Los requerimientos de proteína del recién nacido son mayores que en cualquier otra etapa de la vida y van disminuyendo conforme avanza la edad. El niño requiere en sus primeros seis meses un promedio de 2,1 gr/kg de peso corporal/ día, y ese valor baja a 1,5 g/kg/día durante el segundo semestre, y aún más a partir de esa edad, evolución que va paralela a la velocidad de crecimiento del lactante.
Aunque los requerimientos de proteína del neonato son elevados, una ingesta de proteína por encima de sus necesidades puede dar lugar a una serie de problemas metabólicos que podrían llegar a generar graves daños, ya que no posee una maduración completa de muchos órganos y tejidos de su organismo. Estos problemas no se dan en la lactancia materna ni en la lactancia artificial con fórmulas comerciales, siempre que se sigan correctamente las indicaciones de dosificación, pero sí ocurren cuando el niño toma leche de vaca entera u otro tipo de leche de hembra doméstica, o no se preparan correctamente el biberón a partir de una fórmula infantil. Precisamente, debido a las grandes diferencias en cuanto a composición nutricional entre la leche humana y la leche de vaca, la industria dietética infantil prepara fórmulas en donde partiendo de leche de vaca, disminuye el nivel proteico y modifica el tipo de proteína presente, intentando acercarse al modelo humano. De ahí la importancia de seguir una lactancia con fórmulas infantiles, con el máximo rigor en las normas de preparación de los biberones.