El exceso de grasa acumulada en el abdomen recibe varios nombres: barriga cervecera, rueda de repuesto, forma de manzana y curva de la felicidad, entre otros. Desde el punto de vista técnico, se denomina obesidad abdominal u obesidad androide. Sea cual sea la denominación, el rasgo común es el riesgo que confiere: según el blog de salud de la Escuela de Medicina de Harvard, aumenta el riesgo de infarto de miocardio, infarto cerebral, diabetes, disfunción eréctil y otras serias dolencias.
La grasa corporal es imprescindible para el organismo. Sirve para almacenar energía y para aislar y proteger el cuerpo y los órganos vitales, entre otras funciones trascendentales. Por ello, en un varón adulto sano, entre un 12% y un 20% de su organismo está compuesto por grasa, una proporción que asciende hasta un 20% o 30% en el caso de la mujer. Cuando el porcentaje de masa grasa supera el 25% en los hombres y el 33% en las mujeres, se considera obesidad, ya que si bien a menudo se define la obesidad como un exceso de peso, este exceso de masa corporal debe ser a expensas de grasa. Para valorar el grado de riesgo asociado a una cantidad excesiva de grasa abdominal, se utiliza el perímetro de la cintura. Se estiman parámetros de riesgo a partir de 95 cm en varones y 82 cm en mujeres y un riesgo muy elevado, a partir de 102 cm en varones y 88 cm en mujeres.
Causas y riesgos de la obesidad
A pesar de la denominación popular «barriga cervecera», esta bebida fermentada no es la responsable de la obesidad abdominal. O al menos no es la única responsable. Son las conclusiones de un estudio elaborado entre la población de la República Checa, donde se detectó que la ingesta de cerveza no estaba relacionada con un mayor índice de masa corporal ni con un índice cintura/cadera superior. El exceso de calorías global, provenientes de bebidas calóricas (cerveza, vino, bebidas azucaradas) y de alimentos, combinado con la falta de actividad física, es el responsable de que se acumule el exceso de energía en las células grasas.
La ingesta de cerveza no está relacionada con un mayor índice de masa corporal, según un estudio
Tal y como indica el reciente Consenso FESNAD-SEEDO, «Recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia para el tratamiento y prevención del sobrepeso y la obesidad en adultos», desde 1996 hasta 2011 se han identificado varios estudios dirigidos a establecer asociaciones entre el consumo de alcohol y la ganancia de peso o incrementos en el perímetro abdominal. A pesar de que muestran observaciones contradictorias e inconsistentes, algunas evidencias sí sugieren cierta asociación entre el consumo de alcohol (sea o no en forma de cerveza) y la ganancia de peso.
Es bien sabido que la obesidad confiere riesgos para la salud. Para analizar este riesgo de morbimortalidad asociado a esta enfermedad, debe tenerse en cuenta el grado de exceso de peso, otros factores de riesgo y otras enfermedades, así como la distribución de la grasa corporal. La mayoría de estudios coinciden en que estos peligros son mayores cuando el exceso de grasa se localiza en la zona abdominal, ya que se relacionan con factores de riesgo cardiovascular como hipertensión o dislipemia y comportan más complicaciones metabólicas, en especial, enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2.
La mejor arma contra la obesidad: la prevención
Actividad física, alimentación saludable, no fumar y no beber alcohol. Un estilo de vida saludable es, sin duda, la mejor manera para gozar de una buena salud. Para evitar la obesidad abdominal, las evidencias disponibles sugieren que un mayor seguimiento de la dieta mediterránea prevendría el aumento del perímetro abdominal.
El otro componente esencial en el mantenimiento del peso corporal es la actividad física, la cual provoca una disminución preferencial de grasa abdominal. Según la Asociación Internacional para el Estudio de la Obesidad, la práctica preventiva recomendable (para que las personas con sobrepeso no deriven hacia obesidad) sería realizar entre 45 y 60 minutos de actividad física diaria. En las etapas de mantenimiento (para evitar la recuperación del peso perdido), se tendría que invertir de 60 a 90 minutos diarios de actividad física de intensidad moderada.
Una de las denominaciones coloquiales de la obesidad abdominal es “obesidad en forma de manzana”. Este calificativo hace referencia a la acumulación de grasa en el abdomen, mucho más frecuente en los hombres que en las mujeres, en quienes el exceso de grasa se distribuye de forma preferente en las nalgas y en los muslos. En este último caso, se denomina obesidad en forma de pera o ginoide (femenina) y, aunque es mejor evitar cualquier exceso anómalo de grasa, no comporta tantos riesgos para la salud como la acumulación de grasa abdominal.