Aunque están consideradas una fruta, las fresas son en realidad un racimo. El fruto son los aquenios, es decir, los pequeños puntos negros que sobresalen de la parte más carnosa. Pero este alimento podría ser mucho más. Las hojas verdes de las fresas, a pesar de no ser comestibles, destacan por un valor antioxidante y rico en taninos. Los tecnólogos de alimentos buscan más utilidad para este subproducto desde el punto de vista de la alimentación.
En general, las catadores para poder detectar con mayor precisión matices que pueden pasar por alto a las nuevas tecnologías.
Las nuevas investigaciones ponen un valor a un subproducto desaprovechado hasta ahora en la industria alimentaria
Para entender con facilidad el proceso de las hojas de las plantas como alimento funcional, los expertos explican el caso del pescado azul, un producto rico en ácidos grasos omega 3 y con capacidad para disminuir el colesterol en sangre. Si se le añade el suplemento procedente de las hojas de fresa, la aportación fenólica y antioxidante es mayor, con lo que, además de sus características naturales como reductor de los niveles de colesterol, se retrasa su oxidación a partir de compuestos antioxidantes y, por tanto, se mejora la vida útil del pescado.
A partir de esta línea de investigación, la Universidad Tecnológica de Kaunas continúa su estudio con el desarrollo de un compuesto cárnico que incorpore estos nuevos ingredientes funcionales. El objetivo es mejorar la calidad de los alimentos, su vida útil y seguridad. Además, los resultados de este estudio ponen un valor a un subproducto desaprovechado hasta ahora en la industria alimentaria.
Las hojas de fresa como remedio medicinal
Las hojas de la fresa son fuente de antioxidantes y compuestos fenólicos. En infusión o como remedio casero, benefician al organismo. No irritan al sistema nervioso y ayudan a alcalinizar al sistema. Son un buen remedio contra procesos gripales y cuentan con propiedades astringentes, con lo que se recomiendan para tratar las diarreas crónicas y también las infantiles.
Son eficaces para afecciones de garganta, sobre todo para la inflamación de las anginas, y pueden usarse en cataplasmas de hojas frescas para inflamaciones dolorosas de cualquier parte del cuerpo. Además, son un remedio efectivo para las alteraciones de la piel, ya que la raíz destaca por propiedades depurativas y diuréticas, además de afecciones como la gota o las piedras en riñón. Reúnen gran cantidad de minerales, por lo que se les atribuyen efectos antianémicos y reconstituyentes.
La fresa es un alimento perecedero, se estropea con mucha facilidad y su vida útil es más bien corta. Durante el transporte desde el establecimiento donde se adquiere hasta el domicilio pueden estropearse, sobre todo si están muy maduras o si se compran grandes cantidades. Las fresas son un alimento que debe consumirse después de su compra. Para conservarlas, basta con colocarlas en el frigorífico, sin olvidar varios aspectos:
- No amontonarlas.
- Retirar las fresas con marcas o estropeadas.
- Taparlas con film transparente sin que este toque las fresas. Se deben tapar porque desprenden un olor que otros alimentos pueden absorber.
- Duran de cuatro a cinco días en el frigorífico, en función de su grado de maduración.
Las fresas que se adquieren deben ser gruesas, de apariencia fresca y brillantes. Deben tener los tallos intactos y nunca se han de retirar hasta que no se hayan lavado y se piensen consumir. También es aconsejable lavarlas justo antes de comerlas y no antes de guardarlas, si no se consumen en ese momento.