El sedentarismo es responsable del 6,9% de las muertes ocurridas por cualquier causa, según un nuevo estudio australiano. Para reducir sus efectos negativos, es fundamental tanto limitar el tiempo que una persona pasa sentada, como realizar la actividad física necesaria y, de ese modo, obtener beneficios para la salud. Esto es así porque, aunque se realice ejercicio diario de forma adecuada, los músculos en las personas sedentarias permanecen inactivos alrededor del 70% de la jornada, una situación que afecta al metabolismo de las grasas y puede ser perjudicial para la salud. Además, al menos un 60% de la población mundial no realiza el ejercicio suficiente.
Un estudio reciente indica que el 6,9% de las muertes ocurridas por diversas causas están relacionadas con el sedentarismo. Investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Sidney (Australia) han realizado este trabajo entre 222.500 personas voluntarias. Todos los participantes, de 45 años o más, rellenaron cuestionarios sobre salud y actividad física entre 2006 y 2010, periodo en el cual se registraron 5.405 muertes.
Más sedentarismo, mayor riesgo de muerte
Los resultados del estudio, publicado en la revista ‘Archives of Internal Medicine’, muestran que el sedentarismo prolongado está asociado con un mayor riesgo de muerte por cualquier causa, con independencia de la actividad física que se realice. También dedujeron que la relación entre inactividad y mortalidad es muy estrecha: a mayor tiempo de reposo, mayor probabilidad de fallecimiento. Este riesgo aumenta a partir de 4 horas al día en las que se permanezca sentado y se dispara si el tiempo sin actividad supera las 8 horas.
La probabilidad de muerte aumenta mucho más si a esta inactividad se suma el hecho de sufrir una enfermedad cardiovascular, diabetes, sobrepeso u obesidad. Muchas de estas afecciones están provocadas por el sedentarismo. Se ha comprobado que permanecer sentado mucho tiempo altera la función metabólica, que induce al incremento de triglicéridos en sangre, la reducción del colesterol asociado a lipoproteínas de alta densidad (colesterol «bueno») y la disminución de la sensibilidad a la insulina.
Recomendaciones contra la inactividad física
La probabilidad de muerte aumenta mucho más si a la inactividad se le suma el hecho de sufrir una enfermedad cardiovascular, diabetes, sobrepeso u obesidad
En la investigación se ha destacado que el problema principal es pasarse muchas horas al día sentados frente a un escritorio o a la televisión. Los resultados aclaran que es tan importante aumentar la cantidad de ejercicio diario como reducir las horas que uno pasa sentado. Por lo tanto, no es suficiente, con solo realizar 150 minutos de actividad aeróbica moderada o intensa a la semana, como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta organización afirmaba ya en 2010 que el sedentarismo entonces era la cuarta causa de muerte en todo el mundo. Según los expertos, es fundamental reducir las horas diarias que se permanece sentado. Esta recomendación la hacen extensible a todos los grupos de edad.
Para una vida saludable: ejercicio versus sedentarismo
Al menos, se recomiendan 60 minutos de actividad física moderada a intensa para niños y jóvenes. En esta etapa, el sedentarismo se evita con juegos, deportes, desplazamientos, recreo y educación física, ya sea en el contexto de la familia, la escuela o en las actividades extraescolares. Para los adultos, el manual de la OMS recomienda practicar ejercicio durante el tiempo libre, caminar o andar en bicicleta y realizar actividades físicas en casa, entre otros.
Para el grupo de 65 años o más, esta organización propone realizar el mismo tipo de actividades físicas que el resto de los adultos. Ayuda a mantenerse y a prevenir las caídas a las personas con problemas de movilidad. Para ello, deben practicar ejercicio físico tres o más días a la semana y no olvidar fortalecer los músculos.
Pero según los especialistas, añadir más minutos de los recomendados a la práctica de ejercicio diario aporta más beneficios para la salud. La batalla contra el sedentarismo permite disminuir hasta la mitad el riesgo de sufrir obesidad y desarrollar y mantener sanos los huesos, músculos y articulaciones. Además, previene casi en un 50% la tasa de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, cáncer de colon, hipertensión arterial, osteoporosis (y fracturas de cadera) y dolor de espalda. A consecuencia, también reduce el riesgo de muerte prematura, por enfermedad cardiaca o accidente cerebrovascular. Por último, aunque no menos importante, reduce el estrés, la ansiedad y la depresión, es decir, favorece el bienestar psicológico.
En su página web, la OMS recoge una serie de “mitos sobre la actividad física”, excusas frecuentes que usa gran parte de la población para no moverse de forma habitual. Uno es asegurar que resulta cara, ya que hay que comprar ropa, material y pagar por el uso de instalaciones deportivas. En realidad, el deporte puede realizarse en cualquier lugar, no requiere necesariamente un equipo y es gratuito. Buen ejemplo de ello es correr por el campo o por zonas adaptadas en la ciudad, subir las escaleras en lugar de utilizar el ascensor, cargar la compra o caminar.
Otra de las justificaciones es que requiere mucho tiempo. En realidad, bastan 30 minutos de actividad física moderada cinco días a la semana. Esta media hora no hay que hacerla seguida, sino que puede dividirse durante todo el día y añadirse a las rutinas diarias: desplazarse en bicicleta o a pie y utilizar las escaleras.
Por último, figura la idea errónea de que “es cosa de jóvenes”. Sin embargo, hacer ejercicio de manera regular puede ser beneficioso para muchas patologías crónicas frecuentes en los adultos mayores -enfermedades cardiovasculares, artrosis, osteoporosis, hipertensión-, así como para prevenir las caídas. Se ha demostrado que mejora la salud mental y la función cognitiva. Asimismo, la vida activa suele proporcionar a los adultos mayores ocasión de hacer nuevas amistades, mantener sus redes sociales e interactuar con otras personas de todas las edades.