Por fin llegan las vacaciones de verano. Después de tantos meses en los que muchas parejas apenas se ven por culpa del trabajo y las obligaciones domésticas, ahora tienen todo el tiempo del mundo para estar juntos. Además, quienes se lo pueden permitir, tienen el aliciente de realizar algún viaje. Este periodo debería ser una época para afianzar la relación. Sin embargo, según el Instituto de Política Familiar, un tercio de las rupturas se registra después del verano. En este artículo se explican los motivos del incremento de rupturas tras las vacaciones y se aportan recomendaciones para superar el verano en pareja.
Para muchas parejas, las vacaciones de verano pueden convertirse en el punto y final para su relación. Arantxa Coca, terapeuta de pareja, pone el acento en que «el verano no es el culpable». Ocurre que las parejas que estaban mal, aunque no fueran conscientes de ello, se resienten mucho por el hecho de compartir más tiempo juntos. Si una pareja está bien, no supondrá ningún problema. Pero si tiene una crisis latente, que durante el resto del año queda en segundo plano debido a la actividad diaria -trabajo y niños-, cuando llegan las vacaciones, no hay excusas para afrontarla. Deben estar juntos muchos días. «Y eso es una prueba de fuego», afirma Coca.
Parejas en crisis: cuidado con idealizar las vacaciones
Pasar unos días en la playa, realizar una escapada a alguna ciudad europea o irse de safari son proyectos muy estimulantes. Muchas parejas que son conscientes de que no pasan por una buena época creen que las vacaciones serán la solución. Opinan que, por el hecho de poder divertirse o descansar, encontrarán el elemento que les falta en la relación. «Sin embargo, es un error porque, por muy fantásticas que parezcan, no salvan una relación», insiste Coca. Además, hay quienes tienen mayores e irreales expectativas en sus vacaciones y la frustración posterior es muy importante.
Uno de los principales problemas de las relaciones de pareja es el poco tiempo para la intimidad
Entonces, ¿qué buscan las parejas en crisis durante el verano? «Sienten que hay una distancia entre ellos y que ya no comparten la intimidad que les mantenía unidos, y quieren conectar de nuevo», explica la experta. Además, ante una crisis de pareja, las relaciones sexuales resultan a menudo muy afectadas, tanto en cantidad como en calidad. Muchas parejas se sienten obligadas a practicar más sexo durante el verano. Creen que deben tener relaciones desde la primera noche de vacaciones, aunque prefieran dormir porque están cansados del viaje o ver una película en la televisión.
De igual modo, cuanto más lejano, exótico y caro es el viaje, «mayores son las expectativas que tienen depositadas en él». Algunas parejas apenas viajan y, cuando pasan por un bache, deciden hacer una gran escapada. «Es un síntoma de que buscan, en algún país lejano, algo que no tienen en su vida cotidiana. Quieren una segunda luna de miel», explica Helena Trujillo, psicoanalista de la Escuela Grupo Cero y terapeuta de pareja. Muchas personas idealizan las vacaciones y el amor. Esta combinación es, a menudo, una auténtica bomba de relojería.
«Piensan que en verano deben estar todo el tiempo juntos, pasarlo bien siempre, practicar mucho y mejor sexo, sentirse enamorados cada minuto. Pero eso es imposible», considera Trujillo. Es fundamental relajarse y dejar espacio al otro, porque si no, será muy difícil que este periodo sea positivo. Hay personas que piensan que solo determinadas acciones demuestran el amor de su pareja por ellas, como pasear por la playa. De lo contrario, creen que esta no las quiere, pero esto no es cierto. Hay que dejar de lado las idealizaciones.
Cómo superar el verano en pareja
Una vez asumido que unas vacaciones no van a arreglar una relación que no funciona, se pueden poner en práctica una serie de consejos para evitar las frustraciones, en la medida de lo posible.
Hay que empezar por el principio. El primer día, tras varios meses de estrés laboral y familiar es imposible desconectar, hay que aceptar que se necesitan cuatro o cinco días de adaptación. No se puede pasar de jornadas maratonianas en el trabajo y en el ámbito doméstico, al relax total. «El cerebro necesita varios días para reducir la velocidad poco a poco, sobre todo, si se tiene una profesión muy estresante y con mucha vida social. Hay que adaptarse a otro ritmo», explica Trujillo.
Los expertos recomiendan siempre poner sobre la mesa los deseos de cada uno. Embarcarse en un largo viaje o quedarse en una casa rural con varias parejas puede ser una tortura, si no apetece y la pareja está mal. Las vacaciones son para relajarse, divertirse y desconectar. Coca aconseja a quienes pasan por una mala época que «no se compliquen con un viaje lejano, lleno de incomodidades y muy largo». Anima a compartir cuatro o cinco días en un lugar tranquilo, cerca de casa.
Un aspecto que se debe tener en cuenta es el carácter de los miembros de la pareja. Ambos deben tomar conciencia de cómo funciona la relación. Si son tranquilos y poco amigos de complicaciones, es preferible la opción del hotel cercano. Si necesitan actividades para sentirse bien, hay que buscar una alternativa más activa.
También hay que ser cuidadosos con las discusiones. A pesar de que casi todas las parejas discuten, en el caso de una pareja en crisis se puede caer en reproches muy duros, que empeorarán la situación. Trujillo propone «hacer lo mismo que cuando discutimos con el jefe o un compañero de trabajo: tomar distancia, acotar las discusiones al tema en cuestión, no sacar viejos reproches y, si no se llega a un acuerdo, aparcar el tema de disputa».
Pareja en crisis: opciones para antes, durante y después
«Tú con tus amigos, yo con los míos». No parece una mala opción tomarse unos días de vacaciones por separado, aunque no es una costumbre muy extendida en España. No obstante, según los días que se prevea pasar juntos -en algunos casos hasta 30 días o un mes-, parece poco aconsejable compartirlos todos con la pareja si la relación está en horas bajas. «Es una buena opción, tanto para parejas en crisis como para otras que funcionan bien», opina Coca. «Una recomendación es que terminen el periodo vacacional juntos, para compartir experiencias y enfocar el regreso a la rutina». No hay que pasar siempre cada minuto juntos, durante todos los días. «Hay que dejar espacio al otro, pero esta generosidad debe ser recíproca», aclara.
Embarcarse en un largo viaje puede ser una tortura si la pareja está mal
A pesar de que el mes de agosto es el mes de vacaciones por antonomasia, no parece que sea el más tranquilo para los terapeutas, como señala Trujillo: «Muchos acuden a la consulta porque no están bien con su pareja y temen estos días o porque no saben si irse juntos o no». ¿Qué deben hacer las parejas en crisis durante el verano con respecto a su tratamiento? «Yo siempre aconsejo no interrumpir la terapia de pareja, igual que también aconsejo hacer algunas sesiones más intensas antes y después de las vacaciones», añade.
A las parejas en crisis que pongan muchas expectativas en sus vacaciones de verano les costará encontrar el desenlace que esperan. Es entonces cuando llega el desencanto. Si este periodo no ha sido como se deseaba, las parejas, tanto en crisis como no, deben ser muy cuidadosas con el regreso a la rutina. Este es uno de los motivos por los que se recomienda retornar con un par de días de antelación a la vuelta a la vida laboral. Los expertos aconsejan no tomar decisiones drásticas tras unas malas vacaciones, ya que surgen demasiadas emociones como para elegir con claridad. «Es mejor entrar de nuevo en la rutina para ver las cosas con más perspectiva», afirma Trujillo.
Los hijos son una gran fuente de satisfacción para sus padres y, cuando llegan las vacaciones de verano, es normal que quieran dedicarles mucho tiempo. Por un lado, desean disfrutar de ellos, y, por otro, se sienten en deuda por el poco tiempo que les dedican el resto del año. Pero uno de los principales problemas de las relaciones de pareja en que ambos trabajan y tienen hijos es el poco tiempo del que disponen para la intimidad.
La pareja necesita tiempo para sentir que son más que un padre o una madre. Helena Trujillo señala que “quizá el motivo primero de las parejas en crisis es la falta de comunicación e intimidad”. Para evitarlo, propone que “las parejas que crean que necesitan estar solos, no se sientan culpables por dejar a los niños unos días con sus abuelos o en unos campamentos”.