Es frecuente que a las mamás primerizas les guste “presumir” de que su bebé, además de ser el más guapo, es también el más alto y, por qué no, el más “rollizo”. Para reafirmar sus impresiones se apoyan en los datos que se obtienen de las tablas de percentiles utilizadas por los profesionales de la salud para valorar el ritmo de crecimiento. Para estas mamás, cuanto mayor sea el percentil, mucho mejor. Sin embargo, esta interpretación no es correcta. Tal como apuntan los especialistas en pediatría, lo que realmente importa es que los percentiles de talla y peso están acordes entre sí y que se mantengan en un nivel similar durante los primeros años del bebé.
¿Qué son los percentiles?
Las tablas y gráficas de percentiles representan una serie de valores del peso y la altura correspondientes a cada edad y sexo. Estos valores se utilizan como referencia por los profesionales de la salud para determinar la evolución del crecimiento del niño. Gracias a ellos, los especialistas pueden valorar, entre otros aspectos, si los niños ganan peso a un ritmo superior o inferior al óptimo y prevenir de este modo de forma eficaz tanto la desnutrición, como el sobrepeso o la obesidad.
En general, el pediatra habitual del bebé se encarga de realizar una exploración somatométrica de forma periódica desde su nacimiento (durante el primer año y medio, cada uno o dos meses, y después, una vez al año) hasta alrededor de los ocho años. En esta exploración, el especialista mide el peso, la longitud y el perímetro craneal del niño y los registra en las curvas de crecimiento pertinentes para obtener los percentiles que corresponden a la edad del niño en el momento de realizar las mediciones.
¿Cómo se lee un percentil?
Las tablas de percentiles que se utilizan con más frecuencia son las del peso y la talla, que son diferentes según el sexo del bebé. Por medio de una gráfica, en la que el eje horizontal representa la edad del bebé y el vertical el peso o la talla, se cruzan los datos en una de las líneas de percentiles del gráfico representadas con un número (3, 10, 25, 50, 75, 90 y 97).
El número de percentil obtenido por el bebé refleja su nivel de peso o talla respecto a otros bebés de su misma edad. Si la tabla muestra un percentil en torno a 50 significa que sus medidas están en la media. Si, en cambio, obtiene un percentil de 90 en la talla, quiere decir que de cien niños, 90 están por debajo de la medida del bebé y tan solo 10 la superan.
¿Cuál es la interpretación que se debe hacer?
Es frecuente escuchar a algunos padres «presumir» de los altos percentiles de sus hijos, como si estos fueran datos que reflejan un rasgo excepcional del bebé o dignos de admiración. Sin embargo, esta interpretación de los percentiles no es correcta. Como apuntan los especialistas, para valorar de forma positiva los resultados de la somatometría, lo más importante es que los percentiles de talla y peso estén acordes entre los dos y que se mantengan similares a lo largo de las primeras etapas del bebé, sin cambios demasiado destacados ni al alza ni a la baja.
Tal como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tabla de percentiles más útil para que los especialistas puedan diagnosticar un posible problema de sobrepeso, obesidad o desnutrición es la referida al Índice de Masa Corporal (IMC), puesto que esta medida se obtiene de la asociación entre el peso y la talla del bebé (IMC= peso/talla al cuadrado). Los criterios más estandarizados son que un percentil en la tabla de IMC entre 3 y 85 corresponde a un peso normal, entre 85 y 95 a sobrepeso y más de 95, a obesidad. Por otra parte, si el percentil es menor de 3, se puede catalogar como una situación de bajo peso.
¿De qué dependen el peso y la talla del bebé al nacer?
Según la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPAP), en los niños que nacen a término (a partir de la semana 40), se considera una talla normal si es superior a 47 centímetros y un peso normal a partir de 2,5 kilos. A quienes vienen al mundo con una talla o peso inferior se les denomina «Retrasos del crecimiento intrauterino» (RCIU), ya que sus medidas se deben a algún problema sufrido durante la gestación, aunque en el 80% u 85% de los casos estos bebés recuperan el crecimiento durante el primer año de vida.
En un país desarrollado como España, el porcentaje de niños con RCIU al nacer no es elevado, oscila entre un 4% y un 7%. Los especialistas de la AEPAP señalan, como una de las causas más frecuentes del retraso en el peso o talla, la malnutrición materna durante el embarazo, pero también inciden otros factores. Entre ellos: las enfermedades vasculares de la madre (en un 25%-35% de los casos), los problemas fetales (entre un 10% y un 15%) o las infecciones, consumo de alcohol, tabaco y otras drogas (10%-15%).