La incidencia de los trastornos mentales es mayor en las mujeres que en los hombres. Aunque los factores genéticos u hormonales influyen, muchos expertos consideran que factores sociales tales como estar en paro o la sobrecarga de trabajo explican que ellas sufran más problemas psicológicos como depresión o ansiedad. En este artículo se describen cuáles son las principales causas de los trastornos mentales en las mujeres y sus factores de riesgo.
Una de cada cinco personas padece alguna enfermedad mental, como depresión, trastorno de ansiedad, adicciones, esquizofrenia, etc. Se considera que el riesgo de sufrir una patología psiquiátrica está determinado por la genética, lo que se denomina «vulnerabilidad biológica», y por el ambiente, es decir, por las vivencias de la persona, como la familia en la que crece o las circunstancias a las que tiene que enfrentarse, como la muerte de un ser querido o la pérdida del empleo.
Los investigadores en el campo de la psiquiatría intentan determinar cuánto pesa la genética y cuál es el valor del ambiente en el desarrollo de las enfermedades mentales. No es un objetivo sencillo, porque hay muchos genes implicados y diversos factores ambientales que pueden favorecer que se desencadenen.
Las principales causas de los trastornos mentales en mujeres
El estudio PISMA-ep es la mayor investigación realizada en Andalucía para evaluar cuáles son las principales causas de las enfermedades mentales. En ella han participado la Universidad de Granada, el Hospital Universitario San Cecilio de Granada, la Escuela Andaluza de Salud Pública y el Programa de Salud Mental del Servicio Andaluz de Salud.
De este sondeo, que aún está en marcha, ya se han obtenido los resultados de la fase piloto. Una de las conclusiones más interesantes es que las mujeres que están en paro y en situación de adversidad social son el colectivo con mayor riesgo de sufrir un trastorno mental.
Más depresión, ansiedad y trastornos alimentarios
Las mujeres en paro y en situación de adversidad social son el colectivo con mayor riesgo de sufrir un trastorno mental
Como indican numerosos estudios, el género femenino tiene mayor riesgo de sufrir una enfermedad mental que los hombres. Sobre todo porque la incidencia de la depresión y los trastornos de ansiedad es mucho mayor en ellas. Se estima que padecen depresión el doble de las mujeres que de hombres y, según el informe «Consenso Español sobre Trastorno de Ansiedad Generalizada», el trastorno de ansiedad afecta a dos mujeres por cada hombre. Además, ellas también sufren con más frecuencia trastornos alimentarios, como anorexia o bulimia.
La Encuesta de Salud de Cataluña 2011 concluye que «las mujeres presentan mayor riesgo de mala salud mental que los hombres en todas las edades, excepto entre la población menor de edad. A partir de 54 años, la prevalencia femenina crece de forma importante».
Factores de riesgo para las mujeres
Hay algunos trastornos psiquiátricos, como la depresión, en el que los factores hormonales pueden jugar un papel fundamental. Las hormonas explican que entre el 3% y el 8% de la población femenina en edad reproductiva sufra trastorno disfórico premenstrual, que se caracteriza por síntomas de depresión graves, irritabilidad y tensión antes de la menstruación.
Sin embargo, hay factores sociales, como el hecho de estar en paro, la sobrecarga de trabajo o vivir una situación de violencia psicológica o física, que afecta más al género femenino y predisponen a que se desarrolle una patología psiquiátrica.
En la actualidad, la tasa de paro es algo más elevada entre las mujeres que los hombres.
Y la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su ‘Informe Mundial sobre Violencia y Salud’, señala que la violencia doméstica se asocia con los siguientes problemas psicológicos: trastorno de estrés postraumático, depresión, ansiedad, problemas psicosomáticos, abuso de alcohol y drogas, trastornos alimentarios, trastornos del sueño y fobias y trastorno de pánico, entre otros.
Asimismo, ellas siguen dedicando más horas a las tareas domésticas que los hombres. Según la última Encuesta del Empleo del Tiempo, del Instituto Nacional de Estadística (INE), las mujeres destinan de media cada día al hogar y la familia 4 horas y 29 minutos. En cambio, los hombres solo lo hacen 2 horas y 32 minutos. Ellas también son las que, en general, se encargan de cuidar a sus familiares dependientes. Toda esta sobrecarga de trabajo y diversidad de roles (madre, cuidadora, trabajadora) facilitan trastornos como la depresión o la ansiedad.
Como señala el informe ‘Salud mental’, realizado por la psiquiatra Isabel Montero Piñar para el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, «una de las hipótesis que se ha barajado para explicar las diferencias de género en la depresión se basa en asumir que las mujeres presentan un mayor número de acontecimientos estresantes«.
El Instituto de la Mujer, que depende del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, ha publicado un documento, titulado ‘La salud mental de las mujeres’, en el que ofrece una serie de reflexiones sobre este tema.
- La disyuntiva actual hace que si las mujeres no se conforman con el rol subalterno tradicional de esposa y madre, se ven compitiendo con los varones en entornos laborales masculinizados. Si optan por el desarrollo de una profesión y la maternidad, tienen que decidir por dos roles difícil de compatibilizar que generarán insatisfacciones y conflictos personales.
- Es necesario tener un proyecto de vida propio que no esté en función de las personas que les rodean. No ser solo “hija de…”, “esposa de…” o “madre de…”, sino tener motivaciones, tiempo para relacionarse y poder tomar decisiones para sentirse satisfechas y tener ilusiones.
- Poner un horario al trabajo doméstico, con el fin de tener tiempo para realizar actividades, formarse, relacionarse, divertirse…
- Compartir responsabilidades con la pareja e involucrar a los hijos y mayores de la casa en las tareas según su edad y capacidad.
- Cuando haya que cuidar de otros familiares, personas mayores o enfermas, buscar ayuda en las personas del entorno, para compartir la atención que requieren, e informarse de las prestaciones sociales a las que se puede acceder.