Las recientes subidas en las tarifas energéticas, junto con los problemas de las familias para llegar a fin de mes, pueden servir como pretexto para cambiar de hábitos y eliminar gastos innecesarios. De este modo se conseguirá aliviar la cuenta corriente de los usuarios. Una serie de cambios tan sencillos, como no usar aparatos cuya función puede reemplazarse por el trabajo propio, aligerar las habitaciones de excesiva decoración, unificar los productos informáticos para el uso de toda la familia o utilizar bombillas de bajo consumo, reducirán el coste de las facturas mensuales.
Cambio de hábitos
En todo hogar hay gastos innecesarios. En situaciones de bonanza -aunque no convengan-, pueden permitirse, pero en plena crisis económica es preciso seguir un riguroso y meditado plan de ahorro, realizar un presupuesto que puede revisarse cada mes en función de las necesidades familiares.
Conocer las verdaderas necesidades de cada familia hace posible saber en qué servicios y productos se pueden reducir los gastos. En la mayoría de los hogares se cuenta con teléfonos, aparatos audiovisuales o electrodomésticos, pero se debe hacer un uso racional de los mismos para conseguir un mayor ahorro todos los meses.
Elaborar un presupuesto y hacer un uso racional del agua, electricidad y gas permite ahorrar todos los meses
Ahorro en las facturas domésticas
Uno de los planes más efectivos para conseguir ahorrar es controlar el consumo de la energía. Un gasto que incrementa cada vez más las facturas es el de la electricidad, sobre todo, la consumida en la iluminación de espacios. Por ello, se debe evitar el empleo de luces eléctricas cuando todavía es de día y hay suficiente luz solar, que se puede aprovechar para leer, estudiar, cocinar o ver la televisión. Además, hay que estudiar qué tipo de luz y bombillas conviene instalar, según las necesidades de cada hogar. Conviene utilizar bombillas de bajo consumo, cuyo uso implica un notable ahorro de energía, ya que gastan un 80% menos de energía que las convencionales y duran entre seis y ocho veces más.
También se puede reducir el número de televisores en funcionamiento en la casa. Todos los miembros de la familia pueden sentarse frente a una misma televisión y evitar tener varios aparatos encendidos al mismo tiempo. Se puede empezar por eliminar los monitores de televisión que se utilizan menos, ubicados en cocinas, despachos, dormitorios o terrazas.
Otro modo de ahorrar consiste en evitar el uso de aparatos cuya función puede realizar cualquier persona. Es el caso del cepillo de dientes eléctrico, las máquinas para hacer zumos o los cortadores de carne y fiambres. Una alternativa más de ahorro pasa por apagar los dispositivos que emiten calor antes de terminar de usarlos (planchas, vitrocerámica, calefactores…), con objeto de aprovechar el calor acumulado para finalizar la operación doméstica.
Uno de los planes más efectivos para conseguir ahorrar es controlar el consumo de la energía
Se pueden reducir gastos en otros servicios, como el gas, si se usa la menor cantidad posible (ducharse en lugar de bañarse). Además, es posible eliminar cualquier instrumento sofisticado, como las cabinas de hidromasaje, que aportan poca utilidad a la higiene diaria.
En los hogares con niños, donde casi siempre hay más de un ordenador, se pueden reducir los softwares duplicados y decantarse por tener solo uno que sirva para todos los aparatos: discos duros, reproductores o antivirus, entre otros. Debido al elevado precio de estas herramientas tecnológicas, el ahorro es mayor que mediante otros instrumentos o aparatos del hogar. No en vano, un mismo «paquete» tecnológico puede abastecer a todas las unidades (ordenadores) sin gravar en exceso el coste del presupuesto familiar. Tampoco es indispensable disponer de teléfonos en la mayoría de las estancias de la casa, ya que en función del número de habitaciones, uno de sobremesa y otro inalámbrico serán suficientes para atender las necesidades de comunicación. Ciertos modelos son más baratos a través de las promociones que proponen las compañías de telefonía fija, con «packs» de teléfono, mantenimiento y servicio.
A menudo, los usuarios tienen duplicadas las coberturas de los seguros mediante dos o más pólizas. Sin percatarse, han contratado varias pólizas a la vez -hogar, familiar, comunidad de vecinos, asistencia informática, de protección de aparatos electrónicos, etc.- que repiten coberturas: robos, asistencia al hogar, protección jurídica integral, daños por incidencias atmosféricas o roturas de cristales.
El usuario dispone de dos opciones para evitar este derroche económico:
Anular alguna de ellas (la de menor uso o más baja rentabilidad).
Reagruparlas en una nueva que recoja las principales coberturas que quiera asegurar.
También se pueden finiquitar otra serie de contingencias menores. Es el caso de las joyas. Si las guardadas en la vivienda no representan más del 2% del valor patrimonial, es preferible su eliminación debido al coste anual que se desembolsa, y buscar otras opciones más rentables para su seguridad (cajas fuertes, bancos). Si el edificio donde se habita cuenta con medidas de seguridad (guardas jurados, vigilancia por vídeo o alarmas), también será innecesario contratar ciertas coberturas contra el robo o hurto, o bien es posible limitarlas. Una póliza confeccionada a partir de estas consideraciones abarata el coste de la cuota anual en más del 30%, en función de las características y del contenido asegurado.