“¿Qué preferís: niño o niña?” Internet está llena de supuestos métodos caseros para elegir el sexo del futuro hijo durante el embarazo, aunque su eficacia no está en modo alguno garantizada. En este artículo se explica la falta de rigor científico de estas teorías: desde las que señalan la influencia de la dieta en el sexo del bebé a las que programan las relaciones sexuales de la pareja.
Dieta y sexo del futuro bebé
Una de las teorías que relacionan la dieta de la madre con el sexo del futuro bebé sugiere que el género puede estar condicionado por la mayor o menor ingesta de calorías de la mujer en el tiempo de concepción.
Una investigación de la Universidad de Exeter y la Universidad de Oxford estudió los hábitos alimenticios de 750 madres primerizas y el sexo de sus hijos. La conclusión fue muy ligera y no determinante desde el punto de vista estadístico. Las mujeres que ingerían más calorías cuando fueron a concebir dieron a luz a varones en mayor proporción (56%) que las que tenían una dieta más restrictiva.
Algunas teorías sugieren que el género puede estar condicionado por la ingesta de calorías durante el embarazo
Por otra parte, el doctor francés Joseph Stolkowski, de la Universidad Pierre y Marie Curie, sostiene que los componentes minerales de la dieta de la madre pueden influir en la formación de la membrana que rodea el óvulo femenino, y hacerlo más receptivo a los espermatozoides X o Y. Según este especialista, una dieta rica en sodio y potasio es más efectiva para gestar un varón. Sin embargo, esta hipótesis tampoco cuenta con verificación científica por los métodos habituales.
Método de Shettles para elegir el sexo del bebé
La teoría propuesta hace ya cuatro décadas por Landrum Shettles, ginecólogo estadounidense pionero en la investigación sobre la fecundación in vitro, es una de la más conocidas y extendidas por todo el mundo.
El método Shettles consiste en programar las relaciones sexuales en determinados días del ciclo femenino
El sistema, recogido en el libro ‘Elige el sexo de tu bebé’ (Cúpula, 2009), consiste en programar las relaciones sexuales en determinados días del ciclo femenino. El fundamento del método Shettles se basa en que los espermatozoides portadores del cromosoma Y (que produce un varón) son más rápidos, pero tienen un periodo de vida más corto, mientras que los portadores del cromosoma X (para niña) son más lentos, pero sobreviven más tiempo.
Según esta premisa, si las relaciones sexuales se mantienen más cerca del momento de la ovulación, los espermatozoides Y llegarán antes que los X para concebir. Sin embargo, si el coito se produce unos días previos a la ovulación, existirán más probabilidades de que sobrevivan los espermatozoides X para fecundar el óvulo.
Aunque la evidencia científica aportada por Shettles en su obra para sostener su hipótesis augura un éxito del método del 75 o 90%, otras investigaciones refutan la teoría de Shettles y niegan cualquier relación entre el sexo del bebé y el momento de la concepción.
Método Whelan para escoger el sexo del bebé
La doctora Elizabeht Whelan, presidenta y fundadora del Consejo Americano de Ciencia y Salud, expone en su obra ‘Boy or Girl’ (Pocket Books, 1991) un método de selección natural del sexo del bebé contrario al propuesto por Shettles, que asegura que tiene una eficacia del 68% para tener un varón y del 56% para una niña.Esta teoría se basa también en la programación de las relaciones sexuales en un momento específico pero, según Whelan, para tener mayor probabilidad de tener un varón es necesario tenerlas durante los cuatro y seis días previos a la ovulación. La mujer experimenta determinados cambios bioquímicos durante ese periodo, que favorecen la supervivencia de los espermatozoides con cromosoma Y, afirma este sistema. Para buscar una niña propone mantener relaciones dos y tres jornadas antes a la ovulación.
Método Baretta
La bioquímica argentina Adriana Bareta ha desarrollado un método de selección del sexo del bebé basado en una combinación de la dieta de la madre y el control de su ciclo de ovulación. Esta teoría la explica en su obra ‘¿Niño o niña? Ya puedes elegir’ (MAD, 2011).
Según Baretta, el grado de acidez o alcalinidad del moco cervical femenino previo a la ovulación afecta a la prevalencia de los espermatozoides X o Y. Por tanto, es necesario analizar en qué momento del ciclo estas secreciones son favorables a unos u otros espermatozoides.
Asimismo, esta especialista indica que la mujer puede iniciar en los tres meses previos a la concepción una dieta que modifique el moco cervical: rica en sodio y potasio, si se busca un varón, y más elevada en calcio y magnesio, si lo que se desea es una niña.