Prolongar la hipoteca hasta los 90 años

La elevada esperanza de vida y la necesidad de alargar el plazo de amortización han favorecido el diseño de préstamos que alcanzan a nonagenarios
Por Laura Caorsi 28 de agosto de 2010
Img piso nuevo

Hasta ahora, no se había dado con una vía de financiación para que clientes de hasta 90 continuaran amortizando las hipotecas de sus pisos. Esto ha cambiado, y la razón estriba en el aumento de la esperanza de vida de los españoles, las dificultades para llegar a fin de mes y la necesidad de rebajar la cuantía de las cuotas mensuales de los préstamos para vivienda. Está previsto qué hacer en caso de fallecimiento de sus titulares: los herederos decidirán si continúan con los pagos de las cuotas restantes o si, por el contrario, liquidan la hipoteca, como sucede en las “hipotecas hereditarias”.

Cuotas más bajas, pero durante más tiempo

Las hipotecas con tope en los 90 años son, más que un nuevo producto financiero, una evolución de los que ya existen. No se trata de amortizar el préstamo durante nueve décadas, ni de constituir la hipoteca a los 90 años de edad, sino de prolongar el periodo de pagos hasta que el cliente tenga esos años. Por esta razón, el público al que apunta esta opción está bien definido.

El modelo, que de momento sólo gestiona una entidad en todo el país, va dirigido a personas de mediana edad -en general, de entre 55 y 60 años- con un elevado nivel de endeudamiento y pocos años por delante para terminar de pagar su hipoteca. Es decir, personas con dificultades para llegar a fin de mes que ya tienen un préstamo en marcha y que, hasta ahora, debido a su edad, no podían extender más los plazos de amortización para reducir el monto de las cuotas. Por ejemplo: los clientes de 60 años que disponen de apenas un lustro para saldar sus deudas pueden renegociar los pagos de sus capitales pendientes hasta 25 años más, cuando cumplan los 90 años.

Es una hipoteca destinada a sino prolongar el periodo de pagos hasta que el cliente tenga 90 años

La alternativa de prolongar la vida de un préstamo no es nueva. De hecho, se enmarca en una tendencia que se ha desarrollado con rapidez en los últimos años al amparo de tres factores: el aumento de la esperanza de vida (que se sitúa en los 80,9 años, según el INE), el incremento de la tasa de paro (que supera el 20%) y el cada día mayor endeudamiento de los hogares, que dificulta pagar de modo puntual las cuotas, sobre todo cuando son elevadas. Los datos del Observatorio de la Financiación Familiar de la Agencia Negociadora de Productos Bancarios son claros. Tres de cada cuatro personas o familias con hipoteca dedican más del 40% de sus ingresos mensuales a pagos financieros, y uno de cada cinco ha tenido que retrasar el pago de las cuotas al menos una vez en los últimos 12 meses.

En este contexto, la posibilidad de extender el plazo de amortización para reducir el gasto mensual se recibe como un soplo de aire fresco. En la prolongación de los plazos, las hipotecas para personas de hasta 60 ó 65 años fueron el primer paso. Luego, los periodos se ampliaron hasta los 70. Hasta hace pocos meses, este era el máximo de edad para seguir endeudado; un tope que ha vuelto a cambiar con el lanzamiento al mercado de la alternativa de los 90 años. ¿Se atisba una nueva ?guerra de hipotecas? en el mercado crediticio nacional? Parece que no. Sólo se intenta dar a conocer entre los usuarios un nuevo modo de acceso a la vivienda en propiedad, con la contratación de créditos que se asemejan a las denominadas ?hipotecas hereditarias? comercializadas en los países del área anglosajona y en Japón, donde es habitual que estos créditos pasen a la siguiente generación.

Cambio financiero y social

Hoy, a la hora de conceder un préstamo hipotecario, los bancos y cajas de ahorro fijan en 65 ó 70 años de edad el tope para cancelar la deuda. La alternativa que ha partido de CreditServices eleva el límite de cancelación a clientes de hasta 90 años. Es la única entidad que gestiona el producto, cuya finalidad es aligerar la cuota mensual, a costa de alargar el periodo de amortización. La iniciativa se presentó en junio de este año y, según explicó entonces el presidente de esta firma, Javier López, el objetivo consiste en desatascar una situación que preocupa a los ciudadanos, al sistema financiero y al Gobierno. En su opinión, el modelo contribuirá a bajar la morosidad y a solucionar unos cuantos problemas de embargos.

Los herederos pueden elegir entre hacerse cargo del pago de las cuotas o liquidar la hipoteca

En España, las hipotecas tienen un periodo medio de amortización de entre 20 y 25 años, según los datos oficiales. El aumento de la esperanza de vida hace posible este nuevo enfoque, pero también obliga a considerar la posibilidad de que el cliente fallezca antes de cancelar el préstamo y, en consecuencia, a tomar ciertas precauciones. En principio, si el titular o titulares de la hipoteca fallecen, los herederos decidirán si se hacen cargo del pago de las cuotas o si, por el contrario, la liquidan. El modelo responde al sistema de las hipotecas de larga duración, que ya funciona en varios países, y que contempla la pervivencia de un préstamo en las siguientes generaciones. El plazo de devolución se amplía y la cuota disminuye pero, a cambio, el endeudamiento se perpetúa durante toda la vida de los clientes y parte de los pagos recaen en sus hijos o nietos.

PARA TENER EN CUENTA
  • La existencia de herederos es, en cierto modo, una garantía para la entidad. Por esa razón, antes de contratar este producto, es fundamental averiguar cuáles son las condiciones, qué costes tienen y si la alternativa también está abierta a personas solas; es decir, sin hijos o familiares que tengan derecho a la herencia.
  • Aunque, en principio, lo lógico sería continuar con los pagos de las cuotas para conservar el inmueble en propiedad, puede ocurrir que los herederos no deseen hacerlo o no se pongan de acuerdo. Por ello, es importante informarse acerca de los trámites y los costes que conlleva la liquidación de una hipoteca, ya que las comisiones pueden ser onerosas.

  • Otra cuestión que no debe pasarse por alto son los intereses y la suma global que habrá que pagar para liquidar el préstamo. Al extenderse el plazo de amortización, el monto total, las comisiones y la acumulación de intereses ascienden. De ahí que, antes de prolongar la vida de la hipoteca otros 25 años, convenga hacer cálculos. Quizá diez años más, en lugar de dos décadas y media, ayuden a aliviar el gasto mensual sin repercutir en la economía de las generaciones siguientes.

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