El consumo de plantas con fines terapéuticos es una práctica que se resiste al paso del tiempo. Aunque hoy en día se dispone de multitud de fármacos muy eficaces, el empleo de hierbas medicinales aumenta. No hay que despreciar su valor curativo, pero los especialistas insisten en que tampoco hay que caer en el error de creer que, por naturales, están exentas de efectos secundarios. En este artículo se describen para qué problemas de salud está indicado el uso de plantas medicinales y cuáles son las mejores maneras de recolectarlas, conservarlas y prepararlas.
Plantas medicinales: los remedios de la abuela
El consumo de plantas medicinales es una práctica común que, al parecer, a consecuencia de la crisis se ha incrementado en los últimos años. En España, se estima que entre un 30% y un 50% de la población las toma de forma habitual, sobre todo mujeres y personas de mediana edad. Por lo general, las hierbas medicinales se utilizan para remediar alteraciones de salud poco relevantes o como prevención. Los problemas de salud que con más frecuencia se tratan con la fitoterapia son los digestivos (estreñimiento y indigestión), la ansiedad, el insomnio y el sobrepeso, como se describe a continuación:
- Catarro: se puede preparar una infusión de menta o eucalipto, ambas fáciles de encontrar. En el caso de la menta, es importante recolectarla en tiempo de floración y secarla a la sombra. Si se prefiere, en lugar de tomar una infusión, está la opción de preparar unos vahos poniendo a hervir 30 gramos de hojas secas en un litro de agua durante unos minutos. Los vapores desprendidos tienen un efecto anticongestivo, suavizando la tos y, además, son buenos para el cutis.
- Dolor de garganta o afonía: la agrimonia es famosa entre los cantantes de ópera por sus propiedades. Es muy común en toda la península y se puede utilizar toda la planta entera (sin raíz) o solo las hojas. También son eficaces los gargarismos con infusiones de salvia u orégano. Para elaborarlas solo hace falta verter dos cucharaditas de hojas en medio litro de agua, llevarla a ebullición y dejar reposar, tapada, durante 10 minutos. Con ellas se hacen las gárgaras tres o cuatro veces al día.
- Tos: un buen remedio son los cocimientos con semillas de anís verde. Se preparan con una o dos cucharaditas de semillas que se vierten en una taza de agua hirviendo. Se tapa y se deja reposar durante 15 minutos.
- Nervios: una de las plantas más populares para calmar los nervios es la tila, cuyas flores deben ser recolectadas inmediatamente después de florecer, a mediados de verano. El tilo es un árbol frecuente en la zona norte, pero escasea en el resto de la península. La lavanda y la valeriana también tienen efectos sedantes. De la lavanda se utilizan sus flores, que deben ser recogidas en verano y secadas a la sombra. En el caso de la valeriana, la parte más activa se encuentra en la raíz y es el otoño el momento más idóneo para hallarla. Es importante limpiarlas bien antes de proceder al secado y almacenamiento. Los frutos del lúpulo recolectados en verano, antes de que estén por completo maduros, y después secados, también están indicados para el mismo fin. Dados sus suaves efectos sedantes, todas estas plantas son idóneas en caso de insomnio.
- Digestiones pesadas: ¿quién no ha tomado alguna vez una infusión de hierba luisa? Es una planta tan popular que es frecuente encontrarla en muchos jardines y huertos. Se usan las hojas, que deben ser recolectadas en verano. También tiene un efecto sedante suave. Si se prefiere, puede prepararse un cocimiento con frutos o raíces de hinojo, también abundante y sencillo de hallar. El mejor momento para recolectar las raíces es durante la primavera y, para los frutos, el otoño. También es efectiva una infusión de flores de milenrama que, además, mejora la flatulencia y despierta el apetito. Esta planta puede recolectarse durante todo el verano, siendo fácil de localizar en toda la península excepto en el sur. La menta, la melisa y el lúpulo también son eficaces en estos casos.
- Estreñimiento: las semillas de lino, enteras o molidas y dejadas en maceración con un poco de agua, pueden tomarse dos o tres veces al día sin problemas, con un efecto laxante suave. También son eficaces las semillas de zaragotana, recolectadas entre agosto y septiembre y preparadas de la misma manera.
- Dolor abdominal: muy populares son las infusiones de manzanilla, también con efecto regulador de las digestiones. Se utilizan las flores que pueden recogerse de mayo a agosto. Asimismo, la hierba luisa, la menta o la melisa son eficaces en estos casos.
- Golpes y contusiones: la solución idónea para los pequeños golpes pueden ser unas compresas de caléndula o hamamelis que se preparan hirviendo la planta en medio litro de agua y dejando enfriar, ya que el efecto antiinflamatorio es mayor si se aplican las compresas en frío. Otra planta también muy empleada durante años es el árnica. Con ella pueden prepararse tinturas y, para ello, las flores recién recolectadas se maceran en alcohol.
- Efecto revitalizante: para conseguir este resultado, se usan los baños calientes a base de aceites esenciales de lavanda, manzanilla o rosa. También se puede preparar en casa de la siguiente manera. Se vierten dos puñados de flores de lavanda en un litro de agua hirviendo y se deja reposar durante media hora. A continuación, se cuela el líquido y se añade luego al agua del baño. Especial efecto vigorizante tienen las raíces de una planta proveniente de Asia y América, el ginseng. En tiendas especializadas las comercializan de distintas formas. Cabe destacar que también hay medicamentos que incorporan esta planta.
Cómo preparar las plantas medicinales
Según el tipo de planta y el uso al que se destine, se prepara de distintas formas. A continuación se describen unas cuantas formas de hacerlo:
- Infusión: se prefiere para las flores y las hojas tiernas. Se vierte cierta cantidad de hojas (cerca de una cucharada pequeña) en una taza de agua hirviendo. Se tapa, se deja reposar de 5 a 10 minutos y se endulza con miel o con azúcar.
- Cocimiento: es habitual para preparar hojas más duras, frutos o cortezas. Se vierte la cantidad indicada en agua y se hierve durante dos o tres minutos.
- Para baños y gargarismos: se utilizan unos 30 gramos de planta seca que se ponen a hervir en un litro de agua durante 10 minutos y, luego, se tapa.
- Para compresas: suelen emplearse hierbas que vienen preparadas en forma de harina. Se hace una pasta con agua y se aplica. También pueden hacerse empapando una gasa limpia con la infusión.
- Para tratamientos de cosmética: hay hierbas que se presentan en forma de cremas, listas para su aplicación.
Aprender a reconocer las plantas medicinales más útiles y de uso frecuente es sencillo y la mayoría de las especies son abundantes y fáciles de encontrar. La mejor época del año para recolectarlas dependerá del ejemplar que interese: si se buscan flores, la primavera es la más indicada, pero si se quiere el fruto, será mejor esperar al verano.
Hay que recogerlas en lugares limpios, lejos de campos de cultivo en los que se hayan podido utilizar fertilizantes u otras sustancias químicas. Es mejor evitar las primeras horas de la mañana o el atardecer, ya que las plantas tienen mayor cantidad de humedad, y desechar los ejemplares que estén en mal estado.
Para el secado se colocarán las plantas en un lugar seco, bien ventilado y a la sombra. Para su conservación, son idóneos los frascos de cristal, que también deberán guardarse en un sitio seco y protegidos de la luz. A fin de que conserven toda su capacidad curativa, las plantas medicinales deben ser reemplazadas todos los años.