La verdad es que casi todo son ventajas: pesan poco, caben en cualquier bolsillo, aguantan mejor el calor y el frío sin necesidad de aislante térmico, se deshacen en la boca casi sin esfuerzo y se digieren fácilmente. Los hidratos de carbono son el ingrediente principal de estos productos, en concreto,en forma de glucosa y fructosa, lo que permite recargar de manera muy rápida los depósitos de glucógeno.
Además, contienen minerales y vitaminas esenciales para el organismo. Las vitaminas B1, B2 y B6, favorecen la asimilación de los hidratos de carbono para liberar energía; la vitamina C, además de su efecto antioxidante (evita la oxidación de los radicales libres), mejora la recuperación y la absorción de hierro (mineral indispensable para el transporte de oxígeno, desde los pulmones a los tejidos, sobre todo los músculos).
Las barritas contienen entre 350 y 500 calorías por cada 100 gramos. Las marcas más prestigiosas cuentan en su oferta con barras que pesan alrededor de 30 g y que aportan entre 100 y 150 calorías. Ahí radica la mayor virtud de estos alimentos: ayudan a conseguir calorías extras en comidas muy ligeras, lo cual permite comer antes, durante y después del ejercicio sin que la digestión interfiera en el esfuerzo.
Todas estas ventajas son ciertas, pues nadie duda de la efectividad de las barritas energéticas y de la utilidad que tienen para el deportista que lleva a cabo actividades de larga duración como es el caso de la escalada, expediciones de montaña, senderismo, maratones o ciclismo.
Estos productos están elaborados para satisfacer las necesidades energéticas del deportista durante un esfuerzo intenso y prolongado, de forma que ayudan a disminuir la fatiga, a optimizar el rendimiento y,además, facilitan una recuperación más rápida después del ejercicio. En actividades deportivas de larga duración se aconseja tomar una barrita antes del ejercicio, otra durante, y otra antes de las dos horas de haberlo finalizado.