Los trámites necesarios para trasladar todo el dinero a otra entidad no son muy costosos, pero hacen que muchas personas permanezcan años con sus ahorros en la misma sucursal aunque no les sea rentable. Pero conviene hacer cuentas y comprobar los gastos que supone mantener productos financieros en un determinado establecimiento bancario, ya que con bastante frecuencia compensa variar de entidad. Como se señala en este artículo, el cambio puede ser favorable, ya sea por la mejor remuneración con que se recibe a los nuevos clientes o por la ausencia de gastos y comisiones que prometen algunos bancos y cajas, entre otras razones.
1. Más intereses en los depósitos
Bancos y cajas premian a sus nuevos clientes con depósitos que reportan intereses más elevados que los obtenidos por las personas que llevan un tiempo con ellos. Una relación de años con la sucursal no es, en este caso, sinónimo de buenas condiciones económicas.
Las entidades necesitan liquidez y durante un tiempo ofrecieron una elevada rentabilidad a los ciudadanos que ingresaban su dinero. La denominada guerra de depósitos consistía en una lucha de bancos y cajas por captar fondos externos, a cambio de un interés que rondaba el 4% anual para depósitos a seis meses o un año. Pero se intervino para poner fin a la pugna y se estableció mediante un decreto que quienes ofrecieran un interés más elevado tendrían que aportar más dinero al Fondo de Garantía de Depósitos.
No obstante, bancos y cajas cuentan aún con depósitos bien remunerados los seis primeros meses e, incluso, un año completo. La opción de cambiar es atractiva para ahorradores que quieran una alta remuneración por su dinero y no les importe hacer trámites de vez en cuando para obtener unos intereses elevados.
2. Menos comisiones
Otro de los motivos para llevarse el dinero a un banco diferente son las elevadas comisiones que pueden exigir al cliente en la entidad donde guarda sus ahorros. Lo óptimo sería conseguir que no le cobraran nada por el mantenimiento de la cuenta, la tarjeta de crédito o las transferencias, pero lo más frecuente es que lo hagan. En una época en que cada euro cuenta, hay que estudiar con claridad lo que el banco cobra por los servicios que proporciona y, si el usuario encuentra otra propuesta más rentable -y tiene libertad para hacerlo-, analizar si variar de entidad.
Si hay opción de no pagar, y nada ata al cliente al banco, lo aconsejable es cambiarse. Cuando hay una obligación contractual de mantener un producto, como la cuenta corriente, es posible dejarla en la sucursal con un saldo mínimo y operar con otra que no tenga comisiones.
3. Ventajas en la hipoteca
El ahorro en los gastos de la hipoteca es una de las razones que año tras año provoca un trasvase de clientes de una entidad a otra. Librarse de los gastos excesivos, cláusulas, altos intereses, comisiones y de la obligación de contratar un elevado número de productos adicionales es posible, pero las hipotecas no siempre carecen de letra pequeña.
Si un usuario tiene más de 100.000 euros, debería llevar parte de sus ahorros a otra entidad
Antes de irse a otra entidad, hay que sopesar los pros y los contras, sobre todo porque los contratos de este tipo de créditos son de larga duración y los beneficios que pueden obtenerse son altos. Los comparadores de hipoteca de los distintos portales de Internet ayudan a hacerse una idea, pero después hay que ir a la oficina y aclarar las dudas.
4. Beneficios al domiciliar la nómina
Bancos y cajas luchan por conseguir la nómina de los trabajadores, ya que les supone ingresos periódicos y continuados, un dinero con el que pueden contar de forma bastante segura. Por este motivo, lanzan con frecuencia campañas para captar clientes nuevos.
Las personas que tienen su mensualidad domiciliada en una entidad apenas reciben por ella beneficios, salvo en algunos casos, la exención del pago de comisiones en el mantenimiento de la cuenta. Sin embargo, quienes cambien su nómina de entidad pueden obtener grandes ventajas.
Antes de hacer el cambio, hay que estudiar bien qué ofrecen y pensar que, al pedir una hipoteca o un crédito, las condiciones serán mejores con la nómina domiciliada. Por tanto, es mejor no atarse durante demasiado tiempo con un banco solo por el regalo. Si por el contrario el nuevo establecimiento hace una oferta interesante que no suponga una permanencia excesiva, el cambio puede reportar bastantes beneficios al usuario.
5. Descuento en recibos domiciliados
Otra de las posibles ventajas es la devolución de un porcentaje del dinero que se paga en los recibos domiciliados. Aunque la cantidad no es en general muy elevada, sí supone unos euros cada mes. Si por la comunidad de vecinos se abonan 100 euros y la devolución es del 2%, el usuario contará con dos euros más en su cuenta.
Si se suma a otros gastos como teléfono, Internet, electricidad o los seguros de salud, el coche o la vivienda, el ingreso es importante, por lo que muchos clientes pueden optar por traspasar sus recibos.
6. Superar el dinero que asegura el Fondo de Garantía de Depósitos
Cuando una entidad sufre una crisis que le impide hacer frente a su compromiso con los clientes, como una quiebra, el Fondo de Garantía de Depósitos -del que forman parte todos los bancos y cajas españoles- permite que cada titular obtenga hasta 100.000 euros del dinero que tenía depositado. Es decir, si el cliente tenía 20.000 euros, recuperará todo, pero si guardaba 300.000, solo obtendría 100.000 euros.
Por tanto, las personas que tengan más de esta cantidad en un solo banco, deberían diversificar sus ahorros y trasladar parte de este dinero a otro establecimiento bancario. De esta forma, en caso de quiebra de la entidad, podrían reembolsarle todo su dinero.
Los bancos y cajas europeos que operan en España están sujetos a una regulación similar en sus respectivos países, por lo que si sufrieran una grave crisis, sus clientes españoles también están cubiertos por la garantía de 100.000 euros.
7. Pocos cajeros o sucursales en la ciudad
En ocasiones, los clientes están contentos con su banco y no les gustaría cambiar, pero les resulta muy difícil hacer las gestiones del día a día, ya sea porque la oficina se encuentra lejana a su domicilio o porque hay pocas sucursales o cajeros en la localidad donde viven.
El cambio de banco resulta en estos casos más difícil, pero en ocasiones mejora mucho las operaciones que tiene que realizar el usuario.
8. Descontento con el trato del banco
Un motivo para llevarse el dinero a un banco diferente son las elevadas comisiones que exigen al cliente
Uno de los principales motivos para contratar los servicios de otro establecimiento financiero es el descontento del cliente con el trato que recibe. Si bien muchas veces es la relación de confianza lo que mantiene a una persona en el banco, en otras ocasiones, quienes llevan muchos años como clientes no reciben el trato que se merecen. El interés por captar nuevas inversiones hace que la persona que lleva años en la entidad quede relegada.
Algunas oficinas acumulan colas larguísimas para sacar dinero o hacer los pagos, debido al recorte en personal. Otras veces, no ofrecen buenas condiciones económicas a gente que ha sido fiel a la entidad, cobran por todo o han ocultado la letra pequeña a sus clientes.
Si el descontento se debe a un trato incorrecto por parte de un empleado -con independencia de que sea un cajero o el director-, es mejor dejar constancia de ello de modo verbal o por escrito antes de abandonar la entidad.
En ocasiones, es el banco quien no se porta bien con uno de sus trabajadores (los despiden, jubilan o trasladan de modo forzoso), y los clientes que llevan años con él protestan y se llevan el dinero que tenían en la sucursal.
9. Motivos éticos
Fraude fiscal, dinero de los directivos en paraísos, financiación de actividades poco lícitas… Aunque no es lo habitual, de vez en cuando saltan a los medios de comunicación noticias que informan sobre la actuación de entidades financieras que no gustan a los clientes.
No en vano, la ilegalidad se comete con el dinero que tiene depositado el usuario en el establecimiento bancario. Esta es otra de las razones por las cuales algunas personas deciden cambiar de entidad.
10. Ahora por Internet es más fácil
Antes, irse a otra entidad conllevaba visitar varias oficinas, conocer las condiciones de cada banco, esperar largas colas e informarse personalmente. Ahora, a través de Internet se pueden consultar las ventajas que proporciona cada establecimiento y tomar una decisión de manera más rápida.
Si el cambio se hace a una entidad on line, también es más sencillo porque se puede realizar desde casa con el ordenador. La seguridad es la misma que en los bancos físicos, pero la comodidad y la amplitud de horarios es superior.
Una vez que el cliente decide cambiar de banco, tiene que abrir su cuenta en la entidad elegida. En la sucursal a la que acuda le ayudarán a realizar los trámites y le informarán sobre los pasos que debe seguir para poner fin a la relación con la otra empresa.
Una vez que tenga el nuevo número de cuenta, hay que dirigirse al departamento de personal del trabajo -o en su caso, comunicarlo a las oficinas del servicio de desempleo o al organismo que abone la pensión- y dar los datos de la nueva cuenta para que ingresen en ella el dinero.
Después se hace lo mismo con los recibos domiciliados. Ya sea por teléfono, en persona o por escrito, el consumidor da los nuevos dígitos a la compañía eléctrica, telefónica, de seguros… para que pasen el cargo a la cuenta de la entidad con la que han contratado.
En el banco o la caja de ahorros con que se quiere terminar la relación hay que cerrar la cuenta. Es bastante frecuente dejarla abierta con una pequeña cantidad de dinero o con saldo cero, pero por lo general, en estos casos, la entidad cobra comisiones de mantenimiento, de manera que el depósito se extingue y el cliente corre el riesgo de que le cobren intereses por el descubierto.
Para cerrar la cuenta es necesario que se personen todos los titulares con su DNI. Antes hay que sacar el dinero y llevárselo, bien en metálico o por una transferencia. Es más cómodo que sea el nuevo banco quien lo pida. A menudo, es gratuito por el convenio que firman las entidades entre sí.
No hay que olvidarse de otros medios de pago como las tarjetas. También hay que anularlos porque, de lo contrario, se cobrarán las comisiones.
En todo caso, es conveniente esperar un tiempo entre la apertura de una cuenta y el cierre de otra por si queda algún recibo sin pagar o alguna compra realizada con la tarjeta, cuyo cobro no se ha hecho efectivo.