La oferta de comidas preparadas de distinta naturaleza, envasadas en raciones individuales (paellas, estofados, ensaladas, macedonia de frutas…), reflejan un nuevo modelo de consumo alimentario generado por los cambios sociales en los estilos de vida y de alimentación. La última apuesta del mercado va más allá y se presenta al consumidor en formato de menú completo conformado por primer plato, segundo y postre, un nuevo concepto de “comida rápida” lista para llevar, que rompe con el mito de que toda comida rápida es basura. El objetivo de estas nuevas propuestas es que comer sano se convierta en un acto sencillo, diario y hedonista, además de saludable, dado el componente de placer que conlleva saborear un plato o un menú basado en recetas tradicionales.
¿Cómo comemos los españoles?
Los resultados recién publicados de la primera Encuesta Nacional de Ingesta Dietética en España (AESAN) dan cuenta del estado nutricional de la población española. Además, el estudio ha evidenciado que con frecuencia comemos fuera del hogar (solo el 6,5% de los encuestados no ha realizado ninguna comida fuera de casa en el último año, mientras que el resto lo han hecho entre 6 y 8 veces/mes) y ha arrojado un dato que se intuía, pero que no deja de ser sorprendente: no predomina la dieta mediterránea. Como hábitos de consumo, se destaca que menos de la mitad de los encuestados consume a diario verduras y frutas, pero no lo hace en la cantidad diaria recomendada (400-450 gramos/día); también es deficiente la ingesta de farináceos (pan, patatas, pasta, arroz y otros cereales), lo que plasma un ingreso medio de 2.500 Kcal/persona/día, con una mayor cantidad de proteínas y grasas y un déficit en hidratos de carbono.
Ante este panorama, las empresas de alimentación centradas en la elaboración de comidas preparadas tienen un gran reto: ofrecer comidas sanas, equilibradas y variadas, que faciliten al consumidor alcanzar un equilibrio en la dieta o mejorarla, en particular, entre quienes carecen de tiempo para hacer la compra o cocinar. Las mejoras tecnológicas en la elaboración, envasado y conservación de las comidas preparadas permiten prescindir de conservantes y otros aditivos. Es mayor la participación del dietista-nutricionista en términos de asesoramiento nutricional del producto, lo que permite que muchos platos se acerquen hoy a la tradición gastronómica que espera el consumidor y alcancen una respetable calidad nutricional.
Novedad: un menú completo listo para comer
En España, la empresa pionera, Sanae Alimentación, ha compuesto el «Menú sanae«, 19 tipos de menús como una alternativa para las comidas y cenas de una semana completa, preparados para consumir con solo abrir el envase o calentar. La oferta de platos carece de aditivos de cualquier tipo, utiliza aceite de oliva virgen extra en sus preparaciones y está respaldada por una fórmula dietética estudiada por un equipo de nutricionistas, avalada por la Fundación Española del Corazón y ajustada a las recomendaciones vigentes en la actualidad respecto a los siguientes aspectos:
Reparto energético en las comidas principales: 35% del valor energético total (VET) para las comidas y 30% VET para las cenas, tomada como referencia una dieta isocalórica de 2.000 Kcal.
Distribución equilibrada de macronutrientes en cada menú (incluido el aporte del pan que se aconseja incluir en cada menú): 50-55% de las calorías provenientes de los hidratos de carbono, 30-35% de las grasas y 15% de las proteínas.
Fibra: 10-12 gramos diarios por cada comida y por cada cena, lo que facilita alcanzar los 25-30 gramos diarios recomendados.
Sodio: máximo 2.000-2.400 miligramos diarios.
En todos los menús están presentes las raciones aconsejadas por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC, 2004) para los siguientes grupos de alimentos: verduras frescas y cocidas, a partes iguales en la diversa oferta; un alimento fuente de carbohidratos complejos; dos raciones semanales de legumbre; tres veces por semana pasta y arroz, que se alternan con la presencia de patata; una ración de proteína animal o la combinación de distintas proteínas vegetales (legumbres y cereales); dos o tres raciones semanales de pescado; dos raciones de carne y tres raciones de huevo, en su justa cantidad. Se entiende como una iniciativa más que ayudará al consumidor a comer mejor.
La idea original de la comida preparada lista para el consumo es el “TV dinner” americano, que nació en los años cincuenta del siglo pasado con la intención de ayudar desde el punto de vista gastronómico a un consumidor con limitaciones en la cocina o con falta de tiempo para cocinar. Hace poco ha lanzado una nueva versión, “Healthy Choice”, con platos menos calóricos, aunque mejorables desde la óptica del equilibrio nutricional.
La firma inglesa Marks & Spencer comercializa también comidas preparadas con un denominador común: sin colorantes, conservantes o saborizantes. Un signo de distinción es la información adicional en los envases sobre el número de raciones, en referencia a las cinco raciones de frutas y hortalizas que ingiere el consumidor si consume ese plato.
Un ejemplo es el “Meal for one”, un plato preparado (chilli with meat & rise), pero al que le falta un postre, además de una ración de verdura o de cereal. Para el público infantil, se ha ideado la versión Simply Kids, una línea de plato preparado (sausages and beans, Cottage Pie, etc.) para niños en tarrinas (snack pot) o bandejas. La apuesta más reciente es el Simply Fuller Longer, una línea creada para ayudar a perder peso con un plan alimentario de control de calorías con respaldo científico. Esta oferta presume de ser baja en grasas saturadas y cada plato responde a una de las cinco raciones recomendadas de frutas y hortalizas.
