El risotto es un plato de arroz que no entra ni en los arroces secos ni en
los caldoso, más bien podría ser incluido en el apartado de arroces
cremosos, pero el método de cocción es totalmente distinto.
Para la preparación del risotto deberemos añadir el caldo al arroz
gradualmente, de manera que siempre esté jugoso pero nunca inmerso en líquido.
Para ello es preciso quedarse junto a la sartén con caldo o agua al lado.
Al principio se ha de remover constantemente y conforme se vaya cociendo, con
menos frecuencia. El motivo de removerlo es que al final de la cocción
quede una consistencia cremosa. Al ser una preparación italiana no debe
faltar el queso rallado, el cual deberá ser mezclado al final de la cocción
o ser servido en bol aparte para que cada comensal se añada a su gusto.
El arroz utilizado en estos casos es el de grano corto o en su defecto el integral.