El 19,5% de los hogares españoles lo conforman parejas sin hijos, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Parte de estas familias no tienen descendencia porque están imposibilitadas para ello, pero una gran mayoría no son padres porque lo han elegido así. El incremento de este modelo de pareja en las últimas décadas ha llevado a distintos especialistas a plantearse si existe el denominado instinto de maternidad o si es tan solo una construcción social y, por tanto, se puede renunciar a él.
Sin hijos por elección
Términos como dinky (double-income, no kids yet o doble sueldo sin hijos), childfree (libres de hijos) o sin hijos por elección se utilizan hoy en día con frecuencia para denominar a un nuevo modelo familiar cada vez más amplio en muchos países: las parejas que deciden no tener descendencia.
Esta decisión es, en general, fruto de una reflexión de pareja meditada, que se origina sobre todo en los cambios en los factores sociales que predominan en la actualidad, entre ellos: la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, la competitividad laboral o la búsqueda del bienestar y calidad de vida. El resultado es un contexto que afecta de forma significativa a la decisión de afrontar o no el proceso de maternidad.
¿Instinto natural o social?
¿Qué ocurre en estos casos con el instinto de maternidad? ¿Hay una necesidad natural o biológica en la mujer de tener hijos para contribuir a la conservación de la especie? Durante siglos, el hecho de que una mujer decidiera por su propia voluntad no tener hijos se ha considerado casi como una aberración, algo en contra de la naturaleza.
Sin embargo, hoy en día, prevalece en distintos ámbitos la idea de que la predisposición a ser madre está condicionada por la influencia de factores culturales e ideológicos transmitidos a través de la educación, la familia o la religión. Como afirma la psicóloga Blanca Valladares, autora de ‘Los mitos sociales de la maternidad’, en nuestra cultura, «la madre es el paradigma de la mujer; ser madre es ser mujer». Esta visión tradicional de la maternidad «ha impedido tomar decisiones a la mujer en lo que respecta a tener hijos», resalta Valladares.
Elegir no ser madre
Con frecuencia, se tilda de egoístas a las mujeres que deciden no ser madres. Como apunta la periodista argentina Mónica Soraci, autora del libro ‘¿Hijos? No, gracias. Cuando las mujeres deciden no ser madres’, en el siglo XXI, «esas mujeres todavía se ven presionadas a dar explicaciones a una sociedad que parece no soportar la idea de la no maternidad».
Pero ser madre en la actualidad es un asunto «muy complejo desde el punto de vista psicológico y social». Así lo señalan las sociólogas estadounidenses Diana L. Dell y Suzam Erem, autoras de la obra ‘¿Realmente quiero tener hijos?’. Estas especialistas recalcan que tomar la decisión equivocada (en cualquiera de los dos sentidos) «puede afectar profundamente a la salud tanto física como mental de una mujer y de sus seres queridos».
Razones para la no maternidad
Mientras que las mujeres que optan por la maternidad aducen como principales motivos para tomar esta decisión el impulso biológico, el amor por los bebés y los niños, el gusto por la vida familiar o las influencias culturales o religiosas, quienes deciden no tenerlos apuntan motivaciones muy distintas. Los estudios e investigaciones realizados sobre este tema señalan algunas de las principales razones que esgrimen las mujeres que optan por no ser madres:
- Cuidar de los hijos es una responsabilidad demasiado grande.
- Tener hijos afecta de forma negativa a la relación de pareja.
- Tener hijos no resulta interesante ni motivador.
- Los hijos no permiten avanzar profesionalmente.
- Quieren disfrutar de su vida en pareja, viajar y salir cuando quieran sin tener que responsabilizarse de un hijo.
- La realización personal no pasa por el hecho de ser madre.
- No gustan los bebés ni los niños.
- No se sienten capaces de educarles ni de ocuparse de ellos.