Escoger las proteínas adecuadas

El consumo de proteínas de origen vegetal se asocia a un menor riesgo de enfermedad cardiovascular y mortalidad
Por María Manera 23 de marzo de 2012
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Imagen: Alé

La popularidad de las dietas hiperproteicas viene de lejos y se mantiene en la actualidad, gracias a las múltiples y variopintas propuestas que cada año inundan librerías y pantallas. Las mismas fórmulas de siempre, vestidas con diferentes nombres. A corto plazo, estas dietas consiguen una mayor pérdida de peso que las pautas alimentarias convencionales, pero las investigaciones demuestran que esta reducción no se mantiene en el tiempo.

Además de ser ineficaces, las propuestas dietéticas ricas en proteínas se critican por sus potenciales riesgos para la salud. En una dieta hiperproteica, además de los productos comercializados por los creadores de la dieta en cuestión, los alimentos más consumidos son de origen animal y esto tiene consecuencias.

Así lo evidencia un conocido estudio dirigido por la Escuela de Salud Pública de Harvard y que contó con más de 130.000 participantes. Una de las investigaciones que se realizaron en el marco de este estudio analizó las consecuencias para la salud de consumir proteína a partir de diferentes fuentes: carne roja, aves, lácteos, huevos, frutos secos y legumbres. Los resultados mostraron que, cuanta más proteína de origen animal se consume, en especial procedente de carne roja, hay más casos de enfermedades cardiovasculares y aumenta la mortalidad. Cuando se sustituía una de las raciones consumidas de carne por frutos secos, el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular disminuía un 30%. Por ello, la recomendación de los expertos es seleccionar proteínas de origen vegetal, con el fin de conseguir una buena salud a largo plazo.

Tipos de proteínas

Es bien sabida la diferencia entre las grasas menos saludables (saturadas), presentes sobre todo en las carnes, los lácteos y los huevos, y las que son fuente de salud (insaturadas), mayoritarias en aceites vegetales, frutos secos y pescado graso. También se conocen las ventajas del consumo de hidratos de carbono complejos de legumbres, pasta, arroz y pan (en especial las variedades integrales), frente a la ingesta de hidratos de carbono sencillos o azúcares (azúcar blanco o moreno, miel, alimentos azucarados).

Respecto a las proteínas, sobre todo en nuestro medio, donde la cantidad y variedad de alimentos está asegurada, son y actúan de la misma forma tanto las proteínas de un bistec de ternera como las de un plato de garbanzos. Diferencia a una y otra, además de ser responsable de sus efectos en el organismo, lo que acompaña a esta proteína, es decir, las grasas, carbohidratos, vitaminas, minerales y otros nutrientes del alimento.

La siguiente tabla evidencia la diferencia en el contenido de calorías, carbohidratos y grasas saturadas de distintos alimentos ricos en proteínas:

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DIETAS HIPERPROTEICAS: NI EFICACES NI SEGURAS

A pesar de su eficacia en la pérdida de peso a corto plazo (menos de seis meses), la evidencia científica cuestiona la seguridad de las dietas hiperproteicas y los resultados a largo plazo. Según el documento de consenso de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) y la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) sobre prevención y tratamiento de la obesidad, las dietas hiperproteicas no inducen a largo plazo (más de 12 meses) a una mayor pérdida de peso que una dieta convencional rica en hidratos de carbono. En este documento también se establece que estas dietas pueden incrementar a muy largo plazo el riesgo de mortalidad total y cardiovascular, sobre todo, cuando la proteína es de origen animal.

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