Los adolescentes que viven en un ambiente que estimula la inteligencia muestran mejores habilidades verbales, matemáticas y de razonamiento. Y este entorno no se circunscribe al ámbito escolar: los estudios señalan que cuanto mayor es el nivel educativo y ocupacional de los progenitores, también mayor es el rendimiento de sus hijos. En este artículo se describe cómo el buen rendimiento se relaciona también con un propicio desarrollo psicológico y, sin embargo, su falta se asocia al desarrollo de problemas cardiacos en la etapa adulta.
Los progenitores juegan un papel fundamental en la creación de un entorno intelectual estimulante para sus descendientes. El desarrollo cognitivo de niños y adolescentes no depende solo del ámbito escolar. Uno de los factores más importantes es el nivel educativo y ocupacional de ambos padres. Así lo asegura un estudio llevado a cabo por investigadores españoles de la Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga, con la participación de expertos del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Zaragoza, y realizado sobre 2.161 personas de entre 13 y 18 años de las provincias de Granada, Madrid, Murcia, Santander y Zaragoza.
Progenitores con mayor nivel educativo y ocupacional generan un entorno cognitivo estimulante en sus hijos
Los voluntarios pasaron pruebas de inteligencia para evaluar sus habilidades verbales, numéricas y de razonamiento. Por otro lado, también se analizó el nivel educativo e intelectual de sus padres. Para ello, se clasificaron en tres niveles en función de su ocupación: nivel directivo, trabajadores cualificados, en paro o que se dedicaran a tareas domésticas. Y también se tuvo en cuenta su nivel educativo (educación primaria, educación secundaria o formación profesional o universitaria).
Nivel educativo y ocupacional
La principal conclusión del estudio, publicado en Psicothema, es que la probabilidad de tener un alto rendimiento cognitivo era mayor en los jóvenes hijos de progenitores con un nivel educativo y ocupacional altos. Los investigadores destacan que los «resultados sugieren que cuando el nivel educativo de la familia, sobre todo el de la figura masculina, está en consonancia con su nivel ocupacional», los resultados son todavía mejores.
Además, hay que destacar que la relación entre factores socioeconómicos (como el nivel de educación de los padres y su tipo de trabajo) y el rendimiento intelectual es más evidente en las habilidades verbales. Por tanto, los progenitores con mayor nivel educativo y ocupacional generan un entorno cognitivo estimulante en sus hijos, que rinden mejor en habilidades verbales, numéricas y de razonamiento.
Como señala Ruth Castillo, de la Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga y autora principal del informe, la influencia de los padres sobre la inteligencia de los descendientes «se debe en parte a la herencia y en parte al ambiente. Pero resultados como este trabajo permiten corroborar la influencia que pueden tener los progenitores en el desarrollo de sus hijos. Además, la inteligencia no es un concepto estable o estático, ya que puede verse influenciada de forma positiva o negativa en función de las circunstancias».
Escuela pública o privada
La relación entre factores socioeconómicos y el rendimiento intelectual es más evidente en las habilidades verbales
Otro factor que se analizó fue el tipo de centro educativo al que asistían los adolescentes (privada o pública). Y también se mostró como un factor importante ya que, en general, quienes asistían a una escuela privada acreditaban un mejor rendimiento intelectual que los matriculados en una escuela pública. Sin embargo, los investigadores señalan que este resultado debe ser tomado con cautela, ya que el número de jóvenes que participaron en el estudio y provenían de colegios privados fue mucho menor (176 adolescentes) que los que estudiaban en un centro público (1.985).
Los resultados de este trabajo están en consonancia con el Informe PISA, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que mide las competencias en lectura, matemáticas y cultura de jóvenes de 15 años de diferentes países. Según este estudio, el estatus social, económico y cultural de las familias influye de una manera muy relevante en el rendimiento educativo de los adolescentes. En el Informe PISA 2009, los alumnos españoles de colegios privados obtuvieron mejores puntuaciones en comprensión lectora, competencia matemática y competencia científica que los de la escuela pública.
Un buen rendimiento intelectual durante la infancia y la adolescencia no es necesario solo para conseguir avanzar en los estudios o en la carrera profesional. Numerosas investigaciones señalan que los niños y adolescentes que muestran un mejor rendimiento cognitivo y escolar tienen una mayor probabilidad de gozar de buena salud durante la vida adulta. O, dicho de otro modo, niveles bajos en la infancia y la adolescencia pueden ser un predictor de problemas de salud en la adultez.
Esta relación se ha visto en el ámbito de la salud psicológica, ya que los adolescentes que tienen un buen rendimiento disfrutan de una buena autoestima, pilar imprescindible para el adecuado desarrollo psicológico de una persona. Y también se ha comprobado en la salud física, pues un rendimiento intelectual pobre en la infancia está asociado con problemas de corazón más tarde.