Su origen se atribuye al Budismo y a las religiones primitivas de la India y se relaciona con la prohibición de sacrificar animales. Pero en contra de lo que muchas personas piensan, esta prohibición no se debe originalmente a un sentimiento de bondad y compasión hacia ellos, sino más bien a la doctrina de transmigración de las almas, es decir, a la reencarnación en animales.
El vegetarianismo alcanzó cierta popularidad en Europa a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, asociándolo a la idea del retorno a una vida más sencilla, a lo «natural» y como reacción ante los excesos de los poderosos. Cobra especial auge en Inglaterra a finales del siglo XIX con la creencia de que el consumo de alimentos vegetales los conducía a la salud y la virtud, mientras que el consumo de carne en general, conducía a «la enfermedad, la superstición y al crimen».
Si hoy día preguntamos a quienes son vegetarianos acerca del porqué de su elección, los motivos son muy diversos:
– Justificaciones dietéticas: Rechazan el consumo de carne; ya que afirman que se trata de un alimento muerto, tóxico y muy manipulado. – Éticas: Que ningún animal sufra por mí. – Sociales: Rebeldía contra los excesos de la sociedad de consumo actual en contraste con los países en vías de desarrollo o personas con recursos limitados. – Humanitarias: Reducir el gasto que conlleva la producción de carne como alimento y aumentar el consumo de alimentos vegetales en detrimento de los de origen animal para luchar contra el hambre en el mundo, etc.
Modalidades vegetarianas
Las variantes más estrictas de dieta vegetariana difícilmente pueden satisfacer las necesidades del organismo
Las modalidades más completas y menos estrictas son el vegetarianismo u ovo-lacto-vegetarianismo y sus tendencias más cercanas, ovo-vegetarianismo y lacto-vegetarianismo, puesto que además de alimentos vegetales (cereales, patatas, legumbres, verduras, frutas frescas y frutos/as secos/as, aceites y otras grasas como la nata y la mantequilla), admiten el consumo de miel, lácteos y huevos como alimentos de origen animal.
Por otro lado están los regímenes más estrictos, y entre ellos mencionaremos a los vegetalinos o vegetalistas (sólo incluyen alimentos vegetales y no admiten, huevos, lácteos ni miel), los veganos o veganistas (similar a la dieta vegetalista), los cerealistas o dieta macrobiótica (a base de cereales), los frugívoros (se alimentan exclusivamente a base de frutas frescas, secas y bayas) y los crudívoros, que sólo toman alimentos crudos.
¿Son dietas completas desde el punto de vista nutricional?
Está demostrado que una dieta ovo-lacto-vegetariana bien planteada puede ser consistente y tener un buen aporte nutricional. Realmente, las dietas vegetarianas no estrictas en personas sanas y correctamente diseñadas no acarrean ningún riesgo para la salud y pueden cumplir perfectamente con las necesidades individuales. Sin embargo, en ciertas etapas de la vida en que las necesidades de ciertos nutrientes están aumentadas (embarazo, lactancia y etapas de crecimiento y desarrollo -infancia y adolescencia-), existe un mayor riesgo de que aparezca déficit de hierro. En esos casos es necesario recurrir a suplementos de manera sistemática, siempre bajo supervisión profesional.
En cuanto a las variantes más estrictas, es obvio que muy difícilmente podrán satisfacer las necesidades del organismo, a pesar de que se empleen complementos alimenticios, ya que no incluyen alimentos básicos necesarios para que nuestro cuerpo funcione correctamente cada día.
Alimentos que deben incluirse en la dieta ovo-lacto-vegetariana
Para que la dieta sea completa deberán incluirse cada día:
1. Leche o lácteos o productos a base de soja fortificados (con calcio y vitaminas A y D) y ciertas algas y sésamo fermentado como complemento (Klamath, Hiziki, Wakame…) principalmente como fuente de calcio y proteínas de buena calidad. 2. 1 huevo + 1 clara, mezclado con lo que se quiera, como fuente de proteína completa y otros nutrientes. 3. Cantidad suficiente de cereales, féculas y legumbres: pan, arroz, pastas alimenticias, sémola, tapioca, patata, lentejas, garbanzos, etc. 4. Combinar la legumbre con arroz, los cereales o la patata con leche, ya que la proteína es más completa de esta forma. 5. Consumir 2 platos al día de verduras u hortalizas. 6. Tomar como mínimo tres piezas de fruta al día e incluir así mismo nueces y semillas. 7. Para mejorar el aprovechamiento del hierro vegetal (de peor absorción que el de origen animal) se debe acompañar la comida con alimentos ricos en vitamina C. Por ejemplo pimiento, berza y coliflor con las legumbres, zumo de limón como aliño de ensaladas y verduras cocidas, etc. 8. Pueden incluirse complementos dietéticos (nunca pueden sustituir a un alimento) tales como: germen de trigo, levadura de cerveza, polen, algas, salsas de soja, germinados, etc. 9. Se pueden incluir ciertos productos llamados popularmente «carnes vegetales» (derivados del trigo y de la soja), que pueden hacer la dieta más variada y completa.