La falta de deseo sexual en hombres es un problema creciente en las consultas de sexología. Los varones también pierden la libido, algo que hasta la fecha se consideraba exclusivo de las mujeres. Las causas de la pérdida de apetito sexual son variadas, pero la principal es el estrés. Este artículo detalla que también el cansancio y la crisis económica merman el deseo sexual y qué alteraciones físicas y psicológicas pueden afectarle. También se aportan datos sobre cómo la monotonía en el sí de la pareja pasa factura a las relaciones sexuales.
El cansancio y el estrés laboral son los factores que más afectan al deseo sexual masculino, según un estudio publicado en la revista Journal of Sexual Medicine. La investigación fue llevada a cabo mediante entrevistas realizadas a través de Internet a 5.255 hombres heterosexuales de Portugal, Croacia y Noruega. Los datos obtenidos también revelan que, después del cansancio y el estrés laboral, los problemas en la relación de pareja son una de las mayores causas de la falta de libido. Esto ocurrió en un 14,4% de los encuestados, que admitieron una disminución del deseo por este motivo.
Los resultados del trabajo, coordinado por Ana Alexandra Carvalheira, presidenta de la Sociedad Portuguesa de Sexología Clínica y realizado en colaboración con las universidades de Oslo y Zagreb, mostraba que los varones con edades comprendidas entre los 30 y 40 años son los más afectados, ya que casi uno de cada cuatro reconoció una disminución de la libido. Es probable que se deba a que es la etapa de la vida en la que se concentra una mayor cantidad de eventos estresantes: matrimonio, hijos, divorcio y responsabilidad profesional. A este grupo le sigue el de hombres entre los 40 y 60, en el que uno de cada cinco comentó el problema. Los grupos de edad menos afectados son los más jóvenes y, en contra de lo que quizás cabría esperar, los mayores de 60 años (solo uno de cada diez confesó pérdida del interés sexual).
La crisis económica afecta al deseo sexual
Los hombres con edades comprendidas entre los 30 y 40 años son los más afectados por la disminución del deseo sexualLa crisis también pasa factura en este aspecto. En la investigación se constató que la posibilidad de experimentar dificultades de salud sexual en los últimos 12 meses era casi dos veces mayor en los hombres que admitieron tener problemas en el ámbito profesional. Además, los especialistas aseguran que cada vez son más los varones que acuden a las consultas de sexología por la falta de deseo.
En este aspecto, hay ideas preconcebidas acerca del impulso sexual masculino que siempre no son ciertas. No es verdad que los hombres estén siempre disponibles para el sexo; a ellos también les afectan el cansancio y los problemas laborales y de pareja. Estas creencias culpabilizan doblemente al varón, ya que ante el problema, se siente a la vez sorprendido y culpable. Muchos se ven presionados con su vida sexual, con la idea de que deben satisfacer a su pareja y que se les está examinando. Esto puede llevar a situaciones de tensión que no propician el deseo.
Deseo disminuido por enfermedades orgánicas y psicológicas
Además de los problemas psicológicos y sociales, detrás de una merma del apetito sexual puede esconderse algún problema orgánico, como trastornos del tiroides o niveles anómalos de prolactina. Por otra parte y, al igual que le ocurre a la mujer durante la menopausia, la andropausia masculina provoca un descenso en los niveles hormonales de testosterona, que puede llevar a la falta de libido.
Determinados medicamentos también pueden repercutir de manera negativa en el apetito sexual: afecta al impulso o dificulta la erección. Este es el caso de algunos antidepresivos, fármacos para la hipertensión o para la próstata. Cuando haya una causa orgánica como un desorden hormonal o un efecto secundario de un fármaco, el tratamiento oportuno puede solventar el problema.
A su vez, las disfunciones sexuales, como las dificultades con la erección o la eyaculación precoz, a la larga generan una asociación negativa con el sexo, acompañada de vergüenza y frustración, que pueden desencadenar en una pérdida del interés y el deseo sexual.
La falta de deseo sexual, por otro lado, puede ser un reflejo de un problema más grave, como una depresión: los hombres que atraviesan un cuadro depresivo tienden a mostrar total apatía por el sexo y muy baja autoestima, por lo que se ve disminuido.
Pero lo más frecuente es que detrás del problema haya un factor social o psicológico que afecte de forma negativa. El trabajo excesivo, la falta de tiempo y las preocupaciones familiares, económicas y sociales repercuten en todos los aspectos de la vida y salud, incluso la vida sexual.
La monotonía es otro de los obstáculos para el sexo. Cuando las relaciones íntimas se llevan a cabo siempre en la misma situación, el mismo día de la semana y a la misma hora, se puede dar una falta de motivación. Hay que buscar romper la rutina para que la libido siga viva y que el momento del encuentro sexual no sea una obligación que cumplir.
En otros casos puede ser el reflejo de problemas en la pareja: la falta de comunicación con el otro, las discusiones y el desinterés son problemas comunes en muchas relaciones que pueden afectar al erotismo. Hay que tener en cuenta que el sexo forma parte de la vida de una pareja y, si la relación cotidiana es mala, el sexo no puede ser la excepción.