Mantener servicios básicos que requieren energía, como la calefacción, está al alcance de cada vez menos hogares en España. La pobreza energética afectó en 2010 a 5,3 millones de españoles y serán más en los próximos años si no se toman medidas, según un estudio de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA). Este problema aumenta la contaminación al medio ambiente, causaría entre 2.300 y 9.300 muertes prematuras al año y perjudica a la economía del país. Mejorar la eficiencia de los hogares, una inversión que generaría 35.500 empleos estables de aquí a 2030, ayudaría a combatir este problema.
Así es la pobreza energética en España
Brenda Boardman, la investigadora británica que definió este problema en 1991, explica que un hogar vive «pobreza de combustible» o «pobreza energética» si no puede pagar los servicios adecuados de energía (sobre todo calefacción) con el 10% de sus ingresos.
La pobreza energética causaría entre 2.300 y 9.300 muertes prematuras al año en EspañaLa Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) ha presentado el estudio «Pobreza Energética en España. Potencial de Generación de empleo derivado de la rehabilitación energética de viviendas», que analiza por primera vez este problema en España y aporta soluciones para combatirlo.
El estudio señala que la pobreza energética en España ha aumentado en los últimos años: en el periodo 2006-2010 un 9% de los hogares españoles la sufría, mientras en 2010 ascendía al 12,4% (5,3 millones de personas). Factores como la crisis y el desempleo agravan el problema: se estima que en 2012 uno de cada tres hogares cuyos miembros no trabaja padecerá esta situación. Los responsables del estudio prevén que la cifra será aún mayor en los próximos años si el paro sigue su escalada y no se toman las medidas necesarias. La decisión del Gobierno de subir el recibo de la luz a partir de abril incide de forma negativa en este problema.
La pobreza energética causaría entre 2.300 y 9.300 muertes prematuras al año en España, según este estudio, una cifra superior a la de víctimas mortales de accidentes de tráfico en carretera (1.480 personas en 2011).
Por comunidades autónomas (CCAA) se puede hablar de dos tipos de pobreza energética: CCAA con inviernos más severos, del norte e interior peninsular y CCAA con un clima más benigno (sur, levante e islas) pero con viviendas peor adaptadas a los cortos períodos de frío que padecen. Si se tiene en cuenta los gastos de energía e ingresos del hogar (datos de la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE), la tasa de pobreza energética de los hogares españoles por CCAA durante el promedio 2006-2010 fue la siguiente:
Del 15% al 20%: Castilla y León y Castilla y La Mancha.
Del 10% al 15%: Navarra, La Rioja, Aragón y Extremadura.
Del 5% al 10%: Galicia, Asturias, Cantabria, Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía, Baleares y Comunidad de Madrid.
Hasta el 5%: País Vasco y Canarias.
Cómo nos afecta la pobreza energética
Según Brenda Boardman, la pobreza energética afecta de forma negativa:
Al medio ambiente: consumir energía de forma ineficiente genera más contaminación en el entorno e incide más en el cambio climático, con los consecuentes daños para el medio ambiente y la salud de todos los seres vivos del planeta.
A la salud: los pobres de combustible viven con demasiado frío y/o calor y son más propensos a enfermar. Los ancianos, niños y bebés son los más sensibles. La salud mental de muchas personas sufre, debido al estrés y la dificultad para pagar sus facturas y hacer frente a la exclusión social.
A la economía: una mala eficiencia supone un mayor gasto nacional en energía. En España, este problema es más grave por su gran dependencia del exterior.
Consejos para combatir la pobreza energética en España
Los responsables del estudio ofrecen unas recomendaciones para afrontar la pobreza energética en España:
- Hacerla visible a nivel político, económico y social. Las campañas informativas y de sensibilización son esenciales: conocerla y concienciarse son el primer paso.
- Mejorar los estudios para determinar su extensión y sus consecuencias, con el fin de orientar políticas específicas.
- Impulsar una política estratégica a nivel estatal, coordinada con las CCAA. En ella se debe apostar por la eficiencia energética de la vivienda, tanto nueva, como sobre todo en la existente. Esta política se debería apoyar en un programa de rehabilitación energética de viviendas con el presupuesto económico necesario. El programa debería priorizar a los hogares que padecen esta situación. Según la ACA, rehabilitar los 2,1 millones de viviendas con pobreza energética en España (dato de 2010) requeriría 2.150 millones de euros anuales, una inversión que generaría 35.500 empleos estables de aquí a 2030.
- Tenerla en cuenta al revisar las tarifas eléctricas: subirlas aumentará la pobreza energética en los próximos años.