La seguridad de los alimentos y los platos que se elaboran en el ámbito doméstico es responsabilidad absoluta del consumidor, puesto que se entiende que los productos ya han pasado los controles pertinentes antes de llegar al domicilio. En este ámbito, se registran más de la mitad de las toxiinfecciones alimentarias, de ahí que sea imprescindible conocer a qué peligros enfrentarse, cómo prevenirlos y, en el caso de que se detecten, cómo eliminarlos y minimizarlos.
Imagen: Elisa Deljanin
Un alimento se puede contaminar con gran facilidad, pero detectarlo no es tan sencillo. A simple vista, un producto contaminado tiene un buen color o textura. Sin embargo, en su interior o exterior alberga cierto peligro capaz de provocar alguna intoxicación o enfermedad al consumidor. Un alimento contaminado no solo lo está cuando se desarrollan los cáscara de huevo, la rebaba de las latas, plásticos, hierbas o ramas. El más significativo procede del trapo húmedo, sino que debe limpiarse con jabón para aliminar las bacterias. Es más, si solo se utiliza agua, se aumenta la carga bacteriana, ya que necesitan agua para multiplicarse.
Los grifos son otro punto que no se debe pasar por alto. Si se abren con las manos sucias y se cierran con las manos limpias, los restos se esparcen. Se puede cerrar el grifo con papel de cocina. Se debe tomar conciencia tanto de la higiene del manipulador como de los utensilios y soportes que utilice durante el contacto con alimentos. Para evitar los peligros biológicos, además de estas correctas prácticas de higiene, hay que tener en cuenta estas otras:
Almacenar los alimentos crudos separados de los cocinados.
Almacenar los alimentos en envases cerrados.
Los alimentos cocinados no deben sobrepasar los cinco días de almacenamiento en el frigorífico.
La cocción de los alimentos debe llegar a una temperatura de 60ºC en su interior.
Nunca debe descongelarse a temperatura ambiente, sino en el frigorífico, ni congelar un alimento que ya se ha descongelado.
No sobrepasar la fecha de caducidad prescrita por el productor.
Esta contaminación natural se origina cuando se utiliza una planta que contiene alguna toxina causante de toxiinfección alimentaria. Debe tenerse mucho cuidado en:
- Las elaboraciones de comidas con materias primas silvestres sin control sanitario.
- El uso de hongos no conocidos, sobre todo, setas.
- El consumo de carne de caza sin control veterinario.
- El consumo de marisco de playa no controlado.
- El consumo de frutas no conocidas.
En la mayoría de los casos, esta contaminación ocurre de manera fortuita por el desconocimiento del consumidor o por error. Hay que prestar atención a todos los alimentos que se consumen, aunque se sea un experto en estos más peculiares. Una pequeña confusión puede llegar a ser un grave error.