¿Qué es la anemia ferropénica?

Conviene conocer los síntomas, las causas y los tipos de tratamiento ante la enfermedad provocada por la deficiencia de hemoglobina
Por EROSKI Consumer 1 de marzo de 2023
Sangre, homoglobina, anemia
Cansancio, fatiga, malestar general, mareos y dolor de cabeza… esos son algunos de los síntomas de la anemia ferropénica o anemia por deficiencia de hierro, un tipo de anemia que se desarrolla cuando no hay suficiente hierro en el cuerpo. Al ser comunes a otros trastornos y enfermedades, es recomendable hacerse un análisis de sangre con el fin de detectar el tamaño y el color de los glóbulos rojos. De esta manera el médico realizará un buen diagnóstico y  recomendará el mejor tratamiento. Entre los más comunes se hallan la administración oral de hierro. El tratamiento debe mantenerse durante varios meses con el fin de reponer las reservas corporales.

Tipos de anemia

La anemia se caracteriza por una disminución en la concentración de hemoglobina o en la capacidad de transportar oxígeno en la sangre. La hemoglobina es la molécula que transporta el oxígeno desde los pulmones a todas las células del organismo. La deficiencia de hemoglobina se puede deber a una disminución del número de eritrocitos, también llamados glóbulos rojos o hematíes, por volumen de sangre o a una reducción del contenido de hemoglobina del interior de los mismos. Los glóbulos rojos viven aproximadamente unos 100 días, y es en la médula ósea donde se están constantemente produciendo nuevos. Para ello, la médula necesita ciertos nutrientes como hierro, ácido fólico, vitamina B12 y proteínas entre otros.

Además de la anemia ferropénica o anemia por deficiencia de hierro, hay algunas más como las que se enumeran a continuación.

  • 👉Anemia por deficiencia de folato. Como su propio nombre indica, los glóbulos rojos disminuyen debido a la falta de folato, una vitamina fundamental para el crecimiento. Entre las razones principales de este tipo de anemia, destaca la falta de ácido fólico en la dieta, la ingesta de algunos medicamentos y el alcoholismo crónico, entre otros.
  • 👉Anemia plástica. Este tipo de anemia aparece cuando el cuerpo deja de producir la cantidad necesaria de células sanguíneas nuevas. Este puede ser un efecto de otros trastornos como el lupus y el linfoma.
  • 👉Anemia perniciosa o por falta de vitamina B12. Se origina la anemia cuando los intestinos no pueden absorber bien la vitamina B12. Se trata de una vitamina determinante para el buen funcionamiento del cerebro, el sistema nervioso y la formación de la sangre. Su tratamiento pasa por aumentar los niveles de vitamina B12 a través de suplementos o inyecciones.
  • 👉Anemia drepanocítica. Este tipo de anemia se define como un grupo de trastornos hereditarios de los glóbulos rojos, que hacen que estos se endurezcan y se pongan pegajosos.

¿Cuáles son los causas?

La causa principal en el desarrollo y aparición de anemia ferropénica es el descenso de los depósitos de hierro orgánicos, provocando paralelamente una reducción del número de hematíes o glóbulos rojos. El organismo humano contiene unos 4 g de hierro de los cuales la mayor parte (unos 2,5 g) se hallan unidos a una proteína (transferrina) formando la hemoglobina. Por tanto, el hierro es imprescindible para la formación de la hemoglobina. En el hígado, el bazo y la médula ósea se almacena en forma de ferritina que constituye la reserva de hierro en el organismo.

Diariamente, una persona adulta pierde alrededor de 1 mg de hierro a través de piel, mucosas, heces y orina. La mujer fértil tiene mayores pérdidas a través de la menstruación. Durante el embarazo existe un cierto grado de anemia causado por un aumento de la demanda de hierro por parte del feto acompañado de un incremento del volumen de sangre circulante. En los adultos la causa más frecuente suele ser la pérdida crónica de sangre o la disminución en la absorción de este mineral por enfermedades que afecten al duodeno -parte del intestino próxima al estómago donde se produce la absorción de hierro- (úlceras, enfermedad inflamatoria intestinal, hemorroidesl…). Los niños a menudo presentan este tipo de anemia durante los periodos de desarrollo y crecimiento rápidos por un aumento de las necesidades debido al constante crecimiento de los tejidos.

La anemia ferropénica que se debe a una ingesta inadecuada de hierro es la más frecuente en nuestro medio. Una alimentación insuficiente o monótona puede favorecer, bien por ignorancia o por falta de recursos económicos, un consumo habitual bajo en hierro.

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Imagen: Stephen Dickter

Síntomas de la anemia ferropénica, ¿se puede prevenir?

Ante síntomas como cansancio, agotamiento extremo, palidez, fatiga, sensación de pérdida de aire, incluso caída del cabello y manos y pies fríos, es necesario acudir al médico y hacerse un análisis de sangre, para que diagnostique que se trata de una anemia por deficiencia de hierro y recomiende el mejor tratamiento para recuperarse. También es habitual que aparezca durante el embarazo.

Respecto a su prevención, los expertos recomiendan tomar hierro suficiente en la dieta normal, a través de los alimentos ricos en hierro, como pescados, mariscos como los mejillones, aves y carne roja, esta última sin abusar. También hay suplementos de hierro de venta en farmacias, pero antes de su ingesta conviene hacer una consulta con el médico que, tras la realización de los exámenes pertinentes, valorará la administración de estos suplementos de hierro.

Tratamiento

Hay dos tipos de tratamiento:

➡️ El tratamiento principal de la anemia ferropénica es la administración oral de hierro. La cantidad absorbida no se halla linealmente relacionada con la cantidad ingerida. Además la aparición de efectos secundarios (nauseas, estreñimiento o diarreas…) con los preparados de hierro limita la cantidad administrable. El tratamiento debe mantenerse durante varios meses con el fin de reponer las reservas corporales.

➡️ El tratamiento dietético es complementario al tratamiento farmacológico y está orientado a incluir en la alimentación diaria alimentos ricos en hierro de fácil absorción y otros alimentos, que por su composición nutricional favorecen la absorción tanto del hierro aportado a través de los alimentos como del hierro administrado farmacológicamente. A través de la alimentación, la absorción depende de la forma química en la que se encuentre este mineral en los alimentos. Así, el hierro contenido en los alimentos de origen animal (carne, hígado, pescados y yema de huevo) es hierro hemo y se absorbe mejor que el hierro no hemo aportado por los vegetales (cereales integrales o enriquecidos, legumbres, verduras y hortalizas). Hay nutrientes que favorecen la absorción de hierro de los alimentos como la vitamina C y las proteínas, entre otros.

De la misma manera, existen sustancias presentes en mayor cantidad en ciertos alimentos que interfieren con la absorción de hierro (ácido oxálico, taninos, fitatos…), y que habrá que tener en cuenta a la hora de planificar la alimentación.

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