pagar las facturas. Con el pago único, como se explica a continuación, es el usuario quien escoge qué recibos desea agrupar en un solo abono cada mes.
Agrupar recibos: cómo funciona
Entre todos los recibos, se pueden elegir todos los domiciliados en la entidad o solo algunos, según decida el cliente. Tampoco tienen por qué ser los más frecuentes -aquellos que se pagan cada mes-, sino que cabe la opción de incluir los que se abonan con diferente periodicidad como el Impuesto de Bienes Inmuebles o el seguro del coche. Lo que no se permite, por lo general, es incluir en esta «tarifa plana» los recibos de la tarjeta de crédito, la amortización de préstamos o los emitidos por las entidades financieras.
No se permite incluir en la «tarifa plana» los recibos de la tarjeta de crédito o la amortización de préstamos
Una vez escogidos los recibos, el banco suma de modo automático los importes que el cliente ha abonado en el último año por estos servicios y le añade un tanto por ciento. Este porcentaje se aplica por el incremento anual que pueden sufrir los precios o la desviación en el consumo. La cantidad resultante se divide entre 12. El resultado será la cuantía fija que pague el cliente cada mes durante un año, sin importar si varía o no su consumo o el precio de sus recibos. Es un pago mensual único y constante.
Algunas entidades ponen a disposición de los ciudadanos simuladores en sus páginas web con los que pueden hacerse una idea de lo que han pagado durante el último año y lo que abonarán cada mes si contratan el recibo único. Lo cierto es que no se paga más ni menos, sino de otra forma: de manera agrupada. Esto puede hacer más sencillo el manejo del presupuesto familiar.
Pagar más o menos de lo que corresponde
En este tipo de contratos se busca que la diferencia entre lo que ha pagado el cliente al cabo de 12 meses y el importe de los recibos sea casi igual a cero, pero no siempre tiene por qué ser así.
Cabe la posibilidad de que, al finalizar el año de contratación, en el momento de recalcular la cuota, el usuario haya pagado con esta «tarifa plana» más dinero del que le correspondería. Esto se puede deber a que haya consumido menos gas, luz, agua, haya ahorrado en el teléfono o le hayan bajado el precio de los seguros contratados. Si así sucede, la entidad ofrece al cliente dos opciones: le pueden ingresar este dinero que ha pagado de más en la cuenta asociada, o puede servir como una aportación extra para calcular la nueva cuota mensual que el cliente pagará durante el siguiente año si desea continuar con este servicio.
También se puede dar el caso contrario, que el consumidor haya gastado más que el año anterior y que el importe de los recibos esté por encima de la cuota única mensual. En este caso, el cliente deberá afrontar los gastos extra, bien mediante su abono al banco o por medio de un crédito gratuito del que dispone el contratante del recibo único. Al recalcular la nueva cuota que pagará durante el año siguiente se tiene en cuenta este dato, algo que puede aumentar la tarifa mensual fija de los siguientes 12 meses.
Control del gasto
Para que el cliente pueda seguir el control sobre lo que paga, el banco le envía cada mes un recibo en el que se detalla el importe que ha abonado por cada servicio (luz, agua, gas, seguros, Internet, teléfono, etc.). En este extracto también se reflejan otros datos como el coste que tiene para el usuario la agrupación de las facturas, el saldo anterior y el actual en la cuenta, o si se ha efectuado alguna retrocesión de recibos. El servicio tiene un coste mensual de entre 1 y 2 euros, según la entidad, y puede reducirse si se contrata asociado a otros productos.
El servicio tiene un coste mensual de entre 1 y 2 euros, y puede reducirse si se asocia a otros productos
Algunos bancos brindan la posibilidad de agrupar determinados recibos de manera gratuita, sin aumentar el coste, cuando el cliente firma varias pólizas con la entidad. De este modo, el seguro de salud, el de accidentes, el de vida, el del vehículo o el del hogar se pagan de manera agrupada, con una «tarifa plana» que no varía mes a mes.
La principal ventaja del servicio de agrupación de recibos es que ayuda al usuario a estabilizar su presupuesto, porque sabe que todos los meses abonará la misma cantidad por el conjunto de sus recibos. Así se evita que en determinadas fechas en las que coinciden varios pagos de importe elevado los gastos se disparen y se genere un desequilibrio con otras mensualidades en las que el consumo es más reducido.