Ahorrar es posible si se practica una política racional de contención de gastos. La crisis ha propiciado que en los hogares españoles se ajuste el cinturón para llegar a final de mes. Toca recalcular la distribución del presupuesto doméstico y ahorrar en casi todas las partidas. El objetivo es conseguir las mejores tarifas o las ofertas más contundentes sin tener que renunciar a lo básico. De este modo, es posible cuadrar el círculo.
Si se adquieren una serie de hábitos, es posible llegar a fin de mes, e incluso, ahorrar unos euros. El principal requisito es ser disciplinado. La bajada de los sueldos, la mayor presión fiscal y la subida de precios de las principales tarifas domésticas han propiciado que los consumidores no tengan más remedio que apuntarse a políticas de ahorro para mantener el mismo ritmo de vida que hasta hace unos pocos meses.
Utilizar menos la tarjeta o unificar facturas ayuda a ahorrar
En estos momentos de crisis y austeridad obligada, hay que buscar las mejores tarifas y las ofertas más contundentes. Hasta ahora, en muchos casos, se ha vivido por encima de las posibilidades, seducidos por sugestivos planes de financiación para el consumo: viajes, reformas del hogar, fiestas familiares, adquisición de coches… Casi todo se financiaba por medio de un crédito personal, que por lo general aplican un interés medio que oscila entre el 7% y el 11%. También se usaba la tarjeta de crédito con excesiva facilidad, aunque en este caso, los intereses eran aún mayores.
La crisis económica ha cambiado de modo definitivo los hábitos de los españoles y el panorama es diferente. Se impone el ahorro, que puede realizarse en todos los ámbitos:
Productos financieros
Los gastos que implica operar con los bancos o cajas de ahorros en forma de comisiones, mantenimiento, administración e intereses, entre otros, pueden reducirse de manera sensible. No es preciso renunciar a ningún servicio o prestación, sino hacer un balance del cuadro de gastos y detectar qué productos o servicios son necesarios y de cuáles se puede prescindir. Básicamente se partiría de las siguientes estrategias para fomentar el ahorro:
- Eliminar las tarjetas que apenas se utilicen. Con una de crédito y otra de débito será suficiente para afrontar las necesidades financieras y compras. Así se anula el gasto que implican las cuotas de mantenimiento y administración de los «plásticos» anulados y se puede ahorrar una media de entre 20 y 50 euros todos los años.
Utilizar menos la tarjeta. Los intereses que se cobran todos los meses pueden ser superiores a los de los créditos tradicionales. Esta estrategia puede representar un recorte de entre 100 y 300 euros todos los meses, en función de su uso.
Decantarse por una cuenta corriente o de ahorro sin comisiones ni gastos de mantenimiento. La oferta es cada vez más amplia y generosa por parte de las entidades financieras y permite un ahorro medio en torno a 50 euros por cuenta y persona todos los años.
Eliminar los seguros que no se necesitan. Si se tienen varios, es probable que estén duplicadas sus coberturas. Lo mejor será unificarlos bajo un único producto asegurador. Con ello se puede conseguir que todos los meses la cuenta corriente disponga de unos 30 euros más.
Ahorro en el consumo
No hay que renunciar a ciertas compras, sino adquirir hábitos de consumo más racionales. Respecto al ocio, conviene hacer gastos «más pensados» para no salirse del presupuesto familiar, como acudir al cine el día del espectador, en lugar del fin de semana.
Facturas domésticas
Es el gran quebradero de cabeza de los consumidores españoles, ya que supone un mínimo de 100 euros mensuales (luz, gas, agua, teléfono…), en especial, con las recientes subidas del 7% en la luz y del 5% en el gas. Para ahorrar en este concepto, se pueden seguir las siguientes pautas:
- Unificar las facturas de gas y electricidad, que reporta una bonificación de entre el 5% y el 10%, según la oferta de la compañía distribuidora de energía. Ello permite a los usuarios conservar los mismos servicios, con una rebaja importante en sus tarifas.
En los meses en que el frío no aprieta en exceso, se puede apagar la calefacción -si es individual- y sustituirla por un calefactor sin excesiva potencia (400 watios), que caliente la habitación durante un tiempo limitado y que esté apagado cuando la casa esté deshabitada. Por norma general, en los meses de octubre, noviembre, marzo y abril, se puede aplicar esta estrategia de ahorro.
En los meses de verano, conviene utilizar el aire acondicionado lo menos posible. Se puede combinar con otras fórmulas menos onerosas para aclimatar el hogar, como persianas y toldos, que sirvan como «cortafuegos» para las altas temperaturas.
Para abaratar las facturas de telefonía fija y móvil, conviene implantar bonos para los casos en que no se dependa de una tarifa plana o esta cubra pocos minutos (por debajo de 60 mensuales), sobre todo, en las llamadas regulares a móviles durante todo el mes.
Transportes y turismo
- La reserva on line en líneas regulares de autobuses puede llevar un pequeño recargo en sus tarifas, como consecuencia de los gastos de administración. Esto eleva su billete entre 1,50 y 3 euros más. Si bien para viajes aislados la medida no es muy efectiva, por el contrario, sí lo es para los pasajeros regulares, ya que con solo dos trayectos semanales pueden ahorrarse unos 15 euros todos los meses. Basta comprar los billetes de manera anticipada en las oficinas de la empresa en la propia estación.
Respecto al uso de autobuses urbanos, incluso aunque se usen poco, están penalizados los billetes sencillos. Es aconsejable contar con un bono o abono mensual para reducir la factura de este consumo.
En épocas vacacionales, es conveniente hacer la reserva con cierta antelación, ya que se tendrá derecho a ofertas, promociones y, por supuesto, tarifas más baratas que pueden llevar a un descuento de hasta un 20% o un 30% sobre el precio original.
También los usuarios bursátiles pueden ahorrarse unos cuantos euros, y no solo en comisiones y gastos de administración, sino también a través de unas tarifas más racionales.
Algunas entidades financieras no cobran comisiones de custodia ni de dividendos, mientras que otras las ofrecen con mejores condiciones, de 5 euros para operaciones de hasta 4.000 euros y de 7 euros para compras bursátiles a partir de 4.000 y hasta 90.000 euros.
Por otra parte, se han generalizado las tarifas planas, aunque esta modalidad solo está indicada para los pequeños inversores que realizan compras y ventas en los mercados bursátiles con cierta regularidad.