La decisión de prohibir los tratamientos de fertilización asistida a las mujeres con sobrepeso y a las fumadoras en la región escocesa de Fife ha despertado el debate sobre las limitaciones que la salud pública establece en este campo. Aunque la obesidad y los hábitos poco saludables reducen las posibilidades de éxito, algunos especialistas advierten de que este tipo de restricciones en sanidad son “peligrosas y discriminatorias”. Sin embargo, otros se muestran más a favor de la medida escocesa y señalan que la crisis impone “algunos recortes”, entre ellos, en el acceso a los métodos in vitro, por lo que no descartan el peligro de contagio en España. A continuación se detallan las razones a favor y en contra de esta polémica norma.
Prohibir los tratamientos de fertilización a obesas y fumadoras
La región escocesa de Fife dejará de pagar los tratamientos in vitro a las fumadoras y obesas
El 1 de octubre de 2012 pasado entró en vigor una polémica norma sanitaria en la región escocesa de Fife (donde se encuentra la conocida ciudad universitaria de St. Andrews, en la que estudiaron el príncipe Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton): las mujeres fumadoras o con sobrepeso podrán ser rechazadas al solicitar un tratamiento de fertilización in vitro (FIV) a través de la seguridad social. La medida establece también que cada mujer podrá acceder a solo dos ciclos de fecundación, y no a tres como en el resto de Gran Bretaña.
Como contrapartida, estas restricciones suceden a otro conjunto de modificaciones anunciadas apenas diez días antes: el Servicio Nacional de Salud (NHS) británico ha aumentado de 39 a 42 años la edad límite de las mujeres que pueden acceder a un tratamiento de FIV financiado por las arcas públicas. Además, el Gobierno de Reino Unido invertirá 100.000 libras esterlinas en tratamientos de fertilidad, con el objetivo de reducir las extensas listas de espera.
Las restricciones en sanidad son «peligrosas y discriminatorias»
Los científicos no dudan de que tanto la obesidad como el consumo de tabaco son perjudiciales para tener éxito en los tratamientos de fecundación asistida. «Pueden reducir entre un 30 y un 50% las probabilidades de lograr un embarazo, y que este se desarrolle con éxito», apunta Isidoro Bruna, jefe de la Unidad de Medicina de la Reproducción del Hospital Universitario Montepríncipe de Madrid. Pero, ¿esto justifica que se aplique este tipo de restricciones?
«Desde luego, yo no estoy de acuerdo», afirma, por su parte, Agustín Ballesteros, director de la sede de Barcelona del Instituto Valenciano de Infertilidad, una de las instituciones de referencia en la materia en nuestro país. «Este tipo de restricciones, además de peligrosas, implican una discriminación», asegura este especialista.
El doctor Isidoro Bruna explica que «en España, excepto a las grandes fumadoras o a las mujeres con una obesidad excesiva», no se corta el acceso a los tratamientos de fertilidad públicos. Ello incluye a quienes consumen más de dos cajetillas diarias y a las que tienen un índice de masa corporal (IMC) por encima de 32 o 35. El IMC es el cociente entre la masa en kilogramos y su estatura (en metros) al cuadrado. Por encima de 30, ya se habla de obesidad.
En cualquier caso, en opinión de Ballesteros, en lugar de limitaciones se deberían implementar las políticas de prevención. Entre ellas, campañas para reducir el consumo de tabaco o de información sobre las consecuencias de una mala alimentación antes del embarazo.
La crisis impone «algunos recortes»
Los recortes en los tratamientos in vitro público deben respetar la justicia social
Isidoro Bruna no es tan tajante. Destaca, por un lado, que los recursos de la sanidad pública son limitados. «No hay más remedio que aplicar una serie de criterios, que deberían estar siempre de acuerdo con dos parámetros: la justicia social y la eficiencia reproductiva», afirma el jefe de la Unidad de Medicina de la Reproducción.
Por otro lado, Bruna pone énfasis en los problemas derivados del sobrepeso y el hábito fumador de las mujeres. «Además de tener reducida la posibilidad de quedarse embarazadas, si la gestación se produce, será de mucho riesgo», apunta. Estas mujeres tienen más riesgo de padecer una diabetes gestacional, una preclampsia o hipertensión del embarazo, así como dar a luz a bebés con bajo peso. «Además, el riesgo de padecer abortos en el primer trimestre crece entre las fumadoras», recuerda este médico.
De todos modos, si se trata de establecer criterios para acceder a los tratamientos fecundación in vitro públicos, en opinión de Bruna, debe primar la edad de la futura madre. «Es lo que más condiciona el éxito de un tratamiento de reproducción porque está asociado a la capacidad reproductiva de las mujeres», asegura.
Peligro de contagio en España
Al hablar de recursos limitados en la sanidad pública es inevitable pensar en las políticas de recortes aprobadas por la mayoría de los gobiernos europeos actuales, incluido el de España. Teniendo en cuenta la crisis actual financiera, ¿podría aplicar el Gobierno español limitaciones similares a las de Fife? Isidoro Bruna cree que sí. «Corremos el riesgo de que eso acabe sucediendo», admite. El especialista incluso considera que un «recorte en salud reproductiva tendría una cierta lógica» o, al menos, «más lógica que recortes que se hacen en otras áreas».
Por contra, Agustín Ballesteros se opone a la restricción del acceso a determinadas personas o grupos y opina que a la sanidad pública hay que pedirle que gestione correctamente los recursos. «Con menos dinero se puede hacer medicina pública bien hecha, pero eso exige profesionalizar más la gestión de la sanidad pública», concluye.
El sobrepeso y el tabaquismo reducen las posibilidades de las mujeres de lograr un embarazo mediante métodos de fertilización in vitro. También de que, luego, la gestación sea exitosa y el bebé nazca bien.
El sobrepeso se establece en función del índice de masa corporal (IMC) de la persona. El IMC se calcula dividiendo el peso de la persona (en kilogramos) entre su estatura (en metros) al cuadrado. Si el resultado está entre 18 y 25, el IMC de la persona es normal, mientras que si supera los 25 padece sobrepeso; y, por encima de los 30, ya es señal de obesidad.
El embarazo suele estar contraindicado para mujeres cuyo IMC es superior a 32, ya que, en caso de lograrlo, representaría un riesgo para el bebé e incluso para su propia vida.
El tabaquismo, por su parte, reduce la reserva folicular; es decir, la reserva ovárica de las mujeres. Y puede adelantar hasta dos años la llegada de la menopausia.