El embarazo es un periodo muy especial. Una cosa es lo que se cuenta sobre él y otra muy distinta, vivirlo. Pueden darse mil consejos y recomendaciones, contarse experiencias, adelantar situaciones que han de vivirse… pero siempre habrá sensaciones, temores, sentimientos y síntomas personales que sorprenden, ante los cuales se desconoce cómo reaccionar. ¿Esto será normal o habrá que consultar al médico? Para evitar sustos innecesarios (o indiferencias peligrosas), enumeramos aquí una lista de cuestiones ante las cuales sí corresponde visitar a un especialista, al menos, para obtener tranquilidad.
Síntomas de mayor a menor gravedad
Los síntomas que requieren una visita al médico pueden clasificarse en tres grupos: graves, importantes y leves. Esta distinción no responde al problema, sino al grado de urgencia con el que se debe realizar la consulta.
Síntomas graves
- Hemorragia vaginal: si hay pérdida de sangre vaginal, se debe consultar al médico sin importar el tiempo de embarazo.
- Pérdida de líquido transparente por la vagina: puede corresponder, tanto si es un hilillo de líquido o un goteo constante como si es un flujo repentino, a la rotura de membranas que se denomina «romper aguas». Si es antes de la semana 37, será una rotura prematura, con lo cual la urgencia de acudir a un médico será mayor.
- Contracciones: si son dolorosas, periódicas y durante más de una hora, también será importante consultarlo con un médico lo antes posible. Podría indicar problemas si la embarazada aún no se encuentra en fecha de parto.
- Disminución o ausencia de movimientos del bebé: habrá que consultar con el médico si esto ocurre durante más de 24 horas después de haber sentido sus giros o pataditas en cualquier momento del embarazo, o bien si no se notan movimientos después de la semana 24.
- Fiebre, escalofríos, escozor al orinar, diarrea u otros síntomas de infección: cualquier infección puede ocasionar consecuencias negativas durante el embarazo. La fiebre, además de ser un síntoma, entraña en sí misma riesgos para el feto. La diarrea, por su parte, puede provocar deshidratación, que en la mujer embarazada (que consume recursos para su propio organismo y el de la criatura) supone mayor riesgo que para una persona en estado normal. El flujo vaginal que mancha la ropa de un color verdoso o amarillento y desprende un olor desagradable puede ser síntoma de una infección llamada vaginosis bacteriana; también puede haber una infección si surgen picazones y ardores en la zona de la vulva.
Síntomas importantes
- Tos: si se extiende durante más de 48 horas, es importante una revisión médica. Si además se tiene fiebre, mucho más, ya que puede padecerse neumonía, una enfermedad muy arriesgada para el embarazo.
- Dolor de cabeza intenso, durante más de tres horas: puede deberse a una subida de tensión arterial. Si es superior a 140/90 mmHg (14/9, en términos coloquiales), puede ser un síntoma de preeclampsia, una complicación del embarazo ante la cual conviene actuar lo antes posible.
- Trastornos visuales, como visión borrosa o doble.
- Desmayos o vértigos, solo si se sufren en cantidad o si persisten después del cuarto mes de embarazo, ya que son un síntoma normal durante el primer trimestre.
- Aumento de peso superior a 900 gramos semanales, siempre que no esté justificado por una ingesta de alimentos excesiva.
Síntomas leves
- Contracciones dolorosas durante las relaciones sexuales: podrían ocasionar, en casos extremos, un parto prematuro.
- Dolores intensos en la zona ubicada por encima del estómago y debajo de la caja torácica.
- Hinchazón en la cara, los ojos y las manos, así como en los pies (si bien es habitual que se hinchen durante el embarazo), cuando es muy notoria o prolongada en el tiempo.
- Vómitos más de tres veces al día y durante varios días consecutivos. En especial, si se registran después del primer trimestre, lapso en el que son normales las náuseas matutinas: pueden deberse a enfermedades digestivas que no estén relacionadas con el embarazo y podrían acarrear también deshidratación.
El embarazo somete el cuerpo a una gran cantidad de cambios. Por tanto, es normal que se experimenten sensaciones nuevas (y no siempre agradables). Algunos síntomas normales durante esta etapa, ante los que no corresponde preocuparse, son:
- Náuseas durante el primer trimestre.
- Estreñimiento, un poco más del que se pueda sufrir cuando no se está embarazada.
- Dolores de tipo menstrual, en la parte baja del abdomen (se deben al crecimiento del útero; lo habitual es que no se sientan después de unos minutos).
- Orinar con mucha frecuencia.
- Sufrir calambres.
- Tener algunos desmayos.
- Insomnio.
- Celulitis.
- Hinchazón de piernas y pies.
- Fallos de memoria.
- Más cansancio.
- Dolor de espalda.
- Aumento de la secreción de saliva y sudor.
No obstante, más allá de que estos síntomas se consideren normales, si se registran en una cantidad excesiva, también podrían aconsejar una consulta al médico. Siempre es adecuado aprovechar el asesoramiento del especialista para despejar todas las dudas que puedan surgir.