Running y jogging son dos anglicismos que definen una sola acción física: la carrera continua. La intensidad y el objetivo final de cada una de ellas difiere, pero las dos se basan en el ejercicio de correr. En los últimos tiempos, esta forma de actividad física, quizás por ser muy flexible en todos los sentidos, ha ido ganando adeptos entre quienes quieren mantener un buen estado de salud o perder peso. En este artículo se expone la multitud de beneficios que aporta, así como las recomendaciones que hay que seguir para convertir esta práctica en un deporte sin riesgos.
Estar en buena forma aporta grandes beneficios: disminuye el riesgo de desarrollar algunas enfermedades, permite controlar el peso, mejora la calidad del sueño, alivia el estrés y aumenta los niveles de energía. Para ello es necesario seguir una dieta equilibrada, llevar hábitos de vida saludables y, sobre todo, hacer deporte. Aunque esto último no siempre resulta viable, ya sea por falta de tiempo o de dinero. Además, en época de crisis, buscar un deporte barato, efectivo y fácil de hacer no es sencillo.
Pero, ¿por qué no apostar por «salir a correr»? La carrera es inherente a todos los seres humanos y, en principio, todos pueden practicarlo. Es un deporte idóneo para quienes quieren mantenerse en forma y abarca cualquier objetivo: batir una marca o relajar la mente, entre otros. Quizás, por este motivo, hoy por hoy es uno de los deportes con más adeptos.
Los aspectos del ‘running’ que enganchan
Durante las dos horas posteriores a una carrera de 30 minutos, el organismo sigue generando endorfinas que aportan sensación de bienestarSon muchas las características que convierten la carrera en un tipo de actividad física que, una vez se empieza, seduce y produce adicción. Es uno de los ejercicios que más calorías consume y uno de los más eficaces para trabajar piernas, muslos y glúteos. También ayuda a colocar de forma correcta la espalda y fortalece brazos, hombros y abdominales. Como todo deporte, correr refuerza el corazón y el aparato respiratorio y esto se nota a corto plazo. También robustece el estado de las articulaciones: músculos, ligamentos y tendones. En términos de salud física, la carrera continua regula el apetito y facilita las digestiones y mejora la calidad del descanso nocturno.
En la vertiente emocional y psicológica, correr de manera continuada tiene un grado de autosuperación importante. Bien sea con el objetivo de ganar una carrera, bien para superar las marcas personales, el corredor siente que cada día puede mejorar un poco más, con la consecuente motivación que implica. Correr crea una sensación de bienestar que reduce la ansiedad y lleva a repetir. Además, durante las dos horas posteriores a una carrera de 30 minutos, el organismo sigue generando endorfinas, neurotrasmisores que aportan un efecto analgésico y sensación de bienestar.
Correr sin horarios y en cualquier terreno
Uno de los beneficios más llamativos de esta práctica deportiva es que se puede practicar cuando a uno le apetece. Esto implica motivación y constancia, además de sensación de autosatisfacción cuando uno es capaz de cumplir con la obligación autoimpuesta. Además, es un deporte sencillo que no requiere de una técnica especial y los resultados se notan enseguida.
Correr en compañía permite ayudarse mutuamente a superar los momentos más aburridos y colaborar para establecer objetivos cada vez más exigentes. Para los deportistas menos experimentados, a quienes al principio les puede costar ser constantes, el compromiso con el compañero puede ser lo que necesitan para cumplir un horario.
Aunque lo más recomendable es correr al aire libre, puede practicarse en una amplia variedad de escenarios: en asfalto, con la desventaja de ser un terreno duro; sobre césped, considerado el mejor terreno por la esponjosidad de su composición; sobre tierra, que tiene el inconveniente de ser muy dura o muy blanda, lo que posibilita las lesiones; y sobre tartán, el material del que están fabricadas las pistas de atletismo.
Por último, correr permite competir sin muchas dificultades. Durante todo el año se convocan infinidad de carreras populares para todos los niveles, una manera de poner a prueba la superación personal.
Aunque correr sea un deporte popular, su práctica no está exenta de riesgos. Para minimizarlos hay que tener en cuenta varias recomendaciones.
- Hay que estar en condiciones de salud adecuadas antes de ponerse a correr. Se recomienda someterse a una revisión médica e indicar al profesional la intención de comenzar un programa de entrenamiento de carrera continua, con el fin de asegurarse de que no hay ninguna contraindicación.
- Evitar salir a correr de noche sin prendas reflectantes. Del mismo modo, si se vive en una zona con contaminación, hay que intentar no correr al final del día, puesto que son las horas con más niveles de contaminantes. Y si luce el sol, se deben emplear protectores solares para la piel, gafas de sol y gorra.
- Usar ropa cómoda y transpirable. Hay que prestar atención al calzado, ya que en cada una de las zancadas el pie impacta contra el suelo con un peso de entre dos y cinco veces el del individuo. Para minimizar y absorber estos choques y evitar lesiones, debe utilizarse un buen sistema de amortiguación.
- Para correr es necesario tener las articulaciones sanas y fuertes para soportar el impacto repetitivo que se produce en tobillos y rodillas y minimizar las dolencias asociadas; además de unos zapatos adecuados, es fundamental una alimentación sana y equilibrada que aporte los nutrientes necesarios para el buen desempeño diario.
- Establecer metas muy accesibles y aumentarlas de forma progresiva. Crear falsas expectativas respecto a los objetivos que se quieren cumplir puede ser muy frustrante y llevar al abandono.
- Hay que hidratarse de forma adecuada antes, durante y después de cada entrenamiento e intentar mantener una respiración regular y periódica.
- Es importante calentar antes de empezar la carrera y estirar después, una vez se haya terminado.