Los beneficios de la vitamina C, popularizados sobre todo en forma de zumos de frutas, parecen haber alcanzado algo así como un límite físico natural. Si bien todo el mundo da por sentado que su ingesta diaria ejerce un papel protector como antioxidante y un estimulador del efecto inmune, altas dosis tomadas en periodos prolongados podrían causar problemas en cartílagos y en el sistema músculo-esquelético. Investigaciones recientes propugnan dar con «la dosis justa» de vitamina C.
La vitamina C (ácido ascórbico), según han puesto de manifiesto numerosos estudios independientes, actúa favoreciendo el sistema inmunológico y presenta altos niveles de actividad antioxidativa, propiedad de gran interés para la protección de las células contra los radicales libres, sustancias asociadas a la aparición de algunas formas de cáncer y, sobre todo, a los efectos del envejecimiento. También se ha descrito su contribución al buen estado de huesos, dientes y vasos sanguíneos, a la formación del colágeno y la absorción del hierro, así como a la prevención de enfermedades cardiovasculares.
Todas estas características han favorecido, en los últimos años, el consumo generalizado de productos que contienen vitamina C, bien sea de forma natural, bien como añadidos en forma de complementos o suplementos a la dieta. La aparición en el mercado de «productos vitaminados» de origen industrial ha extendido notablemente su consumo.
Vitamina C y artritis
El exceso de vitamina C favorece la degradación de componentes esenciales del colágenoDesde hace años, el consumo de antioxidantes se ha asociado muy especialmente a la prevención de dolencias del sistema músculo-esquelético. En particular, y según parecían demostrar diversas investigaciones, el consumo de vitamina C ha sido considerado hasta ahora como esencial para ayudar a combatir algunas formas de artritis, en especial, la denominada osteoartritis de rodilla.
Pero la realidad se ha empeñado ahora en poner de manifiesto una realidad diferente. Un artículo publicado en la revista Arthritis & Rheumatism dice justamente lo contrario. Investigadores de la Universidad de Duke, en una colaboración con los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) estadounidenses, señalan que consumos superiores a los recomendados de vitamina C empeoran claramente la osteoartritis de rodilla. Los peores resultados aparecen cuando el consumo excesivo se da durante largas temporadas.
Virginia Kraus, la investigadora que ha coordinado el estudio, señala como posible explicación a lo observado que, «muy probablemente», lo que ocurre es que la vitamina C, así como otros oxidantes, dan buenos resultados en el corto plazo, pero no si se toman en cantidades excesivas por periodos prolongados. En este último caso, la vitamina C parece actuar sobre los mecanismos de formación de cartílago y hueso, deteriorando su calidad.
La dosis justa
Las dosis recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la vitamina C se sitúa en 90 miligramos diarios para hombres y 75 miligramos para mujeres. Su consumo está especialmente recomendado puesto que los humanos no son capaces de sintetizar esta vitamina por la falta o inactivación del gen que la codifica. Es por ello que suele incorporarse en la dieta diaria bien de forma natural o bien como suplemento dietético.Sus propiedades antioxidantes se han asociado, entre otros factores, con la síntesis de colágeno y de algunos de sus componentes clave, aspecto que explicaría porque su administración a altas dosis ofrece buenos resultados en el corto plazo.
Pero esta misma característica sería la que explicaría también el empeoramiento de la osteoartritis de rodilla. En su estudio, realizado sobre cerdos de Guinea, uno de los pocos mamíferos que tampoco sintetizan la vitamina C, los investigadores de la Universidad de Duke han encontrado una «alta relación» entre el consumo de esta vitamina y un aumento notable de la síntesis de colágeno en el cartílago de la rodilla. Al mismo tiempo, han hallado una elevada presencia de un factor de crecimiento (ATGF-beta) implicado en la degeneración ósea. La vitamina C podría activar, según los investigadores, el mecanismo por el que este factor de crecimiento pasa de ser inactivo a activo.
Los investigadores, que no han podido verificar relación alguna entre vitamina C, peso corporal y artritis, entienden que de sus resultados la única conclusión que puede extraerse es que no debe abusarse de su consumo. La investigación, señalan, «da una explicación coherente» con estudios previos sobre los beneficios de esta vitamina en la dieta diaria y «alerta de los excesos». Como ocurre con otras muchas sustancias, que un producto sea o no seguro, depende más de la dosis que de sus características específicas.