Trastornos como depresión, ansiedad o alteraciones de la conducta provocan modificaciones biológicas que pueden trascender de forma negativa en el embarazo, el parto e, incluso, en la salud de futuro bebé. Y los datos que relacionan las patologías mentales con la gestación no son nada despreciables, tal y como señalan expertos del Programa de Psiquiatría Perinatal y de Género, del Hospital Clínico de Barcelona: un 20% de las gestantes tienen síntomas de patología psiquiátrica; el 70% de las que ya sufrían depresión, abandonan el tratamiento antidepresivo y recaen antes del parto; un 10% tendrán depresión posparto y un 80% de las afectadas por trastorno bipolar recaerán en las primeras semanas después del parto. Por este motivo, exponen que suprimir la medicación durante el embarazo no siempre es la opción más segura.
Tras la pista de la depresión
Se calcula que entre un 10% y un 20% de las embarazadas sufre depresión. Y se da de manera más frecuente durante el primer trimestre y cuando llega el final de la gestación. Muchos son los factores que pueden desencadenar una depresión en las gestantes. Entre ellos, destacan:
- La edad (cuanto más joven, más riesgo).
- Tener antecedentes personales o familiares de depresión.
- Haber tenido episodios previos de trastorno disfórico premenstrual (forma grave de síndrome premenstrual, un problema común que afecta en mayor o menor grado al 75% de las mujeres en edad fértil).
- Que sea un embarazo no deseado o planificado.
- Que el proceso conlleve problemas de salud o complicaciones, antecedentes de abortos.
- Pasar por situaciones de estrés, como conflictos de pareja, enfrentarse sola al embarazo, tener apoyo social limitado, afrontar problemas económicos, estar en paro, sufrir la muerte de una persona allegada, etc.
Los síntomas de una depresión son bastante claros. Problemas de concentración, ansiedad, irritación, cambios en el patrón del sueño, alteraciones de los hábitos alimentarios, cansancio extremo, pérdida de interés en actividades que previamente gustaban o tristeza son algunas señales que pueden poner sobre la pista a la propia afectada o a sus allegados.
Efectos de la depresión en el embarazo
Sufrir un trastorno mental no solo tiene repercusiones sobre la propia afectada, si no que puede tener consecuencias sobre su bebé. De hecho, se conoce que una de las etapas en la que el ser humano resulta más susceptible a la influencia del ambiente es cuando se está desarrollando en el útero.
Según las conclusiones de un reciente estudio que ha examinado la relación entre la depresión, la gestante y el desarrollo del sistema neuroendocrino de los bebés (que controla la respuesta del organismo al estrés, así como el estado de ánimo y las emociones), sufrir depresión durante la gestación genera en los bebés niveles altos de estrés, menor tono muscular y alteraciones de conducta y neurológicas.
Sufrir depresión durante la gestación genera en los bebés niveles altos de estrés y alteraciones de conducta y neurológicas
En el estudio, llevado a cabo por la Universidad de Michigan (EE.UU.) y publicado en «Infant Behavior and Development», se evaluaron los síntomas depresivos de 154 mujeres a las 28, 32 y 37 semanas de gestación. Mediante muestras de sangre extraídas del cordón umbilical se midió los niveles de la cantidad de la hormona principal del estrés, el cortisol. Después del parto, se valoraron las habilidades motrices y sus respuestas a los estímulos y al estrés de los bebés. Tras los resultados, los especialistas insisten en que se hace necesario identificar a estas mujeres que tengan problemas afectivos para brindarles apoyo y conseguir un desarrollo saludable del niño.
Asimismo, un reciente meta-análisis, publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha asociado la depresión materna con un insuficiente crecimiento del bebé en países en desarrollo: parece que está relacionado con bajo peso y retraso en el desarrollo durante la primera infancia.
No todas las mujeres viven su embarazo con alegría y felicidad. A algunas de ellas, los cambios hormonales les causan verdaderos estragos. Tal es así, que los datos estiman que más de 10% de ellas sufre depresión durante la gestación. En contra de lo que se creía hasta ahora -que los alteraciones hormonales actuaban como factor protector de este trastorno psiquiátrico-, parece que el aumento de algunas hormonas que sucede al quedar embarazada pueden elevar la probabilidad de sufrir depresión.
Además, muchas mujeres, ante los cambios emocionales, no acuden al médico porque creen que son inherentes al propio proceso y no les dan el valor merecido. Los especialistas insisten que tanto la salud física como psíquica son importantes y pueden afectar a su bienestar e, incluso, a la del bebé. De hecho, se ha comprobado que sufrir depresión en el embarazo puede ser causa de parto prematuro. Y algunos expertos señalan que es posible que la depresión postparto se inicie ya durante la gestación, pero que no salga a la luz hasta después del nacimiento del bebé.