La piscina y la playa son los lugares favoritos de los niños durante la época estival. El principal motivo de esa preferencia es su elemento en común: el agua. Sin embargo, algunos pequeños rechazan por completo el medio acuático e intentan evitarlo a toda costa por el temor que les causa. Para conseguir que pierdan este miedo, pero que mantengan el respeto que el mar o la piscina se merecen, entre otros aspectos, hay que ayudarles a adaptarse al agua de forma progresiva, no obligarles nunca y hacer del baño una experiencia divertida.
Cinco consejos para vencer el miedo al agua
- Proporcionarles seguridad: para vencer el miedo, es necesario que el niño se sienta seguro en el entorno acuático. Por eso, sus primeros contactos deben realizarse siempre en compañía de un adulto que le proteja y evite que el niño se lleve algún susto, que solo incrementará su miedo.
- Adaptación progresiva: el contacto con el agua, tanto del mar como de la piscina, debe realizarse en pequeños pasos. En vez de meter de golpe al pequeño en el agua, es mejor jugar con él un rato en la orilla, o sentado en el bordillo, para que note las primeras sensaciones.
- No obligarle: forzarle a bañarse o castigarle y reprenderle por no querer hacerlo tan solo servirá para aumentar la hostilidad del niño hacia el medio acuático. Se debe tener paciencia, no acelerar la inmersión y dejar que él mismo establezca su ritmo.
- Prestarle ayuda instrumental: flotadores, manguitos, burbujas o churros son algunos de los instrumentos acuáticos que se pueden proporcionar al niño para incrementar su seguridad en el agua. Es preciso mostrarles poco a poco, nunca de golpe, que gracias a estos objetos pueden mantenerse a flote. Siempre hay que comprobar que sean seguros y que estén adaptados a la edad del pequeño.
- El agua como juego: a través del juego se puede conseguir que los niños pierdan el temor al agua y que, en vez de percibirla como un elemento peligroso, la consideren como un medio divertido. En la playa se pueden inventar numerosos juegos en la orilla que le ayudarán a adaptarse poco a poco y, en la piscina, se puede optar por jugar con algunos objetos en los escalones, en la piscina infantil o en el bordillo, si no hubiera esta opción.
Las causas del miedo al agua
La mayoría de los niños se sienten muy atraídos por el medio acuático y disfrutan y se divierten con los numerosos juegos y actividades que se pueden desarrollar en él. Pero en algunos casos, lejos de atracción, el agua causa miedo y rechazo en los pequeños, una circunstancia que puede representar un problema a medio plazo, puesto que les impedirá aprender a nadar e incrementará de ese modo los riesgos y peligros que implica no saber desenvolverse de forma adecuada en el medio acuático.
¿Por qué tienen miedo estos niños? Según el informe ‘El miedo al agua: estrategias y recursos metodológicos para superarlo’, elaborado por el equipo del Laboratorio de Psicología del Deporte de la Universidad de León, el rechazo al agua responde a los mismos tipos de miedo que ante el aprendizaje de cualquier habilidad. En algunos casos, es miedo por inseguridad física, porque el niño anticipa mentalmente el daño que puede sufrir; en otros, el temor surge ante amenazas psicológicas que pueden provenir de los propios temores que los adultos proyectan en los niños, de alguna experiencia negativa en el agua o de un práctica pedagógica inadecuada cuando se inicia el aprendizaje de la natación.
Disfrutar del agua desde que son bebés
Si el niño disfruta del agua y del momento del baño desde que es un bebé, es mucho más fácil que cuando llegue la época estival se acostumbre con facilidad al medio acuático. Para conseguir hacer del baño un momento único y agradable, es preciso mantener diferentes pautas:
- Evitar las temperaturas muy altas o muy bajas en el agua, que puedan asustarles y provocar su llanto.
- Procurar llenar la bañera a un nivel de agua adecuado a cada edad, de modo que el bebé se sienta seguro en todo momento.
- Prescindir de los chorros de agua directos sobre el niño, que puedan asustarle o inquietarle. Es mejor enjuagar de forma suave con una esponja o con un pequeño balde o cubo.
- Hacer del baño un momento divertido. Cuando son pequeños, ayuda cantarles o ponerles música y jugar con ellos. Cuando son capaces de mantenerse solos en la bañera, es aconsejable permitirles que jueguen con pequeños juguetes de agua.
- Siempre con la presencia del adulto, animarles a «bucear» en la bañera con poca agua. Si se permite que sumerjan la cabeza, se acostumbran al contacto del agua en el rostro y se inician en la respiración acuática.