El comportamiento nocturno del bebé se afianza a partir de los seis meses de edad, cuando comienza a establecerse el ciclo natural de sueño-vigilia. Pero hay pequeños que son capaces de dormir por la noche hasta ocho horas seguidas antes de esta edad. ¿Por qué duermen unos niños más que otros de noche? La lactancia, que también ayuda a los padres a dormir más, y hasta la actividad física del bebé influyen en la calidad del sueño del pequeño. A continuación se dan las claves que determinan el sueño nocturno del bebé.
El sueño nocturno del bebé cambia con los meses
Hay niños que incluso antes de los seis meses son capaces de dormir siete e incluso ocho horas seguidas durante la noche. Sin embargo, esta no es la regla general. Tal como apunta el pediatra Gonzalo Pin, director de la Unidad Valenciana del Sueño Infantil, en su investigación ‘El pediatra ante el niño con trastornos del sueño’, es a partir de los seis meses cuando se fija el comportamiento nocturno del bebé.
La mitad de los bebés de menos de once meses se despiertan durante la noche
Desde esta edad, además, se establecen los ciclos de sueño-vigilia del pequeño, que se repiten cada 24 horas, como en los adultos. Esto no significa que a partir de los seis meses todos los bebés sean capaces de dormir toda la noche seguida. La investigación realizada por el doctor, con una muestra de niños desde los seis meses hasta los seis años, revela que entre los seis y los once meses de vida, más de la mitad de los pequeños presenta despertares nocturnos; y la mayor parte de ellos, además, los mantienen durante los tres primeros años.
No obstante, tal como señala este especialista en su estudio, el 70% de los bebés de tres meses duermen al menos cinco horas seguidas durante la noche; un porcentaje que se eleva al 80% a los seis meses y al 90% cuando alcanzan un año de edad.
¿Por qué duermen unos niños más que otros de noche?
Un bebé duerme en ciclos de tres o cuatro horas que alternan con periodos de vigilia
Los bebés recién nacidos duermen, por lo general, entre 16 y 17 horas al día. Un tiempo de descanso que distribuyen entre toda la jornada, en ciclos de tres o cuatro horas de sueño, que alternan con periodos de vigilia. Este comportamiento evoluciona de forma que, a los cuatro meses, el pequeño suele dormir entre 14 y 15 horas al día; y entre 13 y 14 una vez que el niño cumple los seis meses de edad. Entonces, ¿por qué hay niños que duermen más horas seguidas de noche que otros?
La herencia genética determina el 50% de la duración y calidad del sueño del bebé y es un factor determinante también (hasta en un 40%) en la aparición de problemas para dormir. Los factores prenatales, por su parte, es decir, las condiciones de la madre y del bebé durante el embarazo y en el nacimiento, también pueden influir en el sueño del pequeño.
Otros factores como la exposición prenatal al alcohol y el peso del bebé al nacer pueden condicionar que su sueño sea más corto o menos eficaz. Los horarios alimenticios, el ejercicio así como la actividad social y la actitud que tengan los padres ante el descanso del bebé determinan, asimismo, de forma acusada, la calidad del sueño nocturno del pequeño.
El tipo de alimentación que reciba el bebé durante sus primeros meses de vida condicionará, también, la calidad y cantidad del sueño nocturno del pequeño y, con él, el de sus padres. Aunque es habitual creer que complementar la lactancia materna con leche artificial puede prolongar las horas de sueño del bebé, la realidad es bien distinta.
La evidencia queda recogida en el estudio ‘Breast-feeding increases sleep duration of new parents’ (La lactancia materna aumenta las horas de sueño de los nuevos padres), de la Escuela de Enfermería de la Universidad de California. Según esta investigación, los progenitores de bebés de tres meses alimentados solo con leche materna duermen entre 40 y 45 minutos más que los padres de bebés que toman suplementos de leche de fórmula. Además, estos padres también padecen más alteraciones del sueño.