Hasta hace pocos años, el cáncer se combatía de forma indiscriminada: la quimioterapia atacaba tanto a células sanas como tumorales, con altos niveles de toxicidad, y todos los cánceres se manejaban con tratamientos similares. Sin embargo, debido a las nuevas tecnologías médicas y a un mayor conocimiento de la genética de este grupo de enfermedades, el cáncer es cada vez menos sinónimo de enfermedad fatal. El futuro ahondará en las medidas preventivas, el diagnóstico precoz y el tratamiento personalizado.
La importancia del cáncer es más que evidente: «Es la enfermedad más temida por los ciudadanos españoles, por delante del sida, el Alzheimer, las enfermedades cardiovasculares o el Parkinson», afirma Pere Gascón, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico de Barcelona. Hoy en día, el cáncer es la segunda causa de muerte en España, por detrás de las enfermedades cardiovasculares.
En el futuro, uno de cada tres hombres y una de cada cuatro mujeres desarrollarán un cáncer, según datos del informe elaborado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) «Cifras de Cáncer en España 2009».
El tumor más prevalente es el de mama, que según Gascón «ha aumentado en tasa de incidencia pero no en índice de mortalidad», seguido del colorrectal y el de próstata. Si bien en determinadas formas de cáncer se han logrado altos niveles de curación o de cronificación, en otras, como el cáncer de pulmón, que cada vez afecta a más mujeres, todavía no se ha llegado a este punto. Para conseguirlo, se debe trabajar en distintas direcciones: la prevención, la genómica, la proteómica, la mejora de la cirugía oncológica (hasta hace pocos años no había esta especialidad) y una mayor precisión de las tecnologías médicas disponibles, como el TAC, la resonancia magnética o el PET (la tomografía por emisión de positrones).
Lo más trascendente es que «por fin se habla del cáncer sin tapujos, porque hay esperanza. Hace unos años era un tema tabú», constata Gascón. Durante su participación en la conferencia «Qué podemos esperar de la oncología moderna», este esperto recordó que en la actualidad se asiste a «una verdadera revolución de conocimientos que se traducirán en nuevos hallazgos».
Prevención, diagnóstico y tratamiento
Ya hay disponibles fármacos que cortan el suministro de oxígeno y nutrientes que necesitan los tumores para sobrevivir
El trabajo respecto a la prevención se lleva a cabo a través de multitud de campañas que abogan por una vida sin consumo de tabaco ni alcohol, una dieta equilibrada y actividad física regular. También se investiga cómo reducir al máximo tanto el tiempo requerido para el diagnóstico como la cantidad de sustancia necesaria para hacerlo. Gascón avanza que, aunque aún no se ha trasladado a la clínica, se prevé que para el año 2020 se puedan usar las «proteínas de la saliva como importantes marcadores de estadios iniciales del cáncer». Varios estudios ya han mostrado unos buenos resultados preliminares.
Los avances en el tratamiento del cáncer se centran en fármacos que combatan las alteraciones concretas de la enfermedad. Ése es el principal objetivo de las denominadas terapias antidiana con las que se trabaja en la actualidad. Se dispone de 20 fármacos aprobados para distintos cánceres. El conocimiento de las bases genéticas que conducen a las células a desarrollar un tumor ayudará a discriminar los tratamientos que funcionarán y a limitar al máximo la toxicidad. Los fármacos citotóxicos utilizados en la quimioterapia no distinguen entre células sanas o tumorales.
En términos económicos habrá un beneficio importante, ya que muchos tumores malignos podrán tratarse «con una cápsula de fármacos», asegura Gascón. Ya se ha aprobado un tratamiento en pastillas para un determinado cáncer de pulmón que, sobre todo, sufren mujeres no fumadoras. Para conseguir estos medicamentos, los científicos deben diferenciar, entre 100.000 genes, los altamente implicados en la enfermedad. Y aunque se detecten varios genes relacionados con el desarrollo de un tumor, en general, sólo uno implica al resto. «El gran reto es descubrir la ficha que tira las otras», precisa el especialista.
Investigación y aplicación
La proteómica es decisiva para el tratamiento efectivo del cáncer, aunque aún muy desconocida. Con ella se pretende identificar pequeñas cantidades de proteínas o biomarcadores en el suero sanguíneo de un paciente, no sólo para diagnosticar la enfermedad, sino también para valorar la evolución de la misma durante la terapia. Este campo de estudio no está tan avanzado como la genómica ya que, si bien el genoma de un organismo es más o menos constante, el proteoma difiere de una célula a otra y de un momento a otro. Los expertos aseguran, además, que el 80% de las proteínas implicadas en el cáncer entran en la categoría de Proteínas Intrínsecamente Desordenadas (PID), desveladas hace una década gracias al descubrimiento del genoma, pero cuyo funcionamiento aún se desconoce.
La terapia antiangiogénica también revolucionará los futuros medicamentos. Se sabe que los tumores necesitan oxígeno y nutrientes del organismo para sobrevivir y crecer. Los fármacos antiangiogénicos «cortan» este suministro, de modo que el tumor acaba por «morir». Ya han surgido diversos fármacos de este tipo que no sólo benefician a pacientes con cáncer, sino que se ha constatado también su efectividad para tratar la degeneración macular.
Las células madre son otro aspecto importante en la lucha contra el cáncer. Una de las características de los tratamientos actuales es que atacan a las células «hijas», lo que reduce el tumor, si bien a largo plazo puede provocar que éste se desarrolle de nuevo, según Gascón. Los últimos fármacos atacarían el origen, la célula madre, y reducirían las posibilidades de recaída.
Para que todos estos avances se aceleren en el tiempo, es esencial que los resultados de las investigaciones se trasladen lo antes posible al día a día de los pacientes. Por este motivo, es fundamental la combinación de investigación básica y clínica, es decir, la investigación translacional, que trata de traspasar los descubrimientos del laboratorio a los pacientes en el menor tiempo posible.
“La radioterapia actual da menos toxicidad, es más específica y alarga la vida de los enfermos”, asegura Pere Gascón. La reciente conferencia bianual de la Sociedad Europea de Radiología Terapéutica y Oncología (ESTRO), en la que se han plasmado los avances más actuales en radioterapia oncológica, desempeña un papel cada vez más importante para tratar muchas de las formas habituales de cáncer. La técnica guiada por la imagen (IGRT) se ha revelado como la principal apuesta de futuro, ya que permite limitar aún más la radiación, sólo a los tumores cancerosos, y proteger de ésta los órganos circundantes sanos.
También parece que la terapia con protones revolucionará este ámbito. Su precisión permite irradiar con detalle tumores pequeños o con estructuras vitales circundantes, por lo que promete mejores resultados para algunos de difícil acceso. La radioterapia se considera una alternativa a la cirugía en el control a largo plazo de muchos tumores de cabeza y cuello, cerviz, próstata o vejiga, ya que varios estudios han demostrado menos efectos secundarios y una mayor calidad de vida durante el tratamiento y tras la curación, así como menores probabilidades de recaída local. Del mismo modo, se ha constatado un avance en las tecnologías radioterápicas, con un descenso de la toxicidad.