Cargar combustible, encender el motor y realizar la progresión de marchas es la forma habitual en la que los conductores utilizan el coche, en una economía de movimientos que antepone la comodidad o la mala costumbre a la eficiencia. No obstante, la corrección de ciertos vicios que se desarrollan de manera inconsciente supone un ahorro en carburante de hasta el 20%.Si se implantaran en el sistema de enseñanza las recomendaciones sobre conducción que defienden los profesionales, mecánicos y técnicos en general para optimizar el rendimiento de combustible, España ahorraría unos 800 millones de litros de gasóleo y casi 2.000 millones de litros de gasolina. Esta cantidad equivale a 160 euros anuales por automovilista, una cifra nada despreciable en el plano económico y en el ecológico.
Optimizar el rendimiento
Desde hace más de diez años, diversos países de la Unión Europea impulsan programas de conducción ecológica para ayudar a los consumidores a ahorrar dinero y combustible. En Andalucía, se han impartido cursos con una amplia convocatoria y buena acogida. En estas experiencias, se ha contado con más de 4.000 conductores cada año, de los que el 15% eran profesionales. Según un estudio realizado por el Comisionado Europeo del Automóvil, sólo el 3% de quienes manejan un volante sabe aplicar técnicas de conducción eficiente.
Si los conductores aplicaran las técnicas recomendadas por profesores y técnicos, se ahorraría 160 euros anuales por cada automovilista
Respecto al ahorro, mientras que en el caso de los conductores particulares asciende a menos de 200 euros anuales, entre los transportistas alcanza los 2.000 euros. Esto explicaría el auge de los cursos para la optimización de la conducción y el número creciente de impulsores de estos programas. En la comunidad andaluza, la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa ha organizado este año la iniciativa a través de la Agencia Andaluza de la Energía, en convenio con el Instituto para el Ahorro y Diversificación de la Energía (IDAE). Experiencias similares se han llevado a cabo en Valencia, País Vasco o Barcelona.
Recursos para el ahorro
En el mercado automotor en general, se han aprovechado diversos recursos con el fin de ahorrar combustible: los equipos de imanes (un campo magnético que modifica las propiedades físicas del combustible) optimizan el agrupamiento molecular y, en consecuencia, el consumo de combustible es más eficiente: el ahorro puede llegar al 30%. El fabricante de coches japonés Nissan Motor Co. Ltd. ha sacado al mercado en 2006 algunos modelos que incluyen de fábrica un medidor de consumo de combustible: cuando el conductor pisa el acelerador, un contador le muestra cuánto sube el consumo de gasolina segundo a segundo. Según la compañía nipona, este mecanismo mejoraría el consumo un 10% porque quienes disponen de un medidor de eficacia conducen a menudo con más precaución. Evitan las aceleraciones bruscas o controlan el régimen de giro del motor, entre otras cosas. La marca japonesa ha puesto en marcha esta medida, como parte de la lucha contra la emisión de CO2, en algunos modelos que se comercializan en Japón (deportivos Skyline) y en América del Norte (Altima).
Aunque de uso poco común en España, estos dispositivos se pueden instalar, sin necesidad que vengan de serie. En los cursos de conducción especializados, se utilizan para demostrar la eficiencia de maniobras y ritmos en la conducción. Pero éste no es más que un recurso con un objetivo concreto: generar conciencia del consumo para que el conductor modifique sus hábitos.
Dime cómo conduces y te diré cuánto gastas
Moderar acelerones y frenazos, controlar las revoluciones del motor, cambiar el modo de conducción según el terreno y mantener una distancia de seguridad en carretera que optimice la energía empleada por el vehículo son sólo algunas de las pautas que se deben seguir para lograr una conducción responsable con el medio ambiente y económica. La lista de recomendaciones abunda en detalles que, en su mayoría, se pasan por alto: circular en cuarta marcha a partir de 40 kilómetros por hora en vez de hacerlo en tercera, ahorra un 10% de carburante. Si se circula en quinta marcha a partir de 50 kilómetros por hora, el ahorro sube hasta el 20%, según la cilindrada del coche. Las revoluciones por minuto óptimas oscilan entre 1.500 y 2.000 en motores diésel, y entre 2.000 y 2.500 en motores de gasolina.
- Arranque del coche: se debe arrancar sólo con el giro de la llave, sin pisar el acelerador, e iniciar la marcha de manera inmediata. En los vehículos de gasóleo, en cambio, esperar cinco minutos antes de ponerse en movimiento mejora el rendimiento posterior del motor.
- Marchas: la primera velocidad se debe utilizar sólo para mover el coche, hay que cambiar rápido a la segunda. No es necesario pisar el acelerador antes, ya que se aumenta el consumo de manera considerable.
- Neumáticos: si la presión de los neumáticos está baja, aumenta la necesidad de tracción y, por tanto, el consumo. No obstante, el exceso de aire puede hacer perder estabilidad en las curvas.
- Aire acondicionado: un uso excesivo puede incrementar hasta en un 20% el gasto de carburante.
- Cabina: circular con las ventanillas bajadas a 100 kilómetros por hora incrementa un 5% el consumo.
- Baca: el uso de este elemento varía hasta un 30% el consumo, incluso aunque no esté cargada. Es conveniente retirarla siempre que no se vaya a usar.
- Parada del motor: las recomendaciones generales aconsejan apagarlo si se piensa detener el viaje más de un minuto.
- Frenar: en carretera, la manera más adecuada de frenar es aprovechar la inercia del coche en la marcha adecuada. El empleo del embrague debe limitarse a los momentos en los que el coche comience a calarse, no antes.
- Motor: la limpieza del aceite y del filtro de aire originan una combustión eficiente. Lo mismo sucede con las bujías. Cuando están libres de residuos, los electrodos funcionan mejor y disminuye el gasto de carburante en cada chispazo.
- Trayectos: el 45% de los viajes que se realizan tienen una distancia inferior a tres kilómetros. Mientras que en carretera el gasto medio es de 10 litros cada 100 kilómetros, en los trayectos cortos, el consumo se eleva a 20 litros por cada 100 kilómetros.
- Acelerones y frenazos: conviene evitarlos; si se conduce a gran velocidad, hay que anticipar los cambios con un margen de tiempo mayor. Al acercarse a un cruce, si una persona tiene intención de pasar al otro lado de la calle, es fundamental detectarlo y levantar antes el pie del acelerador para que el coche llegue con su inercia. De la misma manera, una distancia adecuada de seguridad con el coche que circula delante ayuda a lograr una velocidad regular y un ahorro de entre un 10% y un 15%.
- Pendientes: la forma más económica de conducir por estas zonas consiste en lograr marchas lo más largas posible, es decir, el pedal de acelerado apenas se pisa. En estos casos, los cambios de marcha se deben hacer a mayores revoluciones.