¿Quién dijo que ser ecológico era difícil? Para demostrar lo contrario, ofrecemos diez consejos que se pueden llevar a la práctica de manera muy sencilla. Además de contribuir a conservar el medio ambiente, los consumidores que los asuman lograrán importantes ahorros de dinero.
Seguir las «siete erres»
Reflexionar antes de consumir algo, rechazar productos o actividades no ecológicas (como los productos de «usar y tirar», las bolsas de plástico de un solo uso o el empaquetado excesivo), reducir para utilizar solo lo necesario, reutilizar los productos para darles una mayor vida, reciclar para aprovechar los materiales y que no acaben en vertederos, redistribuir los bienes para combatir los desequilibrios, y reclamar a empresas e instituciones actuaciones que contribuyan a mejorar el medio ambiente. Quienes aprenden y siguen estas siete acciones contribuyen a conservar el medio ambiente, a lograr un mundo más equitativo y, de paso, ahorran dinero.
Cambiar vehículo privado por transporte sostenible
La movilidad basada en los combustibles fósiles es uno de los elementos que más contamina
La movilidad basada en los combustibles fósiles es uno de los elementos que más contamina y agrava el cambio climático. Para reducir su impacto, conviene evitar el vehículo privado y apostar por el transporte público. En caso de necesitar coche, se puede elegir un modelo lo menos contaminante posible, como los híbridos o los eléctricos, realizar una conducción eficiente o intentar compartir el vehículo privado y el parking. Y siempre que sea posible, desplazarse a pie o en bicicleta, ya sea privada o pública.
Gastar menos energía
Reducir el gasto energético, además de bueno para el bolsillo, lo es también para el medio ambiente (menos combustibles fósiles, menos gases de efecto invernadero -GEI-, etc.) Para ello, se puede bajar el aire acondicionado y la calefacción uno o dos grados, evitar el modo en reposo (stand-by) de los aparatos electrónicos, comprar electrodomésticos con etiquetas de alta eficiencia energética, utilizar bombillas de bajo consumo en lugar de las incandescentes, etc.
Usar el agua de forma eficiente
El agua es un recurso esencial y cada vez más difícil de conseguir. Su consumo se puede reducir sin que sea necesario disminuir el confort. Se pueden tomar duchas de cinco minutos en vez de baños, lavar la ropa con programas de agua fría, evitar la pérdidas de agua de grifos, sustituir el agua embotellada por botellas reutilizables, etc.
Consumir productos locales y de temporada
El transporte internacional de bienes tiene un importante impacto medioambiental, como el aumento de los GEI o la propagación de especies invasoras. El consumo de productos locales de temporada, además de ser más frescos, sabrosos y duraderos, ahorra dinero, defiende la biodiversidad doméstica, puesta en peligro, y apoya los mercados cercanos al consumidor.
Hacerse productos caseros y ecológicos
Hacerse en casa nuestros propios productos ahorra dinero y es más ecológico y saludable. Con ingredientes básicos en casa, como limones, agua o huevos, se pueden hacer fáciles y económicos productos de limpieza o de belleza.
Ahorrar papel
El papel es un bien de uso cotidiano cuyo desperdicio hace sufrir al medio ambiente. Para ahorrar papel, se pueden poner en práctica muchas acciones, como aprovechar las hojas por las dos caras, recibir las facturas en formato electrónico, compartir revistas y periódicos, utilizar papel reciclado, etc.
Hacerse turista ecológico
Viajar puede ser una actividad muy perjudicial para el medio ambiente si no se toman las medidas necesarias. Los viajes respetuosos con el medio ambiente, además de una buena alternativa para quienes estén cansados del turismo convencional, ofrecen unas vacaciones agradables y en armonía con el entorno. Para ello, conviene no viajar largas distancias en avión y evitar comportamientos dañinos con el medio ambiente en los destinos, como el uso excesivo de agua o la generación de grandes cantidades de residuos.
En el trabajo, también ecológicos
Los consumidores también pueden ser más ecológicos en su trabajo, y las empresas y organizaciones pueden hacer gala de buenas prácticas de responsabilidad social corporativa (RSC). La asunción de criterios de calidad ambiental mejora la cuenta de resultados a la vez que el medio ambiente.
Proteger la naturaleza en la propia naturaleza
Ir a la naturaleza es una buena práctica, pero hay que hacerlo de manera respetuosa con el entorno. Grandes desastres como los incendios forestales se pueden generar por tirar una colilla mal apagada o hacer una barbacoa.