El año 2010 marca el término del primer Plan trienal de acción de alimentos impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El análisis de los resultados evidenciará las oportunidades logradas y las conclusiones que conlleven marcarán las necesidades y la estrategia para el próximo trienio. En esta primera fase se buscaba asegurar un suministro de alimentos inocuos, saludables y sostenibles, asumir la necesidad de proporcionar información y educación a los consumidores, definir los factores particulares que determinan la nutrición y la alimentación en las regiones, además de fortalecer la seguridad alimentaria. Todo ello ha implicado a instituciones gubernamentales, redes profesionales y sociedad civil, agentes económicos y organizaciones internacionales. Concluido este capítulo, que se ha sometido a un seguimiento durante todo el periodo, los resultados conducirán a un segundo ciclo.
Estructura del Plan
Durante los tres años que se aplica, los retos principales que se marca el Plan de Alimentos se centran en que las propuestas y las teorías relativas a la nutrición y la seguridad alimentaria se traduzcan y se lleven a la práctica.
Con el objetivo común de armonizar las actividades y promover la sinergia en el uso de los recursos en un contexto regional, los Estados especifican sus necesidades, el contexto cultural y el desarrollo de políticas desde la voluntariedad. El Plan se estructura en seis áreas que abarcan las necesidades más inmediatas y los cambios más profundos. Se centra en el apoyo a la salud de la infancia, la garantía del abastecimiento sostenible de alimentos, la proporción de información completa y la educación a los consumidores, la realización de acciones integradas para abordar los factores determinantes relacionados con la obesidad, el fortalecimiento de la nutrición como herramienta de salud y el apoyo a monitores y evaluadores.
Objetivos y metas
El eje de acción persigue metas y objetivos que se centran en reducir las enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta, en invertir la tendencia a la obesidad en los niños y adolescentes y en reducir la prevalencia de las deficiencias de micronutrientes, al tiempo que se busca aminorar las enfermedades transmitidas por los alimentos. En consonancia con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, se pretenden resultados en seis años y los tres primeros han de marcar el camino. No se pierde de vista el propósito superior, que es reducir en un 50% el porcentaje de personas que padecen hambre y, por ello, se trabajó para lograr la disponibilidad y asequibilidad de los alimentos sanos, como frutas, legumbres y cereales.El propósito superior es reducir en un 50% el porcentaje de personas que padecen hambre
Una medida concreta que se quiere alcanzar en 2010 es que se conozca, al menos, el propósito de que la mitad de los recién nacidos se alimenten de manera exclusiva con leche materna durante los primeros seis meses de vida y puedan seguir así hasta cumplir un año. Se especifican las enfermedades transmitidas por los alimentos que han de combatirse, por la prevalencia de riesgos microbiológicos, contaminación química y de la cadena alimentaria. Se trabaja por la reducción de bacterias como el Campylobacter, la contaminación por salmonella, la erradicación de determinadas encefalopatías espongiformes transmisibles y la brucelosis.
Acciones específicas
El Plan no se limita a realizar una declaración de principios, sino que enumera las acciones específicas que quiere materializar. Sirve también para marcar las políticas futuras y adelanta en qué se centrarán las organizaciones el próximo lustro.
El capítulo referido al apoyo a la infancia se concreta en promover la nutrición óptima del feto, proteger y apoyar la lactancia materna y la nutrición escolar. En el área relativa a la garantía del abastecimiento sostenible de alimentos, se incide en la necesidad de mejorar la disponibilidad y la asequibilidad de las frutas y hortalizas, en reducir la cantidad de sal, azúcar, ácidos grasos saturados y grasas trans, y promover la disponibilidad de las gamas sanas de productos, desarrollar complementos alimentarios con contenido de micronutrientes adecuados, mejorar la calidad nutricional de los alimentos y la seguridad alimentaria en las instituciones públicas. Además, se debe asegurar al consumidor que la oferta comercial de productos alimenticios se ajusta a dietas sanas y se insta a establecer programas específicos para la protección de los grupos socioeconómicos más vulnerables.
En 2010 se pretende que la mitad de los recién nacidos se alimenten con leche materna durante los primeros seis meses
El tercer ámbito, que promulga la necesidad de promocionar la información y la educación de los consumidores, señala que ha de ser bajo las directrices dietéticas basadas en alimentos sanos y explicar qué es la seguridad alimentaria, realizar campañas públicas y adaptadas a los ciudadanos y promover un adecuado etiquetado de los productos. La cuarta área busca la realización de acciones integradas para abordar los factores determinantes relacionados con la obesidad. Para ello, promulga que aumenten las oportunidades de participar en la actividad física, se reduzca el consumo de alcohol, se asegure el suministro de agua potable y descienda la contaminación del medio ambiente de la cadena alimentaria.
La quinta área se refiere al fortalecimiento de la nutrición como herramienta de salud e indica que se debe involucrar al personal de atención primaria en la evaluación de la nutrición y la prestación de asesoramiento sobre la dieta, la seguridad alimentaria y la actividad física. Se deben mejorar los estándares de prestación de servicios para la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades relacionadas con la nutrición, e invertir en la calidad de los servicios de nutrición y seguridad alimentaria en los hospitales. La última parte recoge el apoyo a monitores y evaluadores del Plan. Propone establecer sistemas nacionales e internacionales de vigilancia del estado nutricional, los alimentos, la disponibilidad y el consumo y los patrones de actividad física, con el propósito de evaluar el impacto de los programas activados.
En su Plan de acción de alimentos, la OMS marca siete pasos que conducirán al éxito del programa en el que se han implicado todos sus Estados miembros. Concreta que es necesario comenzar por establecer, si no hay, y fortalecer los mecanismos gubernamentales multisectoriales sobre la política alimentaria y nutricional. A continuación, indica la necesidad de revisar los planes de acción y las políticas sectoriales, si hubiera, y marcar su carencia si no estuvieran redactadas.
El tercer punto que se señala aboga por dar prioridad a la aplicación de acciones específicas, mientras un cuarto paso revela que es necesario combinar medidas legislativas, reglamentarias y tratados, así como las pautas que fueran necesarias. La quinta indicación trata la importancia de establecer diálogos y alianzas con agentes sociales y empresariales. El sexto paso destaca la necesidad de asignar recursos, tanto económicos como humanos. Y el séptimo y último punto especifica que es necesario supervisar la aplicación del Plan y marca los ritmos. El primero comenzó en septiembre de 2007 y finaliza ahora, tres años después.