Desde que comenzó la crisis, un gran número de negocios ha tenido que echar el cierre. La mayoría son pequeñas y medianas empresas que no han podido hacer frente a la situación que se les vino encima casi sin avisar. En muchos casos, la quiebra se ha debido a que no han sido capaces de hacer frente a sus deudas y, en ocasiones, a esto se ha unido que el dinero que les debía la Administración u otros empresarios no ha llegado a tiempo y les ha obligado a poner fin a un negocio que hasta hace poco tiempo era rentable. Conseguir que los deudores devuelvan el capital prestado es fundamental para sacar a flote una compañía, pero es muy complicado, así que, mientras esto se produce, se pueden seguir otras estrategias que se indican en el siguiente artículo, para evitar que la empresa quiebre.
1. Detectar las primeras señales de que algo va mal
Es fundamental atajar el problema cuanto antes. En el momento en que la empresa comienza a tener pérdidas, falta de liquidez o descenso en el número de clientes, hay que ponerse manos a la obra para descubrir de dónde provienen las dificultades e intentar solventarlas.
Dejarlo para más adelante solo hace que las complicaciones crezcan y cuando el empresario quiera solucionarlas, quizá sea demasiado tarde.
2. Aceptar que la sociedad ya no es la misma que hace unos años
La sociedad, con sus usos y gustos, ha cambiado y es muy probable que las estrategias que llevaron a una empresa al éxito no sirvan en la actualidad.
Utilizar las nuevas tecnologías y las redes sociales puede ayudar a promocionar la empresa
Hay que abandonar esas pautas y seguir otras diferentes, detectar dónde está el negocio, partir de lo que hace la empresa y ver en qué puede cambiar su producto, lo que ofrece, innovar para plegarse a las necesidades actuales del mercado.
3. Estudiar cómo es el cliente hoy
Tampoco los españoles son como antes de la crisis. El paro, la reducción de ingresos y un futuro incierto han hecho que el consumo se reduzca de manera extraordinaria. Quienes antes compraban sin temor, hoy miran cada gasto con lupa.
Hay que detectar qué quieren, cuánto están dispuestos a pagar, de qué prescindirían… para así replantearse la estrategia de negocio.
4. Aceptar diversas opiniones
En un momento en que todo está en continuo cambio, es muy importante dejarse asesorar. Las organizaciones empresariales, mediante reuniones y cursos, pueden dar claves muy importantes para sacar adelante un negocio.
También es relevante ver cómo otras compañías han remontado en una situación precaria. Los periódicos económicos y los informativos de televisión suelen poner ejemplos de empresas que, con técnicas muy sencillas, han sabido reorientar su negocio. En muchos casos, es posible aplicar estas pautas en la propia empresa.
Y no menos importante es la opinión que puedan aportar los trabajadores. Ellos están en contacto día a día con los clientes, con el producto y saben bien lo que quiere el ciudadano y cómo mejorar las ventas.
5. Prescindir de lo superficial
Muchas veces la empresa tiene infraestructuras que apenas utiliza, locales mal situados a los que acude muy poca gente, teléfonos de empresa innecesarios para los empleados, trabajo mal repartido, elevadas dietas por comidas, es cliente de un banco que le cobra muchas comisiones, etc. Si el empresario logra deshacerse de lo superfluo, es posible ahorrar un dinero que puede dedicarse a cosas más importantes.
6. Elaborar una nueva estrategia de negocio
Con toda esta información (cómo son los clientes en la actualidad, qué piden, qué necesitan, etc.) el empresario debe elaborar nuevas estrategias, cambiar cuando sea necesario…
Para ello también hay que ver el capital con el que cuenta la compañía. Estas modificaciones no siempre tienen que ser profundas. A veces, bastan cambios pequeños sirven para dar un nuevo aire al negocio. Dirigirse a otros clientes o renovar el establecimiento si está de cara al público son transformaciones que pueden dar un nuevo empuje a la empresa.
7. Apostar por el teletrabajo
Cuando el tipo de negocio lo permita, puede ser una buena idea que los empleados realicen la mayor parte de su jornada laboral desde casa. Algunas empresas optan por que los trabajadores solo vayan a la oficina uno o dos días y el resto del tiempo ejerzan sus funciones a distancia.
De manera temporal, las ofertas pueden servir para reflotar el negocio
Además de que el teletrabajo suele ser positivo para los empleados, supone un ahorro para la empresa en electricidad, calefacción, pluses de transporte e incluso puede trasladarse a locales más pequeños. Según algunos estudios, aumenta la productividad.
8. Ofertas impactantes
De manera temporal, las ofertas pueden servir para reflotar el negocio.
Hay empresas al borde de la quiebra que han bajado mucho el precio de sus productos, sin disminuir la calidad, y han logrado no solo capear el temporal, sino aumentar sus ventas y generar puestos de trabajo.
9. Darse a conocer tras los cambios realizados
De nada sirve la nueva estrategia, las ofertas o la renovación del local, si la gente no sabe que la empresa ha cambiado. Mediante acciones de márketing y publicidad se puede informar al público sobre las novedades, la bajada de precios, el nuevo producto que se ofrece…
Estas promociones no siempre tienen por qué ser demasiado costosas. Cuando el negocio está a pie de calle, se puede utilizar el propio local para dar esta información al ciudadano. Las cuñas radiofónicas o el reparto de folletos también suelen ser eficaces.
10. Utilizar las nuevas tecnologías y las redes sociales
Internet es una herramienta muy útil para dar a conocer el negocio. Hoy en día, muchas personas consultan a través de la Red la información que antes buscaban en las guías telefónicas.
Tener una página web atractiva y clara es muy importante para cualquier tipo de negocio. Además, estar en las redes sociales es un punto a favor de las empresas, que pueden promocionarse de manera casi gratuita.