Después de superar el primer trimestre de gestación, las mujeres embarazadas pueden recurrir a los masajes. Consiste en un tratamiento para relajarse y aliviar tensiones pero, también, en un método eficaz de mitigar el dolor y los efectos de algunas de las dolencias más comunes de la gestación. En este artículo se explican los beneficios del masaje en el embarazo, los tipos de masajes recomendados cuando se espera un bebé, así como las precauciones que deben tomar las futuras madres en este sentido. También se recuerda que en casa, sola o con la pareja, se puede practicar el masaje perineal en el embarazo, lo que ayuda a evitar cirugías en el parto.
El cuerpo de la mujer padece numerosos cambios durante el embarazo y no todos son agradables. El 71% de las embarazadas sufre dolor lumbar, el 46% dolor provocado por la inflamación del nervio ciático y el 65% dolor pélvico. Son algunas conclusiones del reciente estudio ‘La prevalencia del dolor lumbar y el dolor pélvico en las embarazadas y factores asociados a un mayor riesgo de padecerlos’, realizado por la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda en agosto de 2012.
Los masajes son una de las estrategias más efectivas para mitigar dolores como el lumbar que sufren el 71% de las embarazadas
Es probable que estas dolencias no desaparezcan hasta que finalice el embarazo y, con él, los síntomas que las provocaron: incremento de peso, retención de líquidos, estrés o problemas circulatorios, entre otros. Pero durante la gestación, la mujer puede recurrir a algunas estrategias para mitigar estos dolores. Una de las más efectivas son los masajes.
Beneficios del masaje en el embarazo
Los masajes tienen un efecto relajante para la mujer durante el embarazo y ayudan a aliviar la tensión acumulada durante la gestación. También le permiten disfrutar de un tiempo de tranquilidad para sí misma, que revitaliza en el plano psicológico y emocional y le dota de nuevas fuerzas para afrontar el resto del embarazo.
El masajista es capaz de aliviar muchas dolencias de las mujeres durante el embarazo
Pero además, los masajes tienen un efecto terapéutico para las madres. Con su labor, el fisioterapeuta o masajista es capaz de aliviar muchas de las dolencias que sufren las mujeres durante el embarazo, como el dolor de espalda, la ciática o la retención de líquido (y la consecuente hinchazón de piernas y pies).
Tipos de masajes durante el embarazo
La mujer embarazada puede recibir distintos tipos de masajes en función de sus necesidades terapéuticas o de relajación. Estos son los tratamientos más comunes por los que pueden optar las gestantes.
Masaje terapéutico en el embarazo: este tipo de tratamiento está orientado al alivio de algunos de los dolores más frecuentes, como los provocados por contracturas musculares o por la ciática. Esta afección es muy común en la gestación, consecuencia de la inflamación del nervio ciático; produce un dolor intenso en la zona lumbar, que se puede extender al resto de la pierna. El masaje en las zonas afectadas alivia el dolor y ayuda a reducir la tensión muscular.
Masaje circulatorio: se puede realizar desde el cuarto mes de embarazo para activar la circulación de la mujer embarazada y prevenir, de ese modo, problemas relacionados con la retención de líquidos. El masajista incidirá, sobre todo, en las extremidades, especialmente en las inferiores (piernas) que es donde existe mayor riesgo de hinchazón y pesadez por las alteraciones circulatorias que se producen durante el embarazo.
Masaje relajante: el estrés o ansiedad que afecta a muchas mujeres durante la gestación puede eliminarse o, al menos, disminuirse con un certero masaje que ayude a relajar el cuerpo y la mente de la futura madre; en especial cuando se disfruta en un ambiente tranquilo y acogedor. La mujer puede recibir bien un masaje corporal genérico (que incluya distintas zonas) o bien una manipulación en alguna parte específica del cuerpo, como la cabeza o los pies.
Drenaje linfático en embarazadas: esta técnica de masaje fisioterapéutico está indicada para las mujeres embarazadas que padecen un exceso de retención de líquidos durante la gestación. Los especialistas lo recomiendan en las últimas fases del embarazo, cuando los síntomas de hinchazón -que se producen, en especial, en los pies y los tobillos- resultan muy incómodos para la gestante e incluso impiden mantener la actividad habitual diaria. El drenaje consiste en masajear las zonas afectadas para encauzar el líquido retenido hacia el torrente sanguíneo y, así, facilitar su eliminación por vías naturales.
Precauciones para las futuras madres
Consultar con el ginecólogo la conveniencia de recibir un masaje. Él mejor que nadie puede valorar las circunstancias específicas de la mujer y determinar si existe algún riesgo.
Recurrir siempre a un especialista acreditado y a un centro en el que se cumplan las medidas de seguridad e higiene necesarias para este tipo de tratamientos. El sitio web Solo fisio permite acceder a un extenso listado de fisioterapeutas colegiados de nuestro país y realizar una búsqueda por población en la que ejerce.
Esperar al segundo trimestre del embarazo para recibir los primeros masajes. Se trata de una medida de prevención para evitar los riesgos que se asocian a la primera etapa más delicada de la gestación.
Preguntar al especialista sobre correcciones posturales, hábitos saludables y técnicas de relajación que pueda realizar la mujer en el hogar.
Es conveniente acudir a alguno de los centros especializados en masajes prenatales que existen en algunas ciudades, donde atienden de forma específica las necesidades de la embarazada.
Los especialistas aconsejan a las embarazadas recibir los masajes en una posición recostada lateral o sentada.
Además de las técnicas enumeradas, los especialistas en fisioterapia obstetricia recomiendan a las mujeres embarazadas que practiquen -por sí mismas o con ayuda de su pareja- masajes y estiramientos de la zona perineal a partir de la semana 35 de gestación. Según muestran las investigaciones científicas recogidas en la revisión Cochrane ‘Masaje perineal antes del parto para la reducción del trauma perineal’, las mujeres que utilizan esta técnica previa al parto “tienen un 15% menos de probabilidades de requerir una episiotomía (incisión en la zona del periné)” durante el parto.
El masaje perineal se debe realizar una o dos veces por semana y no debe exceder los cinco minutos. Para evitar maniobras incorrectas, lo más aconsejable es que la futura madre solicite información a la matrona o a otros especialistas que participen en la preparación al parto.