La artrosis es una alteración muy común y la principal causa de discapacidad en los países desarrollados. Se estima que, en España, un 10% de la población sufre esta enfermedad reumática, lo que se traduce en torno a 5 millones de afectados. Y en todo el mundo, los especialistas prevén que en el 2020 habrá cerca de 100 millones de personas que la padezcan, con la consiguiente repercusión socioeconómica. Este artículo detalla cómo prevenir la artrosis y explica los descubrimientos más recientes: un chip para su diagnóstico precoz y los resultados prometedores de un nuevo fármaco.
Un chip de ADN que permitirá hacer un diagnóstico precoz de la enfermedad y un tratamiento basado en condroitín sulfato son algunos de los avances más destacados que se presentaron en el Congreso Mundial de la Artrosis, celebrado el pasado mes de abril en Barcelona. Los nuevos avances en genética y biología molecular han abierto nuevas visiones al constatar el papel del componente genético. Esto puede ayudar a diagnosticar la enfermedad en fases tempranas y, de esta manera, aplicar las medidas oportunas para evitar que esta progrese.
Un chip para el diagnóstico de la artrosis
El Arthrosischip es una herramienta que, mediante una simple muestra de saliva, posibilitará saber si una determinada artrosis previamente diagnosticada tendrá un avance rápido. Esto facilitará el pronóstico de la enfermedad, de modo que se podrán aplicar terapias más personalizadas según el resultado. Estos chips de ADN son un instrumento de diagnóstico que integra conocimientos de genética molecular y bioinformática para comparar los genes de un paciente con una muestra problema, la cual contiene los genes de la enfermedad que se quiere diagnosticar. De esta manera, el chip pone de manifiesto si la persona que padece artrosis tiene un componente genético predisponente.
Este modelo ha sido desarrollado por la compañía catalana Bioibérica, en colaboración con la empresa vasca Progenika y el Hospital Universitario A Coruña. En los ensayos han colaborado 32 hospitales españoles con la participación de más de 300 pacientes. Esto ha permitido determinar que el chip es capaz de predecir con certeza el 82% de los casos. La herramienta podría estar disponible a finales de año.
Condroitín sulfato: posible tratamiento para la artrosis
El segundo tema destacado del congreso fue el uso de condroitín sulfato como posible tratamiento para la artrosis. Este fármaco reduce la inflamación sinovial (sinovitis) y el dolor articular en la rodilla, tal y como se demuestra en un estudio realizado por el Hospital del Mar de Barcelona. Además, mejora la funcionalidad de la articulación. Se ha constatado mediante resonancia magnética nuclear que, en pacientes tratados con condroitín sulfato, la pérdida de volumen del cartílago es menor, por lo que esta sustancia podría tener un efecto protector.
Si se diagnostica la artrosis en fases tempranas, se pueden aplicar las medidas oportunas para evitar que progrese
Por otra parte, se ha observado que su efecto antiinflamatorio se prolonga tras la supresión del tratamiento, de modo que se le ha atribuido un efecto remanente. Hay que destacar que están en desarrollo tratamientos basados en sondas genéticas capaces de inhibir la síntesis de proteínas responsables de la degradación de la articulación. Es una línea de investigación aún muy incipiente, pero que es probable que en el futuro aporte interesantes resultados.
Artrosis: la enfermedad reumática más frecuente
La artrosis es la enfermedad reumática más habitual. Está provocada por el desgaste del cartílago (que recubre los huesos) de las articulaciones. Este cartílago es el encargado de amortiguar el roce de los huesos y repartir la carga de la articulación. En las fases iniciales, el cartílago se vuelve frágil y quebradizo; después se adelgaza de manera progresiva, hasta que desaparece y deja el hueso al descubierto.
Por su parte, a medida que el cartílago desaparece, el hueso se vuelve más denso y ensancha su base creciendo por los extremos. Estos cambios, que pueden verse en las radiografías, son los llamados «osteofitos». En este proceso, se desprenden partículas que producen una inflamación sinovial que conlleva dolor, hinchazón y la consecuente impotencia funcional.
Hasta ahora, ha sido considerada como una enfermedad propia de la vejez. Y pese a que hay otros factores implicados, la edad es un factor determinante: se calcula que un 70% de los mayores de 50 años tienen signos degenerativos en las radiografías, aunque esto no significa necesariamente que hayan síntomas. Por otra parte, también hay factores hereditarios, como en el caso de la artrosis de manos.
El uso repetitivo con la consiguiente sobrecarga también puede favorecer la artrosis en determinadas articulaciones, como sería también el caso de las manos en determinadas profesiones. En el caso de la rodilla y la cadera, el sobrepeso tiene un papel importante, ya que somete a la articulación a un sobreesfuerzo continuado. Aunque parece que no solo se trata del exceso de kilos.
Datos de nuevas investigaciones apuntan que la disfunción metabólica que acompaña a la obesidad puede tener su labor en el desarrollo de trastornos degenerativos en las articulaciones. Esto es lo que sugiere un reciente estudio estadounidense donde se trabajó con dos grupos de ratones a los que se había provocado artrosis de rodilla. El análisis mostró que las dietas hipercalóricas y las alteraciones metabólicas derivadas (como la diabetes) podrían ser responsables de la progresión de la enfermedad. De esta manera, no solo habría que luchar contra el sobrepeso, sino que sería recomendable seguir una dieta sana y equilibrada.
El sexo parece también un factor asociado; en este caso, las mujeres salen peor paradas que los hombres, ya que, a partir de los cincuenta años, la menopausia acelera los procesos artrósicos.
Prevenir la artrosis
A pesar de que, de momento, no hay disponible un tratamiento curativo para esta enfermedad reumática, si es posible prevenirla y enlentecer su progresión. Para ello, es importante evitar el sobrepeso y seguir unos hábitos nutricionales y de descanso adecuados. Determinadas actividades profesionales suponen una sobrecarga para algunas articulaciones; por este motivo resulta fundamental adecuar el puesto de trabajo para minimizar el problema. En estos casos, también puede ser interesante efectuar algún tipo de actividad física que ayude a compensar y corregir esta sobrecarga (por ejemplo, si se hace trabajo de oficina, practicar natación para fortalecer la musculatura de la espalda).
Se estima que en España un 10% de la población tiene artrosis, lo que supondría alrededor de cinco millones de afectados. Esta enfermedad conlleva un importante impacto socioeconómico en los países desarrollados. Según un estudio llevado a cabo por la Sociedad Española de Reumatología (SER), en colaboración con la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), se calcula que el coste anual de la artrosis de rodilla y cadera en nuestro país asciende a 1.502 euros por paciente, lo que significa un coste total de 4.738 millones de euros al año, es decir, el equivalente al 0,5% del Producto Interior Bruto.