A pesar de que los trabajos relacionados con el entorno rural se asocian a menudo con el género masculino, son mayoría las mujeres dedicadas a la agricultura. Además, en los últimos años han impulsado otras áreas como la ganadería o la artesanía y, con motivo de la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres Rurales, se apuesta por ellas para impulsar nuevas y antiguas oportunidades de negocio, como el turismo rural.
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En 2008, Naciones Unidas reconoció su valor e instauró el Día Internacional de las Mujeres Rurales. Ayuda en Acción las cifra en 1.600 millones, de los 6.000 que habitan el planeta. Cada 15 de octubre, se recuerda que ellas contribuyen de manera decisiva al impulso de este sector y que, según la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR), «constituyen la mayoría de la población mundial dedicada a la agricultura». La ONU reserva parte del homenaje también a las mujeres indígenas, por su promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural.
«Son agricultoras, pescadoras, ganaderas y empresarias», recuerda Naciones Unidas
Las mujeres se emplean en varios ámbitos. «Son agricultoras, pescadoras, ganaderas y empresarias, depositarias de identidades étnicas, conocimientos tradicionales y prácticas sostenibles, cuidadoras, madres y tutoras», resalta la ONU. FADEMUR añade que ellas contrarrestan algunos de los efectos del cambio climático gracias a prácticas agrícolas sostenibles y estrategias de mitigación, «como la plantación de árboles y el manejo sostenible de los bosques».
Su papel en las economías rurales se estima fundamental porque toman parte en la producción de cultivos, pero también cuidan del ganado y desarrollan una importante labor en el terreno de la artesanía, además de encargarse del cuidado de sus hijos y del hogar. El mensaje lanzado este año por la ONU asegura que ellas «realizan la mayor parte de las tareas agrícolas en los países en desarrollo, pero padecen las peores condiciones de trabajo». Son las productoras de la mayoría de los alimentos en el mundo, aunque en gran parte del planeta carecen de la propiedad de las tierras.
En España, el Real Decreto de titularidad compartida de las explotaciones agrarias ha cambiado en parte esta situación, ya que su objetivo es favorecer la independencia económica de las mujeres. También el Consejo de Ministros de Agricultura de la Unión Europea ha analizado por primera vez el papel de la mujer en el medio rural y ha apostado por tomar medidas en esta materia, mientras que en la Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio de Nueva York, se alcanzó un compromiso para asegurar el acceso en igualdad de condiciones de las mujeres rurales a los recursos productivos, la tierra, la financiación, las tecnologías, la capacitación y los mercados.
Poco reconocimiento
Hasta el momento, la falta de reconocimiento de estas mujeres ha supuesto la ausencia de igualdad de oportunidades en buena parte del planeta. Naciones Unidas ha pedido que ellas sean beneficiarias, pero también «colaboradoras en pie de igualdad». Defiende que las mujeres y niñas rurales disfruten de una amplia gama de derechos patrimoniales y de sucesión, así como el derecho a la salud o a la educación.
Este organismo cuenta con la División para el Adelanto de la Mujer, como ente encargado de esta cuestión. Con motivo del primer Día que se dedicó a ellas, publicó ‘La mujer rural en un mundo cambiante: Oportunidades y desafíos’, una edición que se centra en los países en desarrollo. El informe destaca que la mujer desempeña una función «decisiva» en la economía rural, aunque en muchos países los estereotipos de género y la discriminación le niegan un acceso equitativo y el control de la tierra y de otros recursos productivos, así como oportunidades de empleo, actividades generadoras de ingresos, acceso a la educación, atención de la salud y oportunidades de participación en la vida pública. Por ello, se considera que solventar las desigualdades de género «puede mejorar la eficiencia en el aprovechamiento de los recursos y los resultados del desarrollo rural».
Incluso se busca revitalizar antiguas oportunidades de negocios, como el turismo rural. En él se ha centrado la Federación de Colectivos y Asociaciones de Mujeres de la Campiña de Jerez Sol Rural. Confía en este tipo de turismo como iniciativa emprendedora porque conlleva importantes expectativas, las mujeres pueden aprovechar los recursos disponibles y supone interesantes posibilidades para el autoempleo.
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La artesanía es uno de los ámbitos con mayor proyección. FADEMUR respalda la comercialización de productos artesanos elaborados por mujeres del medio rural a través de Artemur, una iniciativa en Internet que ha obtenido uno de los Premios de Excelencia a la Innovación para Mujeres Rurales, concedidos por primera vez por el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM).
El galardón se ha concedido a dos empresas de La Rioja que forman parte del proyecto desde el principio, Artelar y Asociación El Colletero-Huertas de Iregua, aunque en la actualidad participan más de 75 artesanas de 13 comunidades autónomas. Con este premio se reconoce la puesta en marcha de una idea “original e innovadora”, que implica un modelo de negocio basado en la gestión sostenible de los recursos rurales. Se valora la exploración de nuevos yacimientos de empleo o que responden a las necesidades de las mujeres en el medio rural.
Las mujeres indígenas son quienes más sufren la discriminación por motivos de género, raza y grupo étnico
En los países en desarrollo, la agricultura supone alrededor del 32% del crecimiento del producto interno bruto (PIB) y el medio de subsistencia del 70% de la población pobre. La mayoría de la mano es femenina, un aspecto que diversos autores reflejan en el artículo del Banco Mundial ‘Invertir en las Mujeres, Impulsoras del Crecimiento Agrícola’. El documento resalta a África subsahariana como ejemplo de región que depende en gran medida de la agricultura, “motor de crecimiento económico”, y aboga por el empoderamiento económico de las mujeres como prioridad.
Sólo un documento, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, recoge medidas para mejorar la situación de las mujeres rurales, mientras que el informe de la ONU recuerda que las indígenas son quienes más sufren la discriminación por motivos de género, raza y grupo étnico. Además, según datos de Ayuda en Acción, las mujeres proveen más de la mitad de la comida que se produce en el mundo -más del 80% en Africa, el 60% en Asia y entre el 30% y el 40% en Latinoamérica y los países de Occidente-, pero sólo son propietarias del 2% de la tierra, gestionan el 5% de las explotaciones agrícolas, reciben el 1% de los créditos destinados a este sector y desde 1970 se ha doblado el número de mujeres rurales que viven en situación de pobreza.
- En México las mujeres trabajan cada semana 76,3 horas, frente a las 58,4 de los hombres, aunque cobran menos.
- En Ecuador, constituyen dos tercios del personal que trabaja en los cultivos de flores.
- En Chile, el sector de exportación de frutas emplea a un buen número de jóvenes solteras y mujeres mayores casadas o divorciadas.
- Respecto a las mujeres indígenas, un proyecto de la FAO llevado a cabo en Mozambique, Swazilandia y la República Unida de Tanzania recopiló conocimientos indígenas y, en el caso de Tanzania, se centró en los masai y la cría de ganado ovino y caprino, para concluir que las mujeres masai desempeñan “una función clave” en el cuidado de los animales, ya que atienden a los terneros recién nacidos y tienen un conocimiento profundo del ganado.