El Día del Padre es una excelente ocasión para disfrutar de actividades en familia. En esta jornada, el protagonista es papá, no importa la edad que él tenga ni cuántos años tengan sus hijos. Los besos, los abrazos, las felicitaciones y los regalos son detalles que se repiten y se mantienen sin cambiar. Pero, ¿qué hay de los padres? ¿Cómo son en la actualidad? ¿Su rol también se mantiene inalterado? Un estudio reciente, desarrollado por la Fundación BBVA y el II Informe Nacional sobre la Infancia en España, realizado en 2011 por la empresa Chicco, dan respuesta a estas preguntas y ayudan a conocer mejor cuál es el rol de los padres en el siglo XXI.
Padres desde el primer día
«El vínculo de una madre con su hijo empieza en cuanto sabe que está embarazada. El del padre, en cambio, comienza el día del parto». Es frecuente oír esta frase, ¿pero es cierta? Desde el punto de vista biológico, es indudable que sí, puesto que las mujeres experimentan la maternidad desde el inicio y en su cuerpo. Hay muchas sensaciones personalísimas e intransferibles. Sin embargo, la implicación y la presencia del padre en esta etapa inicial es cada vez más notoria.
«El padre puede y debe ser más que un simple espectador del embarazo de su pareja»
En la actualidad, lejos de vivir el embarazo con extrañeza o ajenidad, son muchos los hombres que se implican en todo el proceso: desde las visitas al ginecólogo y la emoción de la primera ecografía hasta la asistencia a los cursos preparto. Imaginar cómo será el peque, hacer fotos de ese vientre que crece, pensar nombres bonitos para los hijos o preparar la habitación infantil son algunas actividades que los padres realizan con gusto. En esta etapa, muchos hombres aprovechan para mimar a sus parejas, se interesan por los cambios corporales y ayudan a las mujeres a hacer más llevaderos algunos síntomas del embarazo, como las náuseas del principio o la retención de líquidos, al final. Como señala el psicoterapeuta Enrique Blay en su artículo ‘El vientre materno, nuestro primer hogar’, el padre «puede y debe ser más que un mero espectador en el embarazo de su pareja».
En efecto, además de fortalecer la relación con su mujer, en esta etapa es posible iniciar el vínculo afectivo con el niño si, entre otros casos, se ponen las manos sobre el vientre de la madre, se le habla o se le canta. En opinión de Blay, generar este tipo de lazo durante la gestación permite que el bebé reconozca su voz entre la de otros hombres, que reaccione con placer en sus brazos y que se sienta tranquilo con él. En cuanto al padre, «demuestra un instinto paterno muy superior al de otros que, hasta el momento de tener en brazos al niño por primera vez, no habían tomado conciencia real de su paternidad», subraya el terapeuta, miembro de la Plataforma Pro Derechos del Nacimiento. Por cierto, cada vez son más los padres que asisten al parto de sus hijos con un rol más participativo que antaño.
Padres más adultos, cariñosos e implicados que antes
La paternidad, en la actualidad, no está ligada de manera directa con el matrimonio o la convivencia. Es decir, no es una consecuencia inmediata de haber alcanzado una estabilidad en la pareja. Tanto las mujeres como los hombres tienden a retrasar el momento, al punto de que pueden llevar varios años juntos hasta que deciden formar una familia. Hoy en día, la edad más frecuente para tener hijos se sitúa entre los 30 y los 35 años de edad. Hace apenas un par de décadas, el periodo más habitual estaba comprendido entre los 25 y los 29 años de edad. Esto significa que, aunque existan excepciones, cada vez hay menos padres ‘sub-30’.
La edad es una de las características que señala el estudio de la Fundación BBVA sobre ‘Los hombres jóvenes y la paternidad’, pero no la única. La investigación, dirigida por la socióloga Inés Alberdi y la psicóloga Pilar Escario, expone también que los padres de hoy son más cariñosos y menos autoritarios que los de antes. De hecho, los varones de las nuevas generaciones se enfrentan al desafío de encontrar nuevos modelos de paternidad, puesto que las referencias de sus propios padres les resultan, a menudo, obsoletas.
Si bien existe todavía un número importante de hombres que «colaboran» -pues perciben a la mujer como la protagonista natural de la crianza de los hijos-, poco a poco se asienta un modelo más responsable, participativo y activo. Es verdad que el perfil es incipiente todavía -según el estudio, las mujeres invierten 3,5 veces más tiempo que los hombres en el cuidado de los hijos-; sin embargo, existe. Son los padres que están dispuestos a sacrificar su tiempo personal o laboral para cuidar y educar a sus hijos, quienes participan en las actividades cotidianas, salen solos a la calle con el cochecito, llevan a los niños al parque, van a buscarles al colegio o les integran en sus rutinas, al igual que las mamás.
Padres que juegan con sus hijos
El II Informe Nacional sobre la Infancia en España, publicado en 2011, confirma que todavía son las madres quienes dedican más tiempo a los niños -entre 9 y 16 horas diarias, frente a las 5 de los padres-. Sin embargo, también indica que los papás de hoy juegan más que antes con los niños. Es más: son autocríticos, pues consideran que juegan poco -menos de lo que les gustaría- y se sienten mal cuando no lo hacen. Casi la mitad de los padres consideran que no juegan lo suficiente con sus hijos. De ellos, el 83% asegura que se debe a que no disponen de tiempo para hacerlo.
El 55% de los padres estaría dispuesto a una reducción del salario con tal de tener más tiempo para sus hijos
Esto se explica porque 8 de cada 10 padres trabajan a jornada completa. No obstante, resulta interesante que más de la mitad de los padres (el 60%) asegura que estaría dispuesto a dejar su trabajo si su pareja ganara lo suficiente para mantener a la familia. Incluso hay un 55% que estaría dispuesto a una reducción de salario con tal de tener más tiempo para estar con sus hijos.
Padres que reivindican su paternidad
En ocasiones, las cosas no salen bien: la relación de pareja se acaba y la familia tal como estaba planteada, también. En España se firman más de 100.000 divorcios al año y, según datos del INE, los matrimonios duran 15 años de media. Las separaciones, que de por sí no son procesos sencillos, se complican muchas veces cuando hay hijos. Si bien antes lo habitual era que los niños se quedaran con su madre, cada vez hay más padres que reivindican su papel y su presencia en la crianza y la educación de los peques.
En los últimos años han surgido numerosas asociaciones a lo largo y ancho del país que defienden los derechos y los deseos de esos padres, que consideran que una separación de pareja no implica una separación de los hijos. La custodia compartida, las vacaciones y los asuntos pecuniarios conforman las reinvindicaciones «estrella» de agrupaciones a menudo mixtas, como la Asociación de Padres Separados, Padres y Madres en Acción, la Asociación Custodia Compartida o Kidetza, entre muchas otras.