Halloween se ha hecho un hueco entre las fiestas del año. En la noche del 31 de octubre, víspera de Todos Los Santos, los disfraces terroríficos, la decoración de ultratumba y las ganas de divertirse se han vuelto un reclamo irresistible. Pero también puede suponer un alto impacto para el medio ambiente y un gasto extra para el bolsillo. En Estados Unidos, país que ha exportado esta fiesta al resto del mundo, estiman que gastarán unos 6.900 millones de dólares, mil millones más que en 2010. Unos cuantos consejos sencillos de seguir contribuyen a un Halloween más ecológico y económico.
Disfraces sin asustar al medio ambiente
Imagen: Greg Jordan
Las tres erres (reducir, reutilizar y reciclar) son también de uso básico en un Halloween ecológico. Los disfraces y los elementos decorativos se pueden aprovechar de otros años. Otra opción es combinar diversas prendas y complementos de casa o que se intercambien con familiares y amigos. Los sistemas de trueque ecológico y solidario como Freecycle o Biotrueke aumentan las posibilidades. Se consigue así un traje «nuevo» y sin gastar dinero cada año.
Se pueden combinar diversas prendas y complementos de casa o intercambiar con familiares y amigos
Los manitas de la casa pueden confeccionar sus propios disfraces. Con un poco de imaginación y la ayuda de Internet se pueden conseguir imágenes y páginas web para hacer vestidos de Halloween. El suprarreciclaje, es decir, transformar un objeto sin uso o destinado a ser un residuo en otro de igual o mayor utilidad y valor, se puede llevar a la práctica con disfraces y complementos. No hay que obsesionarse por el resultado final: la idea es pasarlo bien, no ir de pasarela. Además, ¡qué mejor fiesta que Halloween para «dar miedo» con una ropa inverosímil e incluso fea!
Los materiales pueden encontrarse en el armario o en el desván de casa, pero también es posible acudir a una tienda de telas y complementos. Al igual que si se opta por comprar un disfraz nuevo, hay que fijarse en las materias primas naturales, a poder ser elaboradas de forma ecológica. La gran mayoría de los disfraces industriales se basan en productos sintéticos realizados a partir del petróleo. También hay que tener cuidado con el maquillaje que se utilice. Es preferible usar productos naturales, ecológicos y, en caso de utilizar uno convencional, hay que fijarse bien en la etiqueta y comprobar que tengan todas las garantías sanitarias. Algunos pueden contener sustancias químicas perjudiciales para la salud, como mercurio o ftalatos.
Imagen: liz westPor supuesto, hay que huir de todos los disfraces y complementos de poco precio y mala calidad, que no aguantan más allá del mismo día de la fiesta. Lo barato sale caro, no solo para el bolsillo, sino para el medio ambiente. La cantidad de residuos que generan los productos de usar y tirar llenan los vertederos y provocan el uso de más materias primas, que aumentan la ya de por sí abultada huella ecológica.
Decoración de Halloween ecológica
Si la fiesta se celebra en casa, la decoración es otro elemento fundamental. La estrategia es la misma que con los disfraces: recurrir a los clásicos objetos decorativos de años anteriores y cuidarlos bien para que duren para el siguiente, reutilizar objetos como escobas viejas, trapos oscuros y deshilachados para dar el aspecto lúgubre necesario, ir al jardín, al parque o bosque más cercano para recoger hojas y ramas secas, decorar la zona de la fiesta con pinturas no tóxicas, aprovechar cartones y papeles usados para dibujar elementos decorativos, etc. Las invitaciones se pueden hacer con materiales reutilizados o mandarlas por correo electrónico o por las redes sociales.
El relleno de la calabaza se puede utilizar para elaborar ricos y saludables platos
Internet es una buena fuente de ideas, como esta web, que explica cómo transformar hueveras de cartón en murciélagos decorativos. Y en alusión a este animal, Halloween es un buen momento para pensar en ellos. A pesar de sus beneficios para los seres humanos y la naturaleza, más de la mitad de las 1.100 especies de estos mamíferos están en peligro. Por ello, Naciones Unidas ha hecho de 2011 el año del murciélago.
La iluminación con velas es otro clásico en Halloween, pero hay que tener cuidado. Las velas que contienen parafina pueden emanar sustancias químicas tóxicas, como tolueno o benceno. Por ello, siempre es mejor utilizar velas naturales, de cera de abeja o de soja. Las velas se pueden acompañar de una iluminación tenue: se pueden apagar parte de las bombillas de bajo consumo que se tengan en casa. Las luces led también pueden ofrecer un toque festivo y original. O incluso se pueden aprovechar las luces del árbol de Navidad. Otra idea de suprarreciclaje puede consistir en convertir latas usadas en farolillos, tras recortarlas con formas típicas de Halloween.
En cuanto a la típica calabaza, se puede optar por una artificial, siempre que se conserve para los siguientes años, o una natural. En este último caso, se puede acudir al mercado más cercano o a un productor de alimentos ecológicos. El relleno de la calabaza se puede utilizar para elaborar ricos y saludables platos para la cena, como los propuestos por EROSKI CONSUMER. Al hacer las compras, una bolsa reutilizable evitará el impacto de las de plástico y, siempre que se pueda, conviene ir a pie o en transporte público.
Una eco merienda cena de Halloween
En la mesa hay que evitar los platos y vasos de usar y tirar, así como los productos con un excesivo empaquetado o que dificulten su reciclaje. En cuanto a los alimentos, son preferibles los del tiempo y de producción local, y siempre que se pueda, ecológicos. El agua embotellada se puede sustituir por una jarra de agua del grifo, una decisión que ayudará al medio ambiente y al bolsillo.
Después de la fiesta, al igual que durante el resto del año, los residuos se deben separar de forma correcta en los contenedores de reciclaje apropiados: verde para el vidrio, azul para cartón y papel y amarillo para plásticos y latas. Los elementos de la fiesta que se puedan aprovechar para el año que viene, se han de guardar en cajas y bolsas resistentes y etiquetadas, para acordarse de su contenido.
Y aunque fuera de Estados Unidos no se lleva tanto, los niños de la casa también pueden hacer el famoso «trick or treat» (broma o regalo) de manera ecológica. La bolsa para almacenar lo conseguido se puede fabricar de manera artesanal y reutilizarla durante varios años. En cuanto a las chucherías, conviene evitar las industriales o, por lo menos, no abusar de ellas. En su lugar, se pueden ofrecer frutas, chocolates ecológicos y de comercio justo o hacer en casa caramelos o galletas con formas decorativas estilo Halloween, gracias a las recetas de EROSKI CONSUMER.