En los primeros meses de vida, el bebé está protegido por las defensas que su madre le transfirió durante el embarazo y la lactancia. Así, no tiene por qué resfriarse más que ella, sobre todo si quienes le cuidan tienen presente que la principal vía de contagio de los resfriados y de la mayoría de infecciones no es el aire, sino las manos. Por ello, no basta con evitar respirar o toser encima del pequeño: cualquier persona que haya estado resfriada (o que haya limpiado los mocos a un niño acatarrado) debe lavarse bien las manos antes de tocar a un bebé. Conoce los síntomas del resfriado y qué hacer si tu peque los tiene.
Diversas molestias y síntomas del resfriado
«Mi bebé tiene tos y mocos», «mi bebé respira como si tuviera flemas», «a mi bebé le ronca la garganta»… Estas son algunas de las dudas más frecuentes entre los padres y las madres, y casi todas las respuestas apuntan en una dirección: el peque tiene un resfriado.
Los resfriados son, a todas las edades, las infecciones más corrientes. Y aunque sus manifestaciones clínicas son bastante similares entre sí, pueden variar la duración, intensidad y localización de las molestias que ocasionan, dependiendo del virus que los produce, y de la propia naturaleza y sensibilidad del niño.
Estornudos, mucosidades, obstrucción nasal, malestar, quizá fiebre y tos (primero seca e inútil y luego más húmeda y productiva), componen el conjunto de síntomas de unos procesos que, salvo complicaciones, no requieren más tratamiento que su alivio.
🔹 Estornudos
Son el primer aviso de los resfriados y el signo más evidente de la actividad de los virus que los causan. Algún estornudo aislado solo es una muestra de la sensibilidad de la mucosa nasal de los bebés, pero si hay más, debemos prestar atención.
🔹 Mocos
Al principio los mocos son transparentes, pero poco a poco se espesan y se vuelven amarillentos. Luego, recorren el camino inverso hasta desaparecer, en un plazo de 8 o 10 días. Si persisten amarillos durante más de 10 días consecutivos, podrían indicar una sobreinfección por bacterias.
🔹 Obstrucción nasal
Junto con la tos, es el síntoma más molesto de los resfriados, especialmente para el bebé, que cuanto más pequeño es, menos sabe respirar por la boca. La obstrucción se debe a la excesiva mucosidad, que llena las fosas nasales, pero también al edema o hinchazón de sus paredes. La mucosidad puede aliviarse haciendo lavados nasales, pero el edema no puede resolverse por más suero fisiológico que se emplee.
🔹 Ronquidos y ruidos nasales
- No es raro que a raíz de un resfriado, un bebé se pase semanas respirando ruidosamente, sin que el suero fisiológico o el aspirador nasal logre el silencio.
- Unas fosas nasales algo estrechas y quizá el aumento de tamaño de las vegetaciones adenoideas (ocasionado por el catarro) pueden ser los responsables de este problema, que debe ser valorado por el pediatra, pero que en muchas ocasiones solo requiere tiempo.
- A veces, solo roncan porque se les ha acumulado moco en la garganta, sin siquiera estar resfriados, con lo que un cambio de posición suele bastar para que cese el ruido.
🔹 Tos
- La tos más benigna y útil es la llamada tos blanda. Con ella, el bebé se limpia la garganta de mucosidades. Sin embargo, es normal que la faringe y la tráquea participen más o menos discretamente de los resfriados y su irritación produce una tos seca que puede llegar a ser muy molesta.
- Siempre que la tos despierte al bebé, es conveniente que el pediatra le ausculte. Como los estornudos, algún golpe de tos aislado carece de significado. De hecho, los peques aprenden muy pronto a provocárselo para llamar nuestra atención.
🔹 Respiración ruidosa
- Cualquier resfriado puede provocar una bronquitis, cuyos síntomas habituales son la tos, la dificultad para respirar y los silbidos o ruidos en el pecho. Sin embargo, este último síntoma no siempre está ligado a la bronquitis.
- Los ruidos en el pecho pueden aparecer aunque el catarro se limite a la nariz y la garganta del bebé, porque los sonidos que se originan allí se transmiten a través de los bronquios y pueden oírse y hasta palparse en la pared torácica. Es lo mismo que sucede con la voz, que se origina en la laringe pero que podemos oír y sentir poniendo la mano sobre el pecho.
- Cuando solo se trata de los llamados «ruidos de transmisión de vías altas», se oyen de forma intermitente y desaparecen cuando el bebé cambia la posición del cuello o se lo limpia con un golpe de tos. Con todo, si los ruidos reaparecen insistentemente o existe sospecha de que el niño tenga dificultad para respirar, debe ser visto por el pediatra.
🔹 Fiebre
Cuanto más intensos sean los signos de congestión de las vías respiratorias altas, los estornudos y la obstrucción nasal, más razonable será que el niño tenga fiebre, incluso alta. En este caso, siempre es recomendable acudir al médico. De hecho, la fiebre es uno de los 8 motivos de consulta urgente con el pediatra.
¿Qué debes hacer ante estos síntomas?
👶 Si tu bebé se resfría, lo más importante es tener paciencia y prestar atención a la evolución de los síntomas. En general, los resfriados cumplen su ciclo y las molestias remiten una vez que termina.
👶 Pero no siempre es así. La fiebre, la tos excesiva (que despierta al bebé), los ruidos en el pecho que no desaparecen con un cambio de posición y una mucosidad que no remite merecen una visita al pediatra.
👶 En el caso de los más pequeños (bebés de 1 mes o 2 meses), es recomendable acudir al médico ante los primeros síntomas para descartar otras enfermedades.
Los expertos de Mayo Clinic explican que el tratamiento para el resfriado común en los bebés pasa, sobre todo, por el alivio de sus síntomas. Así, algunas cosas que podemos hacer son las siguientes:
- Mantener el aire húmedo.
- Ofrecerles líquidos.
- Despejar sus fosas nasales (con lavados o con el aspirador), ya que este uno de los síntomas más molestos y el que más interfiere en su descanso, junto con la tos.